jueves, 27 de diciembre de 2012


TURISMO DEL CAMPO
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
El modelo económico en Colombia tiene características que son fácilmente detectables. Está diseñado para que el gran capital siga ganando. Para que los grandes comerciantes, la gran industria, los importadores y exportadores poderosos, los grandes latifundistas bien tecnificados continúen acumulando de forma exitosa. ¿Qué va a suceder con nuestros pequeños agricultores, con nuestros campesinos?
Para ellos el futuro es muy complicado. Para el caso de Ibagué, corresponden a una población que no pasa de los 35 mil habitantes, alrededor del seis por ciento de los ibaguereños, ocupando más del 85 por ciento del territorio. Viven en zonas aisladas y por el abandono secular del Estado, sus carreteables permanecen en malas condiciones. Eso encarece sus productos haciéndolos menos competitivos, además, hace más costosos los insumos. Cuando el TLC esté funcionando a plenitud, cuando de maíz y yuca, por ejemplo, nos inunden con bajos precios, la crisis se agravará. Ya el café sufre por los bajos precios en el exterior, la devaluación del dólar y la consecuente revaluación del peso. Los precios de los productos agrícolas en el mundo cada día son más bajos. La ruina del agro brilla en el horizonte y el desplazamiento masivo a las ciudades parece inevitable.
Los gobiernos, en general, no han entendido la profundidad de la crisis. Se dedican a pequeñas obras de caridad, que si bien en cierto dan uno que otro voto, no solucionan para nada los problemas. Regalan unas palas, unos kilos de semillas o abonos, unos cuantos alevinos y organizan una que otra fiesta campesina, y ya está. No se ven propuestas estructurales para enfrentar la crisis.
Tenemos fortalezas que no aprovechamos. Nuestro territorio es rico y diverso, lo que se constituye en un atractivo a disfrutar por turistas que quieran degustar la belleza del verde de nuestras montañas, lo cristalino de las aguas, la diversidad de cultivos y paisajes, además de la opción de conocer las tradiciones y cultura de sus habitantes reflejadas en expresiones musicales, trabajo cotidiano, gastronomía y costumbres ancestrales. Cualquier extranjero se cautivaría con la tranquilidad de nuestros campos, aprendiendo nuestros valores culturales, la autenticidad conservada por años de modos de trabajo y de los frutos y productos de una tierra generosa y bella.
Impulsar el turismo en lo rural es una posibilidad importante. Pero eso requiere la tutela y el apoyo del Estado. La experiencia enseña que hay que organizar primero a los campesinos para apropiar con ellos la idea. Son los jóvenes rurales, si se saben convocar, los llamados a guiar el proceso. Ellos pueden convencer a sus padres que el alojamiento en sus humildes viviendas es posible y que no se necesitan inversiones colosales. Con las organizaciones juveniles campesinas se estructuran los procesos de capacitación para decidir si el turismo será de descanso, ocio, esparcimiento o recreación; los tipos de atractivos del lugar; las clases de servicios y facilidades que se pondrían a disposición de los turistas; los tipos de actividades; la obtención de prácticas y destrezas; la aprehensión de conocimientos; la práctica de labores u oficios particulares, etc.
Las autoridades deben advertir sobre los impactos negativos, la conservación de la diversidad cultural y biológica y el respeto y promoción del ejercicio democrático de los derechos de la población anfitriona.  ¡En fin, se puede trabajar por el turismo rural!
FELIZ AÑO 2013 PARA TOD@S

jueves, 20 de diciembre de 2012


ESCEPTICISMO, AMISTAD Y NAVIDAD

Por los caminos de la vida me encontré con un ser humano, que en la medida que lo voy  conociendo, crece mi respeto y admiración por él. Me encanta su devoción por su padre y por su núcleo familiar. Tiene una sensibilidad aguda y multiversa. Como ser humano de mundo su sentido del humor es permanente y mordaz, con comentarios siempre oportunos, afilados y punzantes. Es un escéptico contumaz, como muchos.
Algunos dirán que su pesimismo nace de su conocimiento de la realidad. De esa realidad cruda que vivimos a diario. Me gustaría contar una anécdota que le escuche al periodista polaco, hoy bielorruso, Kapuscinski, un hombre que se destacó, entre otras, por su trabajo como reportero de guerra. Vivió los conflictos bélicos más terribles de los últimos años. Cuando le preguntaron qué buscaba un periodista con formación académica, en medio de los horrores de la guerra, él sin dudarlo contesto: busco la ternura, la solidaridad y la esperanza. No puedo dejar que los horrores me impidan ver los bellos actos de solidaridad que se ven en medio del drama. Siempre pongo en primer plano la esperanza, los esfuerzos incansables por sobrevivir, por mejorar, por cambiar. En segundo plano, dijo Kapuscinski, dejo los odios, las envidias, la tristeza y el dolor.
Creo, como el escritor mencionado, que otra sociedad es posible. Que si nos decidimos podríamos construir un mundo amable, justo, no violento, alegre y próspero. Estoy convencido que un mundo sin trampas, sin miseria, sin exclusión y con oportunidades no es una quimera. Cuando admiro los viaductos de las grandes avenidas y carreteras, cuando me asombro ante edificios, presas y maravillas arquitectónicas; cuando escucho a Paganini, a Bartock, los cantos goliardos del Carmina Burana de Carl Orff, a Piazzola, Pedro Guerra o a Silva y Villalba; cuando admiro a Kandinski, Miró, Obregón, el Bosco o Darío Ortiz; cuando me pasman los avances de la medicina, la electrónica, la genética, la aviación o las comunicaciones, siento la magia de la grandeza del ser humano.
Tanta inteligencia, tanta creatividad, tanto talento son ejemplos de amor por la belleza, por la justicia y por la vida misma en toda su dimensión. No es sino sentir los vórtices de alegría y candor de un niño jugando para descubrir que la vida vale la pena. Este debe ser el primer plano. En esto debemos creer. El mal existe, pero no es lo único.
En la Navidad celebremos un nacimiento. Si. El nacimiento permanente de la esperanza, de la bondad, de las ganas de vivir. El reverdecimiento de las amistades, la consolidación de los afectos de familia, el reconocimiento de solidaridades. Aprovechemos en estas fiestas de fin de año para que con natilla y buñuelos, con mistela y tamales, o con lo que cada uno decida, podamos brindar sin temor por la realización de nuestros sueños y esperanzas.
Amigo del alma, tus hijos y mis hijos, tus familiares y los míos, pero principalmente toda la gente que sufre, llora, pero no deja de luchar, no merece que bajemos las manos y le demos la espalda a la opción por la vida, por la belleza y la justicia. En estas fiestas siente mi mano solidaria extendida como una invitación a trabajar por otro mundo mejor, que te aseguro, es posible.
PD: ¡Feliz Navidad para tod@s!

