jueves, 7 de julio de 2016

LA LEALTAD Y LA OBEDIENCIA

Hace unas semanas un mandatario local ordenó la declaración de insubsistencia de uno de sus funcionarios. Entre las explicaciones que dio por la salida de su empleado, era que él exigía lealtad a sus subalternos. Que él no toleraba cuando fallaba la lealtad. Pensando el asunto considero que vale la pena examinar este tema de la lealtad.
Lealtad es un término heredado de la edad media. En esa época el Feudalismo era lo que imperaba. El dueño de las tierras y por lo tanto de la riqueza, era el Señor y los pobres o vasallos en una ceremonia especial le juraban lealtad, sumisión, veneración y respeto. Esta ceremonia se denominaba Homenaje. El Señor, gran terrateniente, en la ceremonia entregaba un predio o feudo a quien se asumía como su servidor y le prometía protección y apoyo. El vasallo o siervo se comprometía a su vez, a obedecer todas las decisiones y órdenes del Señor sin derecho a juicios éticos ni morales. Era la lealtad.
Pero el mundo fue evolucionando y el Feudalismo quedó atrás. El descubrimiento de América abrió nuevos mundos, la invención de la imprenta facilitó la difusión del pensamiento, la Reforma separó los asuntos de la iglesia de los del estado, la enciclopedia y la Ilustración crearon nuevas formas de pensar y sentir, las revoluciones norteamericana y francesa transformaron la política con conceptos nuevos como democracia, libertad, razón, autonomía, modernidad y estado.
Dentro de esta revolución del pensamiento es famoso el texto del filósofo alemán I. Kant, en el que contesta la pregunta ¿Que es la ilustración? Kant explica con claridad que, un ser humano ilustrado, culto y libre es quien hace uso público de su razón y de su propio entendimiento. Es decir, ilustrado es quien es capaz de pensar por cabeza propia, sin depender de vasallajes ni subordinaciones de su pensamiento y expresando públicamente lo que piensa y siente. Este es el sujeto de la democracia. Necesita la democracia ciudadanos ilustrados, libres, no leales, pusilánimes y obedientes.
Si bien es cierto se dijo que el Feudalismo había quedado atrás en la historia, no han desaparecido del todo sus rasgos y todavía se ven manifestaciones feudales y añoranzas señoriales. Aún se encuentran mandatarios con ínfulas de Señores que gritan e insultan tratando a sus funcionarios como peones de finca o como serviles vasallos y siempre exigiendo obediencia ciega y lealtad. Claro que esto lo hacen invocando la moderna democracia. Para ellos el buen trato es mera cortesía, rememorando las cortes señoriales donde la apariencia y los abolengos era lo más importante.
Y todavía algunos se preguntan por qué somos una sociedad atrasada…