jueves, 31 de marzo de 2011

CRUZADA POR EL FEDERICO LLERAS
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Agoniza el Federico Lleras Acosta, el hospital público más importante y de mayor nivel del departamento. Si se muere el Federico ¿A dónde irán a buscar alivio de sus dolencias los millares de enfermos pobres que diariamente tocan a las puertas de este hospital?
¿Por qué están en crisis este y muchos hospitales públicos? Porque en últimas la ley 100 fue diseñada para favorecer al sector privado aunque perjudicara la red pública de salud. Porque esta ley convirtió la salud en un negocio, en un servicio que se debe pagar, y dejó de ser un derecho. Pero además, por los malos manejos en estos centros hospitalarios.
El Federico lleva tres años con un gerente nombrado en provisionalidad. La ley prohíbe esto, pero a ninguna autoridad parece importarle. Desde hace varios meses le dan vueltas al nombramiento de la revisoría fiscal, ¿por qué tanta demora? ¿Que quieran ocultar? La nómina administrativa ha crecido como espuma, sobre todo de gente procedente del municipio de donde es oriundo el director. Él alega que su tierra también es Tolima y que ellos también tienen derecho. Ese no es el punto. Lo discutible no es de donde provengan los nombrados, sino la pertinencia y la verdadera necesidad de sus nombramientos.
Lo fundamental de un hospital es dar salud, entonces ¿por qué les pagan a tiempo a los administrativos y no a los asistenciales? El personal profesional, ante la demora en los pagos está renunciando, lo que es aprovechado por las EPS que les ofrecen mejores garantías. Caso crítico es urgencias donde, por falta de médicos especialistas, casi está desprotegido un servicio tan importante para toda una ciudad y un departamento. Los turnos, por ausencia de personal, reducen calidad de atención, y al no poder atender, no se factura, y al no facturar no entran recursos y se agrava la crisis.
El hospital tiene la obligación de atender todos los pacientes que concurran tengan o no seguridad social. Los que se atienden y tienen seguridad, el hospital, le pasa la cuenta a la EPS para que le paguen por un enfermo que ya recibió tratamiento. La EPS, a quien ya le atendieron su paciente, no tiene ningún afán y buscará, vía auditores, glosar (o negar) la cuenta para no pagar ese servicio. Complicada situación, el Hospital tiene la obligación de atender a todo paciente, pero nadie le ayuda para que le paguen por lo que ya hizo. Y entre los deudores grandes está la gobernación. ¿Si a un hospital no le pagan con qué compra la droga, paga sus empleados y presta buen servicio?
Señor gobernador: Neiva es una ciudad menor en población que Ibagué, sin embargo en su hospital universitario todo funciona. Tienen cosas que el Federico no posee siendo más grande y mayores las necesidades del Tolima. Ejemplos: tiene cirugía angiovascular, cardiovascular, de tórax, hemodinámia, endosonografía. Tiene cinco cirujanos pediatras mientras en Ibagué uno. Tienen un programa de transplantes financiado entre las secretarias de salud departamental y municipal. Su relación con la universidad a la que el departamento apoya financieramente, le inyecta recursos, investigación y desarrollo. Al parecer lo que sobra en el Huila es voluntad política. ¿Por qué no encabeza una cruzada por el Federico y con su capacidad de gestión y responsabilidad social, lo ayuda a sacar adelante y terminarle su agonía?