jueves, 13 de diciembre de 2012



PARA LA CONVIVENCIA Y LA PAZ NECESITAMOS  RESPETO

Tremendo escándalo desencadenaron las declaraciones de un senador refiriéndose a las uniones entre parejas del mismo sexo. El ruido por la discriminación que hacía evidente no fue tan ensordecedor como el de los que aplaudían el suceso. Yo creo que más de la mitad de los colombianos apoyan los comentarios excluyentes. Colombia es un país que discrimina a los diferentes.
Si bien es cierto que la constitución establece que este es un país democrático y pluralista, fundado en el respeto de la dignidad humana y que las autoridades están instituidas para proteger la vida, honra, bienes, creencias y demás derechos y libertades, y que todas las personas deben recibir el mismo trato de las autoridades, todo parece indicar, que esto es retórica, palabras escritas que en la práctica no se cumplen.
La homosexualidad ha existido desde siempre. No es un invento de la sociedad moderna. Los españoles cuando llegaron y descubrieron estas tierras, encontraron que en los aborígenes se practicaba. En la antigua Roma y en Grecia era común. No es una enfermedad ni una falta de hormonas. No se contagia como los virus o las epidemias. Es parte de una decisión autónoma y personal de la manera como los individuos construyen su sexualidad.
Hay gente que considera que si una pareja homosexual tiene contacto con un niño o una niña, asumirá ese comportamiento. Eso no es cierto. Las estadísticas dicen que toda sociedad heterosexual tiene en promedio un 10 por ciento de población homosexual.  Y que los hijos de comunidades homosexuales, en un 10 por ciento asumen como forma de vida el homosexualismo. Además, la mayoría de homosexuales son hijos de parejas heterosexuales, muchas de ellas, prestigiosas, bien educadas y creyentes. Luego no es el tipo de hogar ni la formación dentro de él lo que determina esta manera de ser.
Lo democrático, pluralista y fundado en la dignidad humana es respetar. Debemos entender y hacer parte de nuestra manera de convivir, que los demás son diferentes. Que la diferencia enriquece y que la uniformidad empobrece. Nadie tiene por qué gustarle los homosexuales. Pueden incluso incomodarle. Pero lo que no tiene es derecho a insultarlos, discriminarlos o perseguirlos. Usted puede, con todo derecho, exigir que no se metan en su vida. Pero tiene la obligación, el deber dirían otros, de no meterse en la vida de ellos.
Somos un país cargado de discriminación. Discriminamos a las mujeres, a quienes por el mismo trabajo, nivel de educación y tiempo de dedicación les pagamos un 35 por ciento menos de salario. Igual ocurre con lo afrocolombianos, indígenas, discapacitados, jóvenes, campesinos y población LGTBIA. Estas letras son una sigla que se utiliza como término colectivo para referirse a las personas Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans, Intersexuales y Anorgásmicos. El término trans se refiere a los travestis, transexuales y transgéneros.

Así como debemos aprender a respetar en toda dimensión a las mujeres, no con palabrería como que son las reinas del hogar o lo que embellece la vida, tenemos que aprender a convivir con personas diferentes, con gustos distintos y comportamientos diversos. Ellos son humanos, son dignos y merecen todo nuestro respeto. La convivencia, el progreso y la paz pasan por superar esta talanquera que genera desconfianzas, odios y violencia.

viernes, 7 de diciembre de 2012


LEYES, TRAMPAS Y JUSTICIA
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Se dice que Colombia es un país de leyes. Que nuestra democracia cuenta como una de sus fortalezas el que contamos con una de las legislaciones más modernas y avanzadas del mundo. Recordando a Santander, a quien se le conoció  como el hombre de las leyes, se le denomina santanderismo a la manía de creer que con una ley superamos los problemas. Toda la creatividad de la que hacemos gala los colombianos queda expresada en el mundo ideal de la ley. En este horizonte inventado se superarían todas las dificultades. Es decir, este mundo imaginado resulta más importante que la misma realidad.
El santanderismo es la filigrana política que permite argumentar el sometimiento de la realidad a la ley o a la norma. Y de allí se vive en un mundo que no tiene nada que ver con esa realidad. Lo importante es la letra menuda, el inciso, la entrelínea, la coma, el paréntesis, el truquito, la maroma, la leguleyada. Esta fascinación por el derecho nos ha llevado a situaciones que parecen de mentiras: la ley es dura pero es la ley, no importa si comete injusticias…
En Colombia hay leyes, decretos, ordenanzas y acuerdos para todo, muchos son un canto a la bandera, porque no se cumplen, porque no son operativos o nacieron inservibles. Por ejemplo, la ley 190 de 1995, en el Régimen de los servidores públicos, específicamente en el artículo 13, dice que “Será requisito para la posesión y para el desempeño del cargo la declaración bajo juramento del nombrado, donde conste la identificación de sus bienes. Tal información deberá ser actualizada cada año y, en todo caso, al momento de su retiro.” ¡Esto no se cumple!
Si algo da risa son las normas de tránsito. Están escritas para no cumplirlas o para que las autoridades de tránsito las exijan cuando a ellas les plazca. En la ley hay prohibiciones para los peatones, y ordena que no pueden invadir la zona destinada al tránsito de vehículos ni circular en monopatines, patinetas o similares. Prohibición que casi nadie cumple. También ordena dicha ley que todas las motocicletas deben circular por la derecha, no en zigzag o en el carril izquierdo. Además, es infracción cruzar los semáforos en amarillo. Es obligación enseñar en escuelas y colegios normas de tránsito y de seguridad vial…
Hay normas que prohíben el expendio de pólvora, especialmente en las fiestas de fin de año. Acuérdese, en medio del cielo iluminado por la pólvora, de esta prohibición el 24 de diciembre y el 31 a las doce de la noche.
También hay normas para proteger el ambiente y otras que lo entregan para la explotación minera, o que consideran que un predio con bosque nativo es de menor valor que un lote deforestado convertido en un potrero. Hay normas para vigilar la higiene y calidad de los alimentos que se venden en la calle, que se incumplen. Hay leyes sobre inhabilidades que prohíben que los que tengan información privilegiada la utilicen en su propio beneficio, que nunca se cumplen pero que si aprovechan. Hecha la ley, hecha la trampa.
Recordemos, lo importante no es tener leyes y normas sino que exista una sociedad justa. Pero gracias a nuestra formación santanderista, tenemos muchas leyes, pero poca, muy poca justicia.

