jueves, 30 de diciembre de 2010

ENFERMEDAD DE HUBRIS
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
La Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de describir una nueva enfermedad. Lo nuevo es la descripción no el mal, pues este existe desde hace muchos años. Es una enfermedad que da más en hombres que en mujeres, pero se ha notado un incremento progresivo en ellas, por lo que se teme que lleguen a igualar las cifras de los varones. Se presenta sólo en mayores de edad y con más alta incidencia en personas de más de 40 años. Los más atacados son personas que gobiernan, que dirigen, tanto en el sector público como en el privado. Los que sufren con más rigor los embates de la enfermedad son los que llevan varios años en el poder y con deterioro progresivo de la inteligencia.
La enfermedad la han bautizado Hubris y a los enfermos húbricos. El nombre proviene de la palabra griega Hybris que quiere decir orgullo, presunción, arrogancia. Los pacientes que sufren de este mal se alejan poco a poco de la realidad. Es como si vivieran entre una burbuja que los aislara de lo que ocurre y les hiciera ver una realidad diferente y distorsionada. Estos enfermos no escuchan prácticamente a nadie y se encierran en sus pensamientos e ideas. A medida que empeoran, se sienten infalibles, que todo lo saben, que todo lo tenían previsto y que son insustituibles.
Un enfermo húbrico tiene exagerada confianza en sí mismo, alimentada por su estrecho círculo de alabadores que aprovechan la incultura y daño de la inteligencia del paciente. Sus oídos se hacen sordos ante cualquier consejo y su sistema nervioso se irrita sobremanera cuando se le critica. Se han descrito casos de reacciones paranoides ante cualquier crítica, con sensaciones de destrucción contra los detractores, aflorando amenazas de muerte, lenguaje soez, desarticulado y balbuceante. Sufren de sed insaciable por los elogios y mientras más exagerados mejor. Deliran por las alabanzas, condecoraciones, homenajes y todo tipo de exaltaciones. Están dispuestos a financiarlas si es del caso. Su lenguaje se va haciendo progresivamente pausado, celestial, casi divino…
Los casos más severos de la enfermedad de Hubris, sufren de delirio por el poder. Quieren eternizarse. ¡Cómo no hacerlo si se creen insustituibles! Cuando no pueden hacerlo directamente, buscan retener su poder en cuerpo ajeno, poniendo candidato propio para la sucesión. Este personaje debe reunir algunas características: ser dócil, obediente, sumiso y leal como los cánidos.
Lo que no está del todo claro es si el afán por eternizarse en el poder tiene que ver con la urgencia de que no se destapen ollas podridas cuidadosamente escondidas, o con la escasez del tiempo para consolidar la fortuna soñada, o con la necesidad de sumar más errores a la larga lista, pero que son vistos como aciertos al creerse casi dioses.   
Aunque los investigadores de la OMS trabajan en la creación de una vacuna, está enfermedad crece sin control. Los tratamientos son difíciles por lo escasos y costosos. Se necesitarían equipos de gobierno preparados, que no sean ingenuos, que sean críticos, que tengan elementos de juicio propios para hacer ver las realidades, que no sean proveedores de lisonjas y ditirambos, que sean honrados y con compromiso social. Además, una ciudadanía actuante, vigilante, veedora, exigidora de cuentas. ¿Conoce usted un enfermo Húbrico?
P.D. Feliz Año Nuevo para todos y todas.

jueves, 16 de diciembre de 2010

LA DEFENSA DE LA VERDAD Y LA DENUNCIA DE LOS PRIVILEGIOS
La constitución de 1991 pretendió ser una Carta para la Paz. Y apostó a ello. Un elemento importante para poder consolidarla era tratar de eliminar una serie de privilegios que camuflados bajo el rostro de derechos, hacía de los derechos una buena intención, un propósito sano y en ocasiones, un chiste. En las empresas, en los bancos, en la escuela, en el trabajo, en la formación cívica y hasta en la moral religiosa se hablaba sólo de deberes, muy poco de derechos. Es como si la vida estuviera pensada para simplemente obedecer. Unos pocos mandaban y otros muchos obedecían. Si se examinan con cuidado los manuales de buenos modales, son una invitación a obedecer y a cumplir reglas y mandatos.

Construir un país con Paz y con democracia no se puede lograr basado en privilegios. Tanto la libertad como la igualdad y la dignidad humana son los sustratos de la Paz. Una de las decisiones de los Constituyentes contra los privilegios, fue plasmar en la Constitución la eliminación de la inmunidad parlamentaria. Era vergonzosa la patente de corsario que tenía la clase política para, prácticamente, delinquir ante los ojos de todos sin responder por sus actos. En otra ocasión habíamos dicho que si un derecho no va aparejado con un deber, es un privilegio. La clase política, especialmente los parlamentarios, tenían derechos, pero casi ningún deber.

