lunes, 24 de noviembre de 2014

SI RESPETO Y NO TOLERANCIA

La forma como conocemos y aprendemos en Occidente no permite que el respeto se interiorice a medida que crece nuestro saber. Todo lo contrario. Nuestra manera de aprender entraña la negación del otro, el irrespeto y por lo tanto, es generadora de comportamientos violentos. Se nos ha enseñado que el mundo existente es igual para todos. De igualmente que conocer es hacer una representación mental o interior del mundo que existe allá afuera. De tal forma que mientras más detallada sea la imagen interior que se construya del mundo exterior, más coincidirá con los objetos que existen en la realidad fuera de nosotros. Eso lo asumimos como conocer…
Nadie conoce de igual manera. Cada uno conoce con su propia anatomía que es diferente en cada persona, con su propia historia, que es diferente aunque se viva bajo el mismo techo, y con su inteligencia, experiencia, sueños, miedos y limitaciones. Quiere decir que la imagen del mundo que cada ser humano de Occidente construye, difiere de la de los otros, aunque miren la misma realidad. Los problemas surgen con la creencia que la manera de conocer es universal, igual para todos, y que las imágenes que construimos deberían ser iguales o similares  para todos.
Entonces, se piensa que lo que cada uno conoce es la realidad y que lo que conocen los demás debería ser IGUAL a lo que uno conoció. Si esto no ocurre es porque los otros están equivocados, conocen mal o son de mala fe. El que conoce piensa que tiene un acceso privilegiado a la realidad y que lo que conoce es real, objetivo y además, verdadero. Los que conocen diferente estarían equivocados y su saber falso. En palabras simples, el conocer nos enseña a negar a los otros por el hecho de conocer distinto. Y como el otro está equivocado para qué escucharlo y por qué respetarlo…
Esta manera de conocer nos lleva al dogmatismo, al individualismo cerrero y creernos portadores de la verdad, a no querer escuchar al otro, a querer tomarnos siempre la palabra y nunca la escucha, a actuar y no a reflexionar. Mire con cuidado las discusiones que se arman en Facebook, por ejemplo, y encontrará el irrespeto y el adueñamiento de la verdad en los que discuten. Igual ocurre en la arena política, en el deporte, en las universidades, en los barrios y comunas, en los medios de comunicación, en la escuela…
Para tratar de convivir se inventaron la tolerancia. Que es una negación del otro pero que se posterga, que se aplaza. Es decir, el otro está equivocado, pero no lo contradigo, simplemente lo tolero.

Para construir convivencia debemos entender que cada ser humano en Occidente conoce distinto y que la vida en comunidad requiere comprender que nadie es dueño de la verdad, que ella es construida socialmente, por lo tanto, realizada por todos. Si nadie tiene la verdad, la convivencia se da en la medida que asumamos que tenemos que respetar al otro, no por equivocado, sino por diferente, distinto y diverso. Entonces se requiere respeto y aceptación del otro y no tolerancia o negación aplazada.

sábado, 15 de noviembre de 2014

CONSTRUYENDO PAZ

Por estos días y por todos los medios se habla de paz. Es el tema de conversación en muchos espacios de la vida local y nacional. Es un tema válido y legítimo. Pero la paz no es un tema exclusivo de gobierno y actores armados. Tampoco sólo de las víctimas. La paz requiere el aporte individual y colectivo de muchos. Para atemperar la paz cada uno de nosotros debe hacer evidente la violencia que está presente en cada uno de los momentos de nuestras vidas.
Hay violencia en la imprudencia del que maneja moto y quiere adelantar vehículos sin respetar normas, en contravía, por los andenes, o viajar a velocidades no permitidas. Hay violencia en los conductores de vehículos que piensan que la vía es un campo de combate o de carreras. Hay violencia en el conductor que cuando el semáforo se pone en amarillo, en lugar de frenar, acelera poniendo en peligro las vidas propia y ajena. Hay violencia en la autoridad de tránsito que no hace difusión de sus normas ni exige su conocimiento a los ciudadanos…
A propósito de lo dicho, en el código nacional de tránsito se estableció como obligación en la educación preescolar, básica y media impartir cursos de tránsito y seguridad vial. El Ministerio de Educación, en consonancia con esta ley, a través de la directiva ministerial No 13 del 2003, estableció una serie de consideraciones, acciones y alternativas pedagógicas en materia de educación y seguridad vial, haciendo énfasis en que esta temática debía ser trabajada con pedagogías activas dentro y fuera del aula de clases. También estableció como temas obligatorios para las Instituciones educativas la formación en la educación para la justicia, la paz, la democracia, la solidaridad, la confraternidad, el cooperativismo y, en general, la formación de los valores humanos. ¿Creen ustedes que esto se está cumpliendo a cabalidad en Ibagué?
El código del menor busca proteger a niños, niñas y adolescentes de los abusos de autoridad, entre otros, con los que los adultos los atropellan. Sin embargo, que no deban molerlos a palos, ni colgarlos de las vigas ni quemarles las manos cuando se hurtan algún mendrugo o chuchería, no quiere decir que se les deje crecer sin ningún tipo de corrección. Es violencia contra ellos dejarlos crecer sin tutela, guía ni protección. No asumir responsabilidades y actuar sin carácter son otras formas de violencia, que si bien no dejan rastros de sangre, si dañan y perjudican a mucha gente.