jueves, 29 de noviembre de 2012

UNA TARDE EN POPAYÁN
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
 A los 14 años la vida se vive de manera acelerada. Todo se quiere conocer, todo se quiere probar y ojalá muy rápido. Es como si la adrenalina quisiera salirse del cuerpo. Como si una energía galopante amotinara la sangre reduciendo los espacios internos  anhelando devorarse el horizonte de una sola dentellada.
Esas ganas nunca contenidas lo auparon para calzarse sus nuevos patines en línea, después de concretar con sus primos la aventura del día en su entrañable Popayán. Aunque residía en Bogotá viajaba frecuentemente a la capital caucana a encontrarse con los familiares con los que compartió su niñez. La cita era en la Ermita. La pequeña cuesta y el empedrado de su calle eran los aderezos para descender acelerados y disfrutar del vértigo de la velocidad. La felicidad de sus carcajadas retumbaba en la pequeña capilla, que remata la calle con su vieja espadaña desvencijada desde el terremoto que sacudió la ciudad en una semana santa aciaga.
Bajaban inundados de alegría. Y cuando con lentitud se devolvían hasta lo alto de la colina, evaluaban los detalles que habían impedido un descenso más acelerado para corregirlos en intentos futuros. Y mejoraron. Descubrieron que el empedrado del angosto andén era menos brusco y facilitaba aumentar el impulso. Además, las ventanas de las casas, adornadas con rejas que se comban hacia afuera, los obligaban a agacharse o a esquivarlas con habilidad para evitar golpearse con los barrotes de fierro.
La competencia se pactó de la siguiente forma. Saldrían desde la puerta de la Ermita, a la carrera bajarían los pocos escalones empedrados y saltarían hasta la acera y por ella descenderían esquivando los barandales de las ventanas hasta la esquina en la que doblarían en ángulo recto para evitar el peligro de la calle. El colorido de sus camisetas contrastaba con la blancura de las paredes payanesas.
Los muchachos iniciaron. El verano brillaba en su esplendor, pero la tarde temprana estaba fresca, pese al sol. La hilera de risas se deslizó frenética hasta llegar a la esquina… donde un bus de servicio público, afanado por marcar la tarjeta que verifica el cumplimiento cronométrico de sus recorridos, los atropelló. Las paredes se tiñeron de sangre. El vehículo sólo se detuvo media cuadra más abajo. Tendidos quedaron los tres primos. Algunos transeúntes corrieron horrorizados tratando de auxiliarlos. Otros, presos del pánico, se cubrían la cara con sus manos queriendo no ver lo sucedido.
Dos jóvenes quedaron gravemente heridos. El otro puso su cabeza de tapete a las llantas del bus. Su cerebro quedó regado por la aveniday su bello cuerpo despedazado. Mientras llegaba el apoyo médico y la policía, la gente quería linchar al conductor del bus, quien asustado culpaba a los heridos del accidente.  La guerra del centavo, esa que motiva a los buses y busetas a desbocarse corriendo, había  truncado unas vidas.
Los atardeceres de Popayán son de antología. Pero el de ese día fue el más melancólico y triste de todos. Una vida se había perdido y dos jóvenes quedarían lisiados para siempre. Pablo, mi hijo, había muerto. El sol parecía llorar mientras se acurrucaba entre las montañas.
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viernes, 23 de noviembre de 2012


LAS DISCULPAS
Escuché una afirmación que me dejó pensando. Decían: el estado está diseñado para no funcionar. A cada solución le inventan una traba y para facilitar un trámite crean cinco o más. Me puse a indagar.
Mientras sea monje tocaré la campana. Hay algunos funcionarios que consideran que su función se limita a lo estrictamente mandado. Si usted solicita una información, se encojen de hombros y dicen que eso no les corresponde, no importa si lo que se pide está disponible y sin tropiezos lo podrían entregar. Para ellos no es importante que el estado funcione, sino cumplir el horario, las órdenes mínimas y cobrar el sueldo. Lo que más se escucha de sus bocas es: ¡eso no me toca! ¡Está por fuera de mi horario!
Lo primero es la disculpa. Existen otros funcionarios que hacen todo lo posible por evadir sus responsabilidades. Para ellos lo importante es la disculpa. Saben que con una buena disculpa están salvados. No importa si el estado no cumple con sus funciones, lo importante es tener a mano todas las disculpas posibles. Esto crea un mundo al revés, las cosas no funcionan, nada opera bien, pero hay un mar de razones para explicar y disculpar por qué no se hicieron las acciones. 
El mundo de los informes. En el estado se piden informes para todo. Prácticamente no existe un espacio donde no se soliciten. Muchos funcionarios han entendido esto y se preocupan con meticulosidad en preparar los informes, pero no en ejecutar acciones. En el papel las obras marchan a ritmos impresionantes, los impacto sociales son asombrosos, las articulaciones entre los equipos de trabajo son una maravilla y la eficiencia y la eficacia en el manejo de los recursos son dignas de aplaudir. El papel puede con todo. Por eso se escucha con frecuencia a los gobernantes hablando de excelentes resultados que no existen en la vida real, pero si en los voluminosos informes que exigen y reciben rutinariamente.
El mundo de las reuniones. En el estado todo el mundo se la pasa muy ocupado. Se hace muy poco pero se mantiene el tiempo ocupado en reuniones. Esto es casi una enfermedad. Es la reunionitis que impide planear, reflexionar, evaluar, replantear  y mucho menos hacer. El estado no hace pero se reúne…
La estabilidad que entorpece. He visto con asombro a algunos catedráticos, empleados provisionales o temporales, contratistas,  que trabajan con denuedo cumpliendo esforzadamente con sus deberes. Quieren, justamente, ganarse el puesto, la confianza y la posibilidad de ser llamados a trabajar de planta, con estabilidad y garantías laborales. Pero una vez son nombrados en propiedad, empiezan a hacer curso para jubilados. Es como si el nombramiento les cortara la creatividad, la imaginación y las ganas de trabajar.
El sindicato. El sindicalismo se creó para defender a los trabajadores de los atropellos de los empleadores. Para defender sus derechos. Pero no para disculpar el incumplimiento de sus deberes. Existen algunos trabajadores que saben que hagan lo que hagan, falten, fallen o incumplan, el sindicato los defenderá. Es solidaridad de clase. No importa que por negligencia la empresa o el estado se paralicen o se quiebren, el sindicato defenderá sus intereses.
Me falta aun tocar la corrupción, el clientelismo, el nepotismo,  la impericia… ¡El estado está hecho para que no funcione!                                  
@agustinangarita