Una norma no es suficiente para derrotar una costumbre. Las costumbres, con mucha frecuencia resultan derrotando las leyes y decretos que las contradicen. Se requiere tiempo y perseverancia para que una costumbre se modifique. La pérdida de esa inmunidad parlamentaria, en parte, explicaría el abultado número de congresistas investigados y condenados. Y por el mismo camino, otros políticos, llámense alcaldes, concejales, gobernadores, secretarios de despacho u otros altos funcionarios. Como la ciudadanía se podría dar cuenta de las fechorías de los miembros de la clase política, estos optaron por acciones a su medida. Comprar la prensa mansa para que los alabaran, para que los endiosaran, para que fueran sus cómplices. Y perseguir a los que no se doblegaran a sus caprichos.

La clase política en general, detesta la prensa libre. Odian que publiquen sus andanzas con las mafias, sus riquezas ilícitas acumuladas, sus trapisondas para ganar elecciones, repartir contratos, puestos y canonjías. Las noticias de sus actos son tachadas como montajes, envidias de sus enemigos o acciones de periodistas de mente retorcida.

Como tolimense, como ciudadano y como demócrata celebro la independencia y el respeto por la libertad de prensa expresada por El Nuevo Día, su dirección y sus periodistas. Entiendo las arremetidas de los corruptos contra el periódico. Ellos quieren mantener intactos sus privilegios, pero el periódico, comprometido con las libertades democráticas y con los derechos de los ciudadanos, resiste. La ciudadanía cada día entiende mejor esto y por eso, como en el poema de Zalamea, crece la audiencia. La honradez parece débil, pero es terca y ante el fuego de la corrupción, se retuerce y parece quejarse, pero al final se convierte en acero y espada justiciera. Celebro la existencia de la prensa libre, aplaudo la existencia de la prensa independiente y me alegra que El Nuevo Día siga cumpliendo años.

P.D. Feliz Navidad y próspero Año Nuevo para todos y todas.

jueves, 9 de diciembre de 2010

POR UNA SOCIEDAD 
MATRÍSTICA Y NO PATRIARCAL
Por: AGUSTIN RICARDO ANGARITA LEZAMA
Hace una semana escribí sobre lo patriarcal, cultura que valora la guerra, la competencia, la lucha, las jerarquías, la autoridad, la apropiación de los recursos, el crecimiento como visión del desarrollo, el control, la dominación, el poder. Hoy quisiera contrastarlo con otra alternativa de vida, con otra cultura: lo matrístico.
En el patriarcado no se terminan las posibilidades del ser humano. Existe algo más que el mundo del egoísmo y del individualismo capitalista. Lo matrístico es el mundo del respeto, del reconocimiento, de la aceptación, del afecto. No es el mundo de la competencia que caracteriza lo patriarcal, sino el mundo de la cooperación,  colaboración y solidaridad. En la cultura matrística hombres y mujeres tenemos los mismos derechos, y tenemos diferencias biológicas, pero no diferencias sociales. En una sociedad matrística, por ejemplo, los quehaceres del hogar como lavar loza, tender camas, barrer y trapear, hacer de comer, son asuntos de los que viven en la casa y no solo de la esposa o las hijas como cree la sociedad patriarcal.
El patriarcado no es un asunto meramente masculino. Hombres y mujeres podemos tener características patriarcales, como también, ambos podemos llegar a ser matrísticos. Creo, como lo enseña la biología, que somos seres dependientes, que necesitamos del prójimo para poder sobrevivir. Dependemos de la naturaleza, no podemos vivir sin ella. Por lo tanto, todo lo que le pase al otro, a la otra o a la naturaleza nos toca, nos debe interesar, nos debe preocupar. El mundo de la indiferencia, la apatía, del egoísmo, se puede superar si entendemos que la vida es dependencia, autonomía, respeto, solidaridad, afecto, cooperación, amor.
Se puede hacer realidad un mundo donde no sean el odio, la envidia, el individualismo, la soledad y la indiferencia los que brillen. No debemos seguir alimentando la violencia, la miseria, el olvido, la tristeza, la discriminación y el deterioro de la naturaleza.
La cultura matrística está fundamentada en el respeto por el prójimo. Entiende que cada ser humano tiene una capacidad de conocer y de comprender el mundo que es distinta en cada uno. Si cada ser humano tiene una forma de conocer diferente, si lo que ve el uno no es siempre igual a lo que ve el otro, entonces la convivencia, lo social, la sociedad, tiene que basarse en el respeto, no en la imposición de la obediencia y la uniformidad. Si todos entendemos el mundo de manera distinta, se necesitaría construir un espacio de encuentro, de respeto, de reconocimiento, de legitimidad, para ponernos de acuerdo, para construir una realidad que sea común a los que deseamos vivir juntos. Este espacio de la relación, de la interacción y del encuentro es la cultura matrística.
¿Será una utopía lo que propongo? A Eduardo Galeano, cuando le preguntaron para qué sirve una utopía, dijo: “La utopía está en el horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que camine, nunca la alcanzaré. ¿Para qué sirve la utopía? Para  eso sirve: para caminar.” Invito a caminar el sendero del respeto, de los derechos humanos, de la convivencia en paz, y a seguir trabajando y caminando juntos. Es cierto que no hay camino, pero lo haremos al andar…