jueves, 17 de marzo de 2011

LOS DILEMAS DE LAS CONSULTAS
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Los dirigentes políticos se consideran unos zorros en su profesión. Es entendible. Han asumido la política como su forma de vida, como su fuente de ingresos, como su manera de ser. Por lo tanto, cada paso que dan está precedido de cálculos, cuentas y análisis. En lenguaje popular, no  dan puntada sin dedal. Es por esto que extraña el dilema que, al parecer, puede suscitarse por la consulta interna de los partidos del próximo 29 de mayo.
El grupo del poder jugó a la continuidad, y propuso un candidato salido de sus entrañas. Sin embargo, un error de cálculo (no entendible en un dirigente político) lo llevó a dejarse pillar haciendo proselitismo. Lo grabaron, denunciaron, juzgaron y destituyeron. Sin esa carta, jugaron otra, que también provenía de su seno, pero que tenía, para sus cuentas, una condición peligrosa: era autónomo, tomaba decisiones por cuenta propia. Rápidamente movieron sus fichas y lo obligaron a renunciar.  Había que moverse rápidamente para solucionar ese vacío. El ex presidente Álvaro Uribe dio la salida; en sus nuevos encuentros ciudadanos ponderó a un ser humano tolimense, lleno de virtudes académicas y administrativas, entonces, calculando que la figura y la imagen de Uribe sería suficientes para que esa persona se transformara en político, lo lanzaron como candidato a la gobernación, con la pretensión de ser carta ganadora. Como traía la recomendación de Uribe, era lógico que fuera candidato del partido de la U. La coalición de gobierno se incomodó por una decisión no consultada con ella.
Nuevos cálculos y se toma la determinación que el nuevo candidato se inscriba conservador. Con eso se calmarían las aguas azules. Mientras tanto impulsan una candidatura a la alcaldía de Ibagué desde el partido de la U. Si se mira al vuelo se dirá que piensan hacer moñona, ganarse los dos espacios políticos más representativos: la gobernación del departamento y la alcaldía de la capital.
En política no es solo uno el que juega. Hay varios contendores y cada uno piensa las jugadas que más le convienen. Otras personas se inscribieron oficialmente como precandidatos en el partido conservador, de tal forma, que de acuerdo a los estatutos de esa colectividad, si hay varios precandidatos, se debe hacer una consulta para definir el candidato único. Hasta aquí no habría problema. El posible error de cálculo es que el grupo del poder propuso candidatos de dos partidos diferentes, y en la consulta solo se puede votar por UN partido. Más claro, al llegar al puesto de votación, según la ley, el elector deberá pedir el tarjetón o tarjetones del partido por el cual va a sufragar. Pero no puede pedir tarjetas electorales de más de un partido. Entonces, si quieren que su candidato gane la consulta del partido conservador no podrán apoyar a su candidato de la U a la alcaldía. Pero el partido Liberal, que no tiene consulta sino en Ibagué, podrá votar en los municipios por el candidato conservador que les convenga. Una opción es que el candidato a gobernación retorne a la U, lo que agitaría tormentas azules…
Como van las cosas Álvaro Montoya podría ganar la consulta conservadora con ayuda liberal. ¿Sería error de cálculo o astucia de los contradictores la encrucijada de la consulta de la U y del conservatismo?

jueves, 10 de marzo de 2011

¿LADRONES EN LOS BANCOS?
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Característica importante del capitalismo ha sido su capacidad de reponerse de sus crisis. Los anticapitalistas argumentan que no las superó, solamente prolongó su agonía. Más allá de esa discusión, lo cierto es que el capitalismo se ha transformado. Hoy el capital industrial cedió el paso al capital financiero y éste es hegemónico. No quiere decir que la industria desapareció. No. Sino que se encuentra sometida a la lógica del capital financiero, debe, por ejemplo, invertir en la bolsa de valores y entrar en el mercado especulativo.
Fijémonos que en medio de la crisis económica tan difícil que hemos pasado, la banca y el sector financiero son casi los únicos que reportan ganancias. Y ganancias astronómicas. Su rentabilidad se mide en billones de pesos. Las instituciones financieras tienen tanto dinero que andan desesperadas ofreciendo créditos por doquier. Es posible que usted haya recibido cartas, visitas, volantes y demás medios propagandísticos ofreciéndole dinero inmediato a bajas tasas de interés. Esa coquetería con la que los bancos y similares tratan a sus clientes para enchufarles créditos, contrasta con la avidez con la que le cobran todo tipo de servicios. Si consulta el saldo por internet o en un cajero, debe pagar; si traslada dinero electrónicamente, debe pagar; si la empresa le consigna su sueldo, el banco le cobrará por el servicio (aunque usted no la haya pedido y la empresa se lo haya impuesto). En resumidas cuentas, exprimen al máximo a sus clientes, eso sí, con muy buenas maneras.
No obstante la desventajosa relación del cliente con su institución financiera, este tiene otro enemigo que también mira con voracidad su bolsillo y su dinero. Es la delincuencia. Extraña a cualquier ciudadano que siendo los bancos entidades que gastan millonadas en su seguridad, no cobijen con esa seguridad a sus clientes. A diario se escucha de fraudes electrónicos que  han saqueado las cuentas de  clientes y el banco, aparte de sombrarse e iniciar las exhaustivas investigaciones, no hace nada. El cliente robado se queda. Y qué decir del famoso fleteo. El ciudadano cobra un cheque abultado y es como si le entregaran dinero fosforescente. Los delincuentes se enteran, lo siguen y lo atracan para robarlo, cuando no asesinarlo.
Es mucha la gente que está convencida que dentro del banco deben existir cómplices que le facilitan el trabajo a los ladrones. Ya sea porque entregan la información de cuáles son las cuentas corrientes o de ahorros que manejan saldos altos y que son susceptibles de esquilmar electrónicamente; o porque les avisan cuales clientes hacen retiros jugosos para que los sigan y roben. Estoy seguro que en las entidades bancarias trabaja mucha gente honesta, decente, intachable. Pero es posible que existan algunos empleados de baja ralea que se amangualen con los delincuentes amparados en la honradez de sus compañeros. Es más, creo que se cobijan en la buena de fe de muchos sindicalistas para hacer sus fechorías. Si es verdad que estos delincuentes existen enquistados en las entidades bancarias, son los mismos sindicatos y empleados los que deben ayudar a la autoridades para desenmascararlos y así evitar las crecientes dudas de la ciudadanía.
Los bancos le meten la mano al bolsillo de los ciudadanos amparados por la ley. Pero que no parezca que cohonestan con los delincuentes para que ellos también lo hagan.