viernes, 16 de noviembre de 2012


¿CORRUPCIÓN EN LOS HOSPITALES?
Hablar de la crisis de la salud parece un tema trillado. Sin embargo, ocurre que cuando se habla reiteradamente de este tema, con el tiempo, tiende a naturalizarse, tiende a creerse que es normal que la salud viva en crisis y que lo único que podemos hacer es acostumbrarnos, porque es un problema crónico y sin solución. También se habla que la normatividad en salud está pensada para favorecer los poderosos conglomerados económicos que son dueños de las grandes EPS del país. Se comenta, casi todos los días, de la falta de recursos, de las exorbitantes deudas tanto del gobierno como de las EPS con los hospitales públicos que los mantiene casi en la ruina, al borde del abismo.
Por estos días ha tomado fuerza un rumor, que desde hace años circula por los pasillos y esquinas de los espacios de poder. Es el tema de la corrupción en las gerencias de las entidades de salud, ya sean hospitales, IPS o EPS. La gente señala como profesionales que vivían discretamente en algún modesto barrio de alguna localidad, después de ser nombrados en la gerencia de cualquier hospital, pasaron a vivir en lujosas mansiones compradas en exclusivos condominios de la capital. ¿De dónde sacaron para crecer aceleradamente su patrimonio? ¿Será por eso que es tan competida la selección de gerentes y que estén dispuestos a pagar gruesas sumas a los políticos que mueven sus hilos en las juntas directivas que los nombran?
Ya en Bogotá se empezaron a destapar actos de corrupción en las gerencias de hospitales. ¿Por qué será que las contralorías en lugar de salir a los medios a ufanarse por hallazgos fiscales que si bien existen, son insignificantes, mientras no ven como se quiebran los hospitales públicos y sus gerentes y altos funcionarios misteriosamente se enriquecen? ¿Cuál será el encanto que tiene ser nombrado gerente de un hospital sin recursos, con deudas astronómicas de todo tipo y con compromisos laborales incumplidos de difícil cumplimiento?
La gente dice que cuando el río suena… es porque algo pasa. Claro que la costumbre que está haciendo carrera en  nuestro medio, es que si alguien denuncia un acto de corrupción, los corruptos no salen a explicar sus conductas y a demostrar su inocencia, sino que su defensa se basa en desprestigiar al denunciante. Son capaces de hablar mal hasta de la mamá de cualquier denunciante, buscando no aclarar su comportamiento, sino intimidar a los denunciantes para continuar con sus fechorías.
Una vez se posesionó un nuevo gerente en un hospital del departamento, demostró como tenía una nómina excesiva que desangraba las arcas de ese ente casi en bancarrota. Todo el personal que sobraba obedecía a cuotas de politiquería. Es decir, los jefes políticos estaban, como vampiros, chupando la sangre del presupuesto que debería servir para atender la salud de los pobres, a los que ellos dicen representar y a los que les piden frecuentemente su respaldo electoral. Al pusilánime gerente saliente no le importaba el futuro del hospital sino servir de la mejor manera a su jefe político.
¿Será que está pasando más de lo mismo en corrupción y politiquería, con la selección de gerentes para los hospitales públicos de segundo y tercer nivel, que está en proceso en este Tolima de nuestros amores?
@agustinangarita

jueves, 8 de noviembre de 2012


ENTENDIMIENTOS PARA LA PAZ

Por estos días se habla mucho de diálogos, conversaciones, democracia, convivencia. No estoy seguro si todos nos referimos a lo mismo cuando de esto hablamos. Es usual que cada persona ande convencida de lo que cree y piensa. Lo no tiene nada de malo. Los problemas inician cuando cualquier persona considera que lo que piensa es la verdad o es lo real. Es problemático porque si esa persona quiere dialogar con alguien, ese dialogo sólo será de una vía.
Una persona convencida de cualquier verdad al dialogar con otra sobre ese tema, querrá que la otra la escuche, porque es ella la que tiene la razón. Si a esa persona la denominamos A, y a la otra B, será A la que quiere hablar y espera que B simplemente la escuche. Le puede ocurrir exactamente igual a B. Entonces, A quiere hablar y no oír a B. Y B quiere hablar y no oír a A. Esto termina en un diálogo de sordos, porque ninguno está interesado en escuchar al otro. ¿Qué pasaría si A y B, pese a que cada uno se cree poseedor de la razón, se sientan a dialogar? Pues que no habrá dialogo. Será un evento donde ambos hablarán al tiempo, y como ninguno escucha, alzaran la voz, terminaran cada unodando gritos buscando que el otro lo escuche y en los límites de la agresión mutua. Por esta vía sólo se abre una puerta que conduce a la violencia.
La raíz de la violencia estaría en considerar que la verdad es nuestra. Frente a cualquier hecho usted puede encontrar un número muy alto de interpretaciones. ¿Por qué? Porque cada uno ve e interpreta el mundo y sus sucesos de acuerdo a la vida que ha vivido, a sus experiencias, a sus creencias, a sus conocimientos… Pero su interpretación es tan válida como la de cualquier otro. Puede que a usted no le guste lo que piensa el otro, pero por el hecho que no le guste no lo autoriza para descalificarlo o invalidarlo. Si entendemos que es válido que el otro interprete y piense distinto debemos aprender a respetarlo, que es la única opción para convivir en paz.
Se podría pensar que si todos interpretamos diferente sería el camino hacia el caos. Pero no. Si se parte del respeto, se pasa a un segundo espacio que es el de construir mundos e imaginarios comunes en los que compartamos sueños y esperanzas, respetando las diferencias. Esto necesita elementos adicionales muy importantes. Un sentido autocrítico permanente, estar siempre dispuesto a escuchar, a tener en cuenta lo que nos dicen, hacer esfuerzos por entender al otro y, si es del caso, siendo consecuentes, a modificar nuestras actitudes. Otro elemento clave es dialogar para entenderse y no para convencer. Si lo que se quiere es convencer se estaría dispuesto a manipular, a maquillar, a engañar. Si lo que se busca es el entendimiento, los argumentos serán francos, prolijos si se quiere, pero siempre honrados y bien intencionados.
Valdría la pena una reflexión. ¿En nuestro diario convivir, dialogamos para entendernos, para construir mundos comunes y sueños compartidos, o siempre para convencer? Con frecuencia se piensa que silenciando los fusiles se logra la paz y se nos olvida desarmar los corazones, y eso aleja la paz.

