jueves, 26 de mayo de 2011

POLÍTICA O POLITIQUERÍA


Por: Agustín Angarita Lezama
La madre de un estudiante, me decía, no sin cierta rabia entremezclada con desencanto, ¿para donde va este país? Estamos inundados de corrupción y mentiras, nuestros hijos miran con asco todo lo que tenga que ver con la política y sus instituciones. ¿Qué hacer, entonces?
Esbozo una respuesta a esas inquietudes. Una cosa es política y otra muy distinta politiquería. Lo que usted ve por muchas partes es la práctica ramplona y bochornosa de la politiquería. Esta se guía por la idea equivocada que la política es para utilización personal, que se hizo para manipular, para aprovechar oportunidades en beneficio propio, en pocas palabras, que con tal de llegar no importa cómo se haga. Es decir, que el fin justifica cualquier medio. Vea señora, no se equivoque, si usted escucha a un candidato hablando mal de los demás, inventando todo tipo de cuentos y mentiras, prometiendo esta vida y la otra, no lo dude, usted está frente a un ejemplar destacado de la politiquería, sea mujer u hombre.
¿Que aún no le queda claro el asunto? Un politiquero, como no tiene ideas ni propuestas, muestra su chequera, derrocha dinero, ofrece pagar testigos y pregoneros el día de las elecciones, paga periodistas y comunicadores para que hablen bien de él, para que inventen fantasías sobre cualidades y realizaciones. Si escucha con atención a una o a uno de esos politiqueros, constatará que no tienen un programa articulado, coherente y serio de propuestas y proyectos, sino una lista, que se parece a las del mercado, donde apuntan una serie de necesidades, tratando de impresionar sobre lo que quieren hacer. Si les mira la hoja de vida, verá que la rellenan de cursillos elementales o se inventan estudios en universidades extranjeras para aparentar sabiduría. Pero cuando lo conoce,  se da cuenta que hablan y escriben tan mal, que no es posible que hayan estudiado mayor cosa.
¿Qué le explique que es un político? Señora, un verdadero político piensa y vive para el bien común, ha sido desde siempre su estilo de vida, su costumbre. Cuando se comunica, lo hace para entender y que lo entiendan, no para engatusar ni engañar. Está dispuesto a decir la verdad, sin importar costos, a mantener contacto directo con sus conciudadanos. Un político llora de emoción, no para impresionar ni para que le tomen fotos. Reconoce sus defectos y trabaja sin descanso para subsanarlos. Un político convence electores, no paga para que voten por él. Un político tiene las manos limpias y el corazón sereno, por eso no hace política insultando, denigrando ni mintiendo. Un político abomina la corrupción.
Quiero, querida señora, que este domingo que se vota en la consulta para escoger candidatos de dos partidos, distinga con facilidad. Los politiqueros se creen únicos, verdaderos, puros y están dispuestos a ganar, así sea con trampas. Utilizan la táctica de los pájaros tirándole a las escopetas: compran conciencias y hacen todo tipo de trampas y triquiñuelas, pero para ocultar su pecado, salen a gritos a acusar a los demás. De los politiqueros ni siquiera sus esposas o esposos hablan bien… Un político ofrece un programa articulado, coherente, realizable, innovador y por ese es que hay que votar. La ley exige voto programático, no votar por una imagen que se diluye una vez haya capturado su voto. 

sábado, 21 de mayo de 2011

DEPENDENCIA Y AUTONOMIA PARA LA CONVIVENCIA

Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Según estudios la tierra se formó hace cinco mil millones de años. También, que hace cuatro mil quinientos millones de años emergió la vida en la tierra. Mucho más cerca de nuestros días, hace sólo unos cinco millones de años, aparecieron unos seres que se diferenciaron de los primates y tomaron una posición completamente erecta y desplazamiento bípedo, eran los homínidos, un intermedio entre los grandes simios y los humanos actuales. Los homínidos pasaron por diferentes transformaciones y, al parecer, hace millón y medio de años, se expandieron por lo que hoy se conoce como Europa, África y Asia. Hace escasos doscientos mil años aparecieron los humanos. Somos muy recientes en este planeta.
homínido
Todos los seres vivos están constituidos por células. Todas las células poseen una membrana que los diferencia del medio exterior. Esa membrana separa a ese ser vivo de su ambiente pero no lo aísla. No lo aísla porque esa célula necesita del medio para sobrevivir. De él toma lo que necesita y vive en permanente intercambio de materia, energía e información. Es decir, la célula depende del medio en que vive para mantenerse viva. Con el tiempo las células se unieron y conformaron  seres multicelulares: animales, árboles, plantas, primates, homínidos…
Uno de los aspectos que consideran clave en la transformación de los homínidos en humanos, es la cultura. Los humanos, como cualquier ser vivo, son dependientes. Pero los seres humanos no son todos iguales, existen en una variedad increíble, por lo tanto han construido con el discurrir del tiempo sus propias costumbres, hábitos y normas de conducta, es decir su autonomía. En su interdependencia y autonomía con otros seres vivos y no vivos, surgió la cultura, el lenguaje, la solidaridad, la sociedad… Los estudios sobre la vida y su evolución nos enseñan la importancia de la interdependencia para los seres vivos. La vida como tal de los humanos se da en el lenguaje, en la cultura, en sociedad. Pero no siempre la cultura recoge lo que ha aprendido y enseñado la biología.
Nuestra sociedad y nuestra cultura nos enseñan que somos seres independientes, que nuestra relación con los otros es una relación mediada por intereses. Nos enseñan a entender la solidaridad como un acto de caridad, donde el que algo tiene da a los que nada tienen, casi siempre mediado por el deseo terrenal o celestial de gratificación. Desde la biología se aprende que como seres dependientes necesitamos de los otros y que cualquier acto que afecte al otro, nos daña, nos lastima. En contraste, desde la cultura patriarcal en la que  crecimos, aprendemos que la naturaleza es algo que existe fuera de nosotros, que es independiente de nosotros y que es algo para dominar, para controlar y poner a nuestro  servicio. Son dos maneras muy distintas de relacionarnos entre nosotros y con la naturaleza.
Si un individuo siente y entiende que es dependiente y autónomo, y que por su interdependencia convive con otros humanos que también se sienten y son autónomos, la manera de convivir es en el respeto. Viviendo en el autorrespeto y el respeto por el otro y la otra, por los otros seres vivos no humanos, por los seres no vivos, y construyendo día a día nuestra autonomía y respetando la de los otros, construimos caminos para la paz, la convivencia en el respeto y la solidaridad.