Para construir paz se necesita hacer evidentes múltiples formas de violencia que permanecen ocultas, que pensamos que es natural que así se obre, y tratar de eliminarlas de la vida diaria. La primera condición es que cada uno se convenza. El cambio empieza por el individuo. Por la reflexión permanente sobre el tema. Con la autocrítica abierta y sincera. El cambio social hacia la paz se podrá hacer realidad en la medida que los individuos cambien. A la par de exigir la paz en La Habana, hay que trabajar por evitar la violencia en el hogar, en  el trabajo, en medios de comunicación, en la sociedad…

viernes, 7 de noviembre de 2014

MANUALES DE CONVIVENCIA Y DERECHOS HUMANOS
Hago parte de la Maestría en educación de la Universidad del Tolima. Dirijo la línea de investigación en pedagogía de los derechos humanos. Uno de los aspectos que hemos investigado tiene que ver con los manuales de convivencia escolar (MCE) de las Instituciones educativas (IE).
Desde la Ley general de educación y del decreto 1860 de 1994 está establecido que cada IE debe tener un MCE que se realizará y actualizará con la participación de la comunidad educativa como parte fundamental del Proyecto Educativo Institucional. Se buscaba superar la vieja idea de reglamentos escolares donde primaba el autoritarismo y los deberes estudiantiles. Al abrirlos a la participación se buscaba democratizar y legitimar el sistema escolar.
¿Que hemos encontrado? Que el autoritarismo no se ha desterrado del todo de la educación. Que directivas docentes, en algunas IE, utilizan a su amaño el MCE para hacer de las suyas, resultando en violación flagrante a los derechos humanos.
La mayoría de estudiantes saben que existe un MCE pero  desconocen a fondo su contenido. No han participado en su actualización ni en procesos de socialización. Se sigue pensado por algunos que el MCE es un instrumento para imponer disciplina y obediencia, que la convivencia es aprender a ser dócil, servil acatando sin rezongar toda orden.
La escuela tiene la impronta de la vida misma. Los conflictos y cambios de la sociedad se reflejan en ella, por lo tanto, debe adaptarse a las veloces transformaciones que suceden en la cotidianidad. No hacerlo es vivir desfasada y atropellar a los miembros de la comunidad educativa. Si todo cambia, los MCE no pueden ser estáticos, definidos de una vez y para siempre. El MCE es una herramienta en la que se consignan los acuerdos de la comunidad educativa para facilitar y garantizar la armonía en la vida diaria de las IE. Pero como se dijo, son los acuerdos logrados con la participación de la comunidad educativa, no las imposiciones de un rector o un cuerpo directivo que no les interesa la participación ni la democracia.
Los acuerdos logrados deben respetar los derechos humanos y aportar de manera significativa para la convivencia. Según la norma estos deben servir para la prevención del consumo de sustancias psicoactivas, resolver con oportunidad y justicia los conflictos y ser una instancia de dialogo y conciliación. Empero, tanto el consumo como la violencia escolar siguen creciendo.
Los estudiantes y padres de familia no conocen el MCE, los jóvenes son castigados sin el debido proceso, en ocasiones son desescolarizados ante cualquier conflicto, su derecho a la educación muchas veces es vulnerado y su voz no se escucha. Esto está ocurriendo en algunas instituciones públicas y privadas.

Es urgente que la Alcaldía y su Secretaria de educación organicen un plan de choque para evaluar este problema. Que lideren y vigilen la actualización participativa y la socialización de los MCE para que realmente las IE sean semilleros de paz y concordia. La calidad de la educación también tiene que ver con el ambiente escolar, con el respeto mutuo y la noviolencia.