martes, 6 de noviembre de 2012


UNA MERMELADA QUE NO SE REPARTE BIEN
Una de las más sentidas quejas que tienen las regiones frente al gobierno nacional, es que los municipios y departamentos no han podido avanzar en los grandes proyectos que deben ser financiados por los dineros obtenidos por las Regalías. El gobierno tomó la determinación de manejar directamente estos jugosos recursos, quitándoselos a los municipios que en sus subsuelos atesoran recursos explotables, con el argumento que esa riqueza debía repartirse entre todos los entes territoriales y no sólo entre los productores. La imagen que difundió el ministro de hacienda era que esa riqueza, o mermelada, como la llamó él, debía repartirse en toda la galleta, no solo en un pedazo de ella.
Este sentimiento de frustración se palpa principalmente, en muchos alcaldes y gobernadores de la provincia. Es un gran desgaste administrativo que se genera para los gobiernos locales estructurar los diferentes proyectos aguardando una financiación para sus necesidades, esperanza que es atropellada por la burocracia centralista cuando cambia intempestivamente las metodologías para la presentación y entrega de los proyectos, así como las reglas de juego, sin contar con las regiones, sin prepararlas, sin capacitarlas, obligándolas a aceptar en silencio las nuevas versiones impidiendo o entorpeciendo el normal desarrollo de los procesos.
Son tales las dificultades y las trabas que han generado a las regiones para acceder al fondo de regalías que pareciera que la tecnocracia desde el alto gobierno, no estuviera interesada en ejecutar dichos presupuestos, afectando de manera grave el desarrollo de las regiones.
Se habla sin descanso de luchar contra la corrupción y la búsqueda de la transparencia. En esta búsqueda se ha perdido agilidad y eficiencia, lo que enturbia esa misma transparencia y confianza que el país exige.
Esto obedece, quizá, a la tradicional mirada centralista y lejana que desde los escritorios capitalinos piensa la región mientras la región vive una realidad completamente distinta y acuciante.
Lo que obliga a pensar que la famosa mermelada no se está repartiendo en toda la galleta nacional y que estamos pasando de los manejos inadecuados de los recursos, que es innegable que se dieron en algunas regiones, al manejo excluyente, politiquero y clientelista desde el nivel central. La locomotora financiera del progreso está trabada.
Es un clamor urgente de la provincia que el Departamento de Planeación Nacional, El Ministerio de Hacienda y todos los entes involucrados, reconozcan autocríticamente sus errores, se pongan de acuerdo, revisen los procedimientos, y posibiliten que el proceso de la repartición justa de las regalías se convierta en un verdadero camino de desarrollo para las regiones y sus gentes.
www.agustinangarita.com.co 

lunes, 22 de octubre de 2012


¿DONDE ESTÁ EL BIEN COMÚN?

El sueño de una sociedad democrática involucra la participación de la ciudadanía en múltiples escenarios de la vida social así como el compromiso moral de promover el bien común por encima de cualquier derecho individual a acumular privilegios y poder. Pero es un sueño.
La realidad es diferente. Lo que encontramos a diario son funcionarios que piensan que el bien común es beneficiar a su jefe y a su grupito político. Para ellos el cargo que ocupan se lo deben al político que lo recomendó  y es a él al que le tienen que trabajar. Si beneficiando al jefe y su grupo la comunidad algo recibe, que bueno, pero el bien común es lo menos importante. Claro que para el discurso siempre se invoca.
Existen algunos presidentes de juntas de acción comunal, de acueductos comunitarios, de juntas de padres de familia o de comunas para quienes el bien común está representado en contratos para ellos (no importa que lo prohíba la ley) o para sus hijos, esposas o amigos. Igual ocurre con muchos contratistas. Lo interesante es que el contrato sea jugoso, que lo paguen pronto y que la interventoría no vea, no oiga ni entienda, después no importa si la obra queda mal hecha.
La gente se pregunta, si el ingeniero hablaba tanto del bien común, ¿por qué sus viviendas son realizadas con materiales de mala calidad, con especificaciones técnicas mentirosas, a sabiendas que eso perjudicará a la gente pobre que las habitará? ¿Por qué las instituciones educativas quedan con terminados tan de mala calidad, si deben ser hechas para el bien común? ¿Por qué el empleado público, al que le pagan con los impuestos que les cobran a todos los ciudadanos, trata tan mal y con tanta displicencia a esos ciudadanos que son los que aportan para sus pagos mensuales? Existen empleados que se sienten dueños de sus cargos y se resisten a aceptar traslados que no los desmejoran, pero que si les permiten aprender nuevas dinámicas y conocer otras experiencias y dar lo mejor de ellos para los usuarios de sus servicios. ¿Por qué se niegan a cambiar?
Es triste encontrarse con funcionarios sin iniciativa, resignados a esperar que pase el tiempo para pensionarse, haciendo lo menos posible y esforzándose muy poco. ¿Será que piensan que con esa actitud contribuyen al bien común?  Mientras peor funcione el estado, que es la máxima expresión de lo público, la convivencia se afecta, la confianza desaparece y la sensación de angustia y temor crece. De la mano de esta inseguridad avanza la indiferencia, la apatía y la sensación de abandono. El estado es el generador de orden. Si el estado no funciona se le abren las puertas a la violencia y al desorden social. El orden se expresa en normas, conductas, decretos y leyes. Si las leyes y normas no se cumplen, crece la corrupción y el delito…
Se sabe que el delito es una consecuencia de un desorden social. El que ataca el delito sin atender la problemática social que lo produjo, se la pasará toda la vida persiguiendo delincuentes, sin resultados serios a largo plazo. Los problemas sociales necesitan un compromiso ético, de cada persona, de cada funcionario, de todos en general, por el beneficio colectivo, de lo contrario, todo empeorará…