jueves, 3 de marzo de 2011

CRISIS DE AUTORIDAD
Por: Agustín Angarita Lezama
A medida que las ciudades van creciendo van apareciendo problemas complejos cuya solución amerita un cuidadoso estudio. Uno de estos problemas es el relacionado con la crisis de autoridad. El afán de los candidatos por llegar al poder, los lleva a establecer todo un mamotreto de compromisos con sus posibles aliados en la elección. Por lo general estos aliados están organizados. Saben que su ayuda será valiosa para los intereses del candidato. Y cobran caro su apoyo. Pero no es en dinero, aunque no siempre, que ellos tasan el precio de su apoyo electoral. Casi siempre es en recorte de autoridad.
Los contratistas de la construcción, que con frecuencia ya no son sólo ingenieros o arquitectos, aportan votos y dinero, y cobran en “vista gorda” de la autoridad de los interventores y demás encargados de la vigilancia.  Los que manejan el transporte masivo, que también están organizados, lo primero que hicieron es votar por sus propios representantes a los cuerpos de elección popular. Degenerando en una situación particular: estos concejales, diputados o congresistas no representan a toda la sociedad, sino a los intereses sectoriales de quienes los eligieron. Entonces hay concejales de los viviendistas, de los maestros, de los taxistas, de las empresas de transporte masivo, de los embellecedores de calzado, de los textileros, de los empresarios de cuero y un largo etc. Dejan de ser representantes del pueblo en general para ser representantes de un sector social y obedeciendo a los intereses particulares de dicho sector.
Cuando estos últimos son elegidos, cobran de dos maneras: antes de la elección del mandatario al que se comprometen a ayudar, exigiendo a cambio del apoyo normas laxas para beneficio del gremio. Una vez elegidos, ellos desde adentro tramitan las medidas que le hacen esguinces a la autoridad. De tal manera que si usted quiere saber qué tanta autoridad NO tiene un gobernante, revise quienes lo rodean, quienes le financiaron la campaña y entenderá por qué no puede ejercer su autoridad.
Esto explicaría por qué un sector grande de los camioneros quieren hacer lo que les parece, igual que muchos  taxistas, dueños de busetas, los vendedores ambulantes, algunos comerciantes, industriales y banqueros, los constructores y muchos otros gremios. Ellos saben que la autoridad está hipotecada. En algunas ocasiones, como para que la ciudadanía no desconfíe se hacen algunas escaramuzas de autoritarismo, para que todo siga igual.
Esto lo saben los delincuentes, quienes también pagan la venalidad de quienes deben fungir como defensores del orden, la moralidad pública y los intereses de la ciudadanía. Razón tienen los que dicen que la ley es para los de ruana.
El ex presidente Álvaro Uribe hizo su primera campaña a la presidencia ofreciendo lo que mucha gente anhelaba: autoridad, orden, disciplina, combate a la corrupción, al clientelismo y la politiquería. La gente le respondió y votó masivamente por él. Y llegó a cumplir, pero se estrelló con un congreso y una clase política y dirigente que no estaba dispuesta a dejarse quitar el botín atesorado durante años. Uribe, para obtener gobernabilidad concilió su autoridad. Y para mantenerse recurrió al autoritarismo y a los pactos con la mafia.
Debemos mirar escrupulosamente las campañas de los candidatos que hoy coquetean nuestros votos, para ver si con ellos seguimos en esta crisis de autoridad o, por el contrario, empeoramos…