viernes, 12 de octubre de 2012


LA SALUD Y LA MAQUINA HUMANA
La visión que nos entregan en las facultades de medicina sobre la salud, considera al cuerpo humano como una máquina, compuesta por partes analizables por separado. Las especialidades médicas son las encargadas de estudiar a profundidad cada una de las partes. La enfermedad sería la avería de esa máquina, el funcionamiento defectuoso de los mecanismos biológicos, estudiados desde el punto de vista de la biología molecular y celular. La tarea del médico sería intervenir, física o químicamente, para corregir los defectos y disfunciones de algún mecanismo especial que esté fallando.
Esta visión de la medicina hace énfasis en la enfermedad y no en la salud. Si usted quiere ver a un médico molesto y desorientado sobre cómo atenderlo, cuando llegue a su consultorio dígale que no tiene nada, que no le duele en ninguna parte, que simplemente usted quiere que lo mantenga sano, que lo ayude a no enfermarse. Se dice que no existen enfermedades sino enfermos, y lo paradójico es que los médicos son formados para tratar enfermedades… Pero no enfermedades de todo el cuerpo sino de los órganos, de las células, de las moléculas, del código genético, de las nanopartículas. Entonces, los médicos no aprenden a escuchar a sus pacientes sino sólo a sus órganos.
El acto médico se ve reducido a las preguntas que conforman el diagnóstico y la receta con que termina el acto médico, siendo todo cada vez más automático, científico, profesionalizado, frío e impersonal. Mientras más avanzan los conocimientos científicos, más alejados están los galenos de sus pacientes. En un principio la relación médico paciente era directa, llena de empatía y dispuesta al dialogo, por decirlo de alguna manera, una relación yo-tu; ahora con el auge de los exámenes de laboratorio, se han interpuesto en esa relación y han, prácticamente, desplazado al paciente, creando una nueva relación, yo-ello, que es un monólogo nunca una conversación entre el médico y su paciente. Eso hace creer que son más importantes las radiografías, los electrocardiogramas, los niveles de sodio, presión de oxígeno,  bilirrubina o cualquier otro examen de laboratorio, que las angustias del paciente. El miedo es un componente significativo de las enfermedades.
Si el médico escuchara a un ser humano que sufre al que denomina paciente, y pudiera oírlo como un todo y no como una vesícula con cálculos o una úlcera o un cáncer, entendería las angustias y miedos que lo invaden y torturan. Una explicación franca y calmada, espantaría miedos y ayudaría a muchos enfermos a mejorar de sus dolencias. Una atención llena de calor humano, comprensión, sensibilidad y cariño muchas veces es más eficiente que cientos de pastillas o capsulas. Pero el sistema médico está diseñado para que el galeno no se demore, para que no escuche, para que viva de afán…
Una mirada que entienda al ser humano de manera integral, con cuerpo y mente unidos en una sola persona, no como una máquina donde los órganos sean sus partes constituyentes, ni a los médicos como mecánicos que reparan las averías de esa máquina, le hace falta a nuestro sistema de salud, a nuestras facultades de medicina, a los profesionales de la salud. Así tendríamos una medicina más humana, la vida tendría menos angustias, miedos, vulnerabilidades y la ciudad sería más segura.
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sábado, 6 de octubre de 2012


DECENCIA Y GOBIERNO
Una característica de la manera de conocer que se tiene en Occidente es la distinción y la fijación. Mediante la primera tratamos de acceder al objeto que conocemos, desligándolo de las ataduras a su entorno buscando obtenerlo sin interferencias. Una vez examinado con detalle, lo grabamos o lo fijamos en nuestro conocimiento. Son ideas fijas, estáticas, rígidas.
Este tipo de comportamiento lo utilizamos para todos los aspectos de nuestras vidas. En algunos casos nos puede jugar malas pasadas, porque fijamos en la mente cosas mientras la vida cambia… Por ejemplo, cuando algunos piensan en un gobernante carismático se vienen a la mente imágenes de diversos personajes del pasado. Cuando se piensa en gobernantes con carácter ocurre algo parecido. Esto no sería problema si no se comparara a los gobernantes actuales con las imágenes rígidas y congeladas del pasado. Entonces anhelamos el ímpetu del uno, la gracia del otro, la amabilidad, el genio o el don de mando del otro y así sucesivamente.
En lugar de ver las bondades y calidades de quien se ha elegido, se quiere que se parezcan a las imágenes que se han petrificado en la memoria. La verdad es que cada gobernante tiene su manera de ser, y si busca parecerse a otro se desdibuja y se transforma, no en el otro sino en su caricatura… Por esa costumbre de comparar lo nuevo con las representaciones fijas del pasado, pensamos que si un gobernante no grita, no insulta y no se pone iracundo cuando exige cumplimientos es porque es blando o sin carácter. Si un gobernante escucha una queja y no se queda con una versión sino pide otros puntos de vista sobre el tema, lo comparan con los que reaccionan intempestivamente y entonces es tachado de vacilante y sin criterios…
Da tristeza que cuando un gobernante sea decente, de buenas maneras, escuche a los que lo consultan, prefiera el dialogo al grito o al alarido, que no toma decisiones con cabeza caliente sino que prefiere el sosiego de su alma sin rencores para decidir con oportunidad, sea visto como timorato, vacilante o falto de personalidad. Parecería que la gente prefiere los gobernantes mandones, que infunden miedo pero no respeto, que se hacen sentir por sus insultos pero no por las buenas decisiones, que confunden patanería con temple o firmeza.
Los tiempos de gobernantes autoritarios ya pasaron. Hay que pasar la página de esas historias congeladas y entender a los mandatarios que escuchan, que consultan a la gente, que se llenan de motivos para tomar las decisiones más sabias, más legítimas, más cercanas a la realidad y a la justicia. Entender que un gobernante puede ser firme siendo decente y con buenos modales. Comprender que la amabilidad no es sinónimo de debilidad ni de tibiezas. Que gobernar con honestidad y rectitud es un asunto de responsabilidad y respeto, no de zafios ni palurdos.
Hoy la gran mayoría de la ciudadanía, después de sacudirse de rigideces mentales, rodea a su gobernante reconociéndole su tacto, su don de gentes y su compromiso con acertar, con no equivocarse y por llevar el barco de Ibagué a puerto seguro. Otros, muy pocos, lo vituperan, reniegan del ritmo del gobierno, y con la mirada cargada de pasado, quieren detener ese proceso. ¡Pobre gente!
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jueves, 27 de septiembre de 2012

EL TIRO POR LA CULATA
Luis H. Rodriguez A.




Un grupo político, como estrategia electoral, anunció que venía realizando el proceso de revocatoria del mandato al alcalde de Ibagué. Sus mentores argumentaron toda serie de falacias justificando su andanada mediática. Hasta ofreciendo gruesas cifras de dinero para pagar la propaganda difamatoria y la recolección de firmas.
Lo interesante del asunto fue la reacción ciudadana. Una vez conocidas sus intenciones se presentó una verdadera movilización popular entorno al alcalde. Por los medios fue casi un plebiscito lo que se escuchó rechazando la intención revocatoria y respaldando la gestión del mandatario. ¿Por qué salió tanta gente indignada a levantar su voz para refrendar su apoyo a Luis H.?
Porque sabe que al iniciar este mandato Ibagué era la segunda ciudad en desempleo del país con un 16.8, cifra que se redujo al 12.6% bajando al puesto once. Que se consiguieron más de 70 mil millones de pesos para el proyecto del acueducto alterno de Ibagué. Se obtuvo la sede de los juegos nacionales que implicaría la inversión de más de 100 mil millones  en escenarios deportivos y progreso para la ciudad. Están en marcha pavimentaciones y reparcheos en vías principales y en barrios de Ibagué. Se han recuperado más de 400 kilómetros de vías rurales. El Ministerio de las Tics ya firmó un convenio por 5 mil millones para la modernización tecnológica y de internet para Ibagué. Se iniciaron obras por 38 mil millones para la plataforma y nuevo terminal del aeropuerto Perales. Según una firma internacional, Ibagué es la segunda ciudad en seguridad de acuerdo a la percepción de la ciudadanía. Además se gestionaron 3 mil millones para inversión en cámaras, vehículos y pie de fuerza para seguir mejorando la seguridad. Se aumentaron los desayunos escolares y se autorizaron la zona franca para Ibagué.
Los ibaguereños están contentos porque saben que se entregaron más de 1.300 computadores para las instituciones educativas; porque ya está en proceso de contratación la telemedicina para la zona rural del municipio; porque se aseguró un empréstito por cien mil millones para obras prioritarias; porque se gestionaron 2 mil millones para el centro integral para la primera infancia y 2 mil millones para el centro integral para la atención de víctimas; 5 mil millones para el estadio Manuel Murillo Toro; más de 15 mil subsidios para familias en acción y recursos para la dotación del hospital del sur. La ciudadanía respalda esta administración porque entregó de manera gratuita el Sistema Integrado de Información Escolar que facilita la matrícula en línea y la modernización de los procesos educativos; porque más de 150 mil personas se han movilizado debatiendo sobre el futuro de nuestra educación en torno al plan decenal, porque se recuperó el espacio público en las plazas de mercado y porque pensando en ciudad se recuperó el espacio público en la carrera quinta que estaba invadido por carros… ¡Todo esto en menos de un año!
Por estas y más razones, miles de ciudadanos cerraron filas aclamando al alcalde de Ibagué. A la vez rechazaron la utilización politiquera de un mecanismo de participación popular como la revocatoria del mandato con fines electoreros. Definitivamente, a los promotores de la revocatoria les salió el tiro por la culata. Y lo que es peor, con esta salida en falso, pasaron del anonimato al desprestigio…

martes, 25 de septiembre de 2012


EN EL MES DEL AMOR Y LA AMISTAD

No puede pasarse por alto que esta es una celebración eminentemente comercial, ideada por los comerciantes para aumentar sus ventas. Pero nos debe servir para reflexionar sobre la importancia del amor  y de la amistad en nuestras vidas.
Lo primero que hay que aclarar es que sin amor no hay sociedad. El amor es el cemento que cohesiona cualquier comunidad. El amor se refleja socialmente en la confianza. También se refleja en la solidaridad y el respeto. Una comunidad respetuosa es la que mantiene fuertes lazos de amistad, de confianza y de apoyo mutuo.
Sería imposible vivir sin confianza. ¿Cómo sería la vida de difícil si no le tuviéramos confianza al chofer de la buseta o del taxi y le tuviéramos que pedir siempre su licencia de conducción, la certificación de su experiencia al volante, la revisión técnico mecánica de su vehículo, su examen visual u otros requisitos de idoneidad? Una sociedad necesita cultivar confianzas. ¿Estamos sembrando confianza en la comunidad, en nuestro trabajo, en nuestra familia?
La solidaridad es una expresión de amor por el prójimo. Solidario es quien está dispuesto a dar sin esperar nada a cambio. Es el que entrega aun necesitando lo que entrega. Hay quienes piensan que ser solidario es dar lo que le sobra y eso es equivocado. Una persona puede ser generosa y regalar, por ejemplo, zapatos viejos o ropa que ya no usa, y eso es bueno. Un solidario comparte su mesa, incluso su escasez y es capaz de endeudarse para prestarle dinero al amigo necesitado. ¿Qué tan solidarios somos? ¿Estamos sembrando solidaridad en la sociedad?
Es bueno que amemos a nuestros seres queridos y que lo demostremos. Pero el amor debe incluir no solo a las personas que nos son cercanas. Debemos aprender a amar el barrio, la comuna, la vereda, la ciudad, el país… Amar la ciudad es respetarla. El que quiere a Ibagué no maneja embriagado  y hace todo lo posible porque sus vecinos o amigos no lo hagan.Amar a Ibagué es respetar las normas de convivencia: aguardar en los paraderos a las busetas y allí apearse; no sacar la basura en días distintos a su recolección para no ensuciar la ciudad; no barrer para la calle; no hacer ruidos estridentes que rompan con la tranquilidad de los vecinos...
Un líder comunitario que ame su comunidad lo demuestra trabajando por una comunidad armónica. ¿Qué es una comunidad armónica? Una comunidad donde no se permita la violencia intrafamiliar, donde se trabaje colectivamente por evitar el maltrato infantil, el maltrato a las mujeres, a los adultos mayores o a los hinchas de los equipos contrarios…
Que en el mes del amor y la amistad se pueda mostrar con orgullo barrios,  veredas o comunas y corregimientos donde no se maltrate, donde brille la solidaridad, se respete a todo el mundo, donde se respete la diferencia y se busque resolver los conflictos mediante el dialogo y no con la violencia. No olvidemos que las palabras son vehículos de amor o de odio, por lo tanto, cuidemos lo que decimos.

A propósito de los amigos, el poeta Emilio Rico, que vivió hace años en Ibagué, decía: los amigos son como la sangre, siempre fiel a la herida, sin que nadie la llame.

sábado, 15 de septiembre de 2012



ERROR MEDICO

Un senador tolimense tramita un proyecto de ley en el que se impondría pena de 8 años de cárcel para el error médico. En la medicina, como  en todas las profesiones,  existen algunos colegas irresponsables que cometen actos que dejan mucho que desear.  Pero ellos son, la inmensa minoría. Miremos el tema.
Existe diferencia importante entre el error y la mentira. El que miente sabe desde un principio que está mintiendo. En el caso del error la cosa es diferente. El que comete un error no sabe que está equivocado. Cuando se equivoca está convencido que está obrando bien, que está en lo correcto. Solamente después de actuar, seguro de haberlo hecho bien, es que se da cuenta del error. Si desde un comienzo supiera que estaba obrando mal, sería un mentiroso y no un equivocado. El que se equivoca, se equivoca a posteriori. Todo error es de buena fe, de lo contrario es una mentira.
Por el sistema médico que opera en Colombia los profesionales  de la salud se ven obligados a prestar un mal servicio. Como para el sistema lo importante es la eficiencia: más servicios por menos recursos, se establecieron un mínimo de consultas por cada profesional (es lo que llaman cobertura), será más eficiente el que más consultas realice. También le preocupa al sistema la eficacia: menor tiempo para prestar el servicio, está reglamentado cuantos pacientes por hora se deben atender. Será más eficaz el que menos tiempo ocupe. En la práctica, esta dinámica presupone un mal servicio, que hay que prestar por volumen y a la carrera.
La lógica del sistema está centrada en la enfermedad, no en las personas. Para el sistema de salud no existen pacientes sino clientes o usuarios. Lo importante es la enfermedad y no los pacientes. Como el enfermo ya no es Juan o María sino su hígado o su estómago, el profesional se preocupa por el hígado o el estómago y no por Juan o María. Los pacientes fueron desarticulados en órganos enfermos y ya no son atendidos en su integralidad. Con los avances de la ciencia, se descubrió que, para seguir con el ejemplo, que la enfermedad no estaba en todo el hígado o estómago, sino en las células de ellos. Más adelante se descubrió que el problema no estaba en las células sino en el núcleo, la mitocondria o cualquier otro organelo celular. Ahora se habla de las moléculas, de los genes, de las nanopartículas. Ya Juan ni María importan. La medicina fue deshumanizada.
En un sistema de salud que fue diseñado como un negocio fundamentado en la enfermedad, si desaparece la enfermedad se pierde la esencia que produce ganancias. Por eso la prevención no recibe la atención que merece y menos la promoción de estilos de vida saludables. Para que sea negocio hay que gastar poco. Por eso clínicas y hospitales mantienen atestados de clientes que arrastran sus enfermedades mientras esperan que unos pocos profesionales los atiendan. A estos, mal pagados, con una carga de trabajo inmensa, obligados a atender pronto, a recetar poco y barato, a evitar remitir a especialistas o a solicitar exámenes de laboratorio costosos, ahora nuestro flamante senador les va a achacar al error médico la mala calidad. ¡Dios lo guarde en su seno! Pero bien guardado…

jueves, 6 de septiembre de 2012


UN ALIMENTO QUE PROTEGE, PREVIENE, MEJORA Y SANA ENFERMEDADES

Desde hace más de cuatro mil años se conocen las bondades medicinales y curativas de un hongo que se cultiva en el Japón llamado Reishi. Su nombre científico es Ganodermalucidium. Los rigurosos estudios de la ciencia han demostrado que este hongo consumido rutinariamente en infusión eleva las defensas del organismo, mejora las funciones de los sistemas digestivo y nervioso. Además es un poderoso desintoxicante que ayuda a eliminar el exceso de toxinas que se acumulan en el organismo por el consumo de alimentos procesados o enlatados a los que se les agregan preservantes, edulcorantes, estabilizantes, saborizantes y otros químicos que con el tiempo generan enfermedades y deterioros a la salud.
El Reishi ayuda a regenerar las partes afectadas del organismo, por eso es formidable en pacientes que han sufrido derrames cerebrales, infartos, cirugías, cáncer, radioterapias o quimioterapias, enfermedades crónicas o tumores. Aumenta la resistencia a las enfermedades por lo que fortalece los mecanismos de prevención de enfermedades, especialmente en niños y en pacientes ancianos.
Está demostrado que el consumo de cacao natural ayuda a reducir en una tercera parte el riesgo de sufrir enfermedades del corazón. Un estudio de la Sociedad Europea de Cardiología de Paris, que evaluó a cien mil participantes, evidenció que las personas que consumían más cacao tenían un 37% menos riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y un 30% menos de presentar derrames cerebrales. Desde hace varios años está comprobado el efecto protector del cacao sobre el sistema cardiovascular. Además, al dilatar las arterias mejora la circulación y aumenta el flujo sanguíneo en todos los órganos del cuerpo. Por lo tanto, es útil en diabéticos, personas con derrames cerebrales o infartos cardiacos, demencia senil, alzheimer, pérdida de la memoria o trastornos circulatorios. También para los niños, para mejorar su capacidad de aprendizaje y su rendimiento físico, intelectual y académico.
Los efectos benéficos del cacao se pierden si es tratado con fertilizantes o insecticidas no naturales. Por lo tanto, debe ser 100 por ciento natural, cultivado sin químicos, secado directamente al sol para enriquecerse con los rayos ultravioleta y triturado molinos en piedra para no ionizarlo con metales.
Recientemente se conoce en el mercado un producto que une los efectos benéficos del cacao con los del ganoderma. Resulta entonces,  un alimento con poderosos efectos curativos y preventivos. Se conoce que este producto contiene más de 200 nutrientes terapéuticos, 150 de los cuales son antioxidantes. Un antioxidante es un producto que ayuda a eliminar desechos oxidados que pueden desencadenar artritis, cánceres, leucemias, enfermedades degenerativas, migrañas, entre otras. Tiene propiedades para combatir los tumores, mejora el sistema inmunológico que es el encargado de protegernos contra las infecciones y enfermedades, y reduce la presión sanguínea. Ayuda a aliviar las alergias, las enfermedades hepáticas, recupera la piel y previene la caída del cabello y lo tonifica.
El cacao potenciado con el ganoderma resulta siendo una mezcla perfecta para ayudar a recuperar y a mantener la salud porque está comprobado que al mejorar la circulación y el aporte de oxígeno a los tejidos, los rejuvenece y por la presencia de más de 150 desintoxicantes combinados, retarda el envejecimiento y previene la presencia de enfermedades al evacuar los radicales libres que son tóxicos y cancerígenos en el organismo. ¡Tomémonos un cacao!