jueves, 2 de diciembre de 2010

REFLEXIONES SOBRE LA CULTURA PATRIARCAL
POR: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Nacimos y hemos vivido en un mundo patriarcal. Igual les sucedió a nuestros antepasados. Hasta donde nos alcanza la memoria, la vida, en el mundo occidental moderno, ha sido patriarcal. Como no conocemos otra manera de vivirla, creemos que es la única forma posible, que no hay otra diferente a ella.
La competencia es inherente al mundo patriarcal. Aprendimos que la vida es una afrenta, una lucha por la supervivencia, una guerra por el pan de cada día; y que todos competimos y sólo los ganadores serán exitosos. Los perdedores, se deberán resignar a ser pobres, a tener malos sueldos y empleos, a vivir de cualquier manera y a sufrir con paciencia. Es el precio de ser perdedores. Como nadie quiere perder y el costo de la derrota es muy alto, la trampa se convierte en una opción apreciada para ganar de cualquier manera. La vida se entiende como competir. Pero la competencia está fundamentada en la negación del otro. Para que alguien gane tiene que negar a los demás. La convivencia, entonces, está impregnada de la negación del prójimo.
Hablar de lo patriarcal, es hablar de dominación, de control, de negación del semejante, de apropiación de las personas y de la naturaleza, de considerar a los demás como cosas para utilizar, para sacarles provecho. La cultura patriarcal se basa en una serie de emociones y acciones que se reflejan en nuestra vida cotidiana en la que se valora la guerra, la competencia, la lucha, las jerarquías, la autoridad, el poder, la apropiación de los recursos, el crecimiento como visión del desarrollo. Pero lo más importante, es que justifica racionalmente el control y la dominación de los otros, bajo el supuesto de poseer la verdad, en otros términos, la cultura patriarcal se apropia de la verdad y todo punto de vista distinto, en mirado como afrenta, enemistad, equivocación o mala intención.
En la cultura patriarcal, se cree que todos nuestros actos requieren el uso de la fuerza, por lo tanto, cada instante en relación con otro u otros es asumido como un desafío. Se considera, partiendo de la desconfianza que nace en la negación del otro, que debemos buscar, a como dé lugar, la  certidumbre en la apropiación del mundo natural y de los otros seres humanos. En la cultura patriarcal el cuerpo y el sexo son vistos como fuente de vergüenza u obscenidad, y la sexualidad es entendida sólo como acto de procreación y no como fuente de placer, sensualidad y ternura entre seres humanos que se aceptan como legítimos para convivir en armonía.
Lo patriarcal es una cultura, una forma de vida, una manera de entender y ser en el mundo,  pero que es vivido y sentido tanto por hombres como por mujeres. De tal forma que una mujer puede ser profundamente patriarcal si se le han inculcado y ha asumido todos los “valores” de esta cultura, porque no es un asunto meramente masculino. Lo patriarcal privilegia los valores masculinos y los jerarquiza como los preferibles. En una cultura de enfrentamiento y de guerra, la combatividad, la agresividad, la audacia, la astucia, son valores a destacar y muy apetecidos. Lo femenino se subvalora, no se dimensiona y se relacionan con la cobardía, la debilidad, la delicadeza. Surge una pregunta: ¿su hogar, sus hijos, su convivencia es patriarcal?

jueves, 25 de noviembre de 2010

MEMORIA Y NATURALEZA
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Hace días hablábamos del ladrón de los recuerdos, ese pícaro que nos roba la memoria sumiéndonos en el mundo oscuro y denso del olvido. No sólo el Alzahimer tiene que ver con el olvido. Los seres humanos, como mecanismo defensivo,  como una manera para poder vivir, olvidamos muchas cosas, sobre todo los episodios más dolorosos y dañinos. Es curioso, pero cuando se charla con un enfermo de Alzahimer, su memoria ha perdido muchos recuerdos, sobre todo los más recientes, pero siempre retiene y recuerda los mejores sucesos, las mejores remembranzas de su pasado. Quiere decir, que lo último que se pierde son los mejores recuerdos, esos que se han guardado con celo y cariño.
La naturaleza se comporta distinto a los humanos. Su memoria nunca olvida. Todo lo recuerda. Además, ella no funciona por pedazos, por partes, desarticulada. En la naturaleza el motor de la vida es el vínculo. Nada ocurre de forma aislada, todo se relaciona con todo y lo que ocurre en un lugar se refleja y repercute en todo el sistema. Todo está vinculado.
Si los humanos deciden alterar la naturaleza, impulsados por la creencia que todo lo pueden controlar, dominar y   manipular, ella recordará para siempre lo que le hicieron. Si se desvía un río, o se canaliza o entuba una quebrada, el río y la quebrada nunca olvidaran su cauce originario. Por ejemplo, los humedales son terrenos que le permiten a los ríos compensar sus cambios de caudal. Son tierras inundables que hacen parte sistémica del río. Pero los politiqueros y traficantes de ilusiones, las utilizan para hacer urbanizaciones, autopistas o ensanchar fincas y haciendas. Son terrenos que pertenecen al río y que los humanos creen que se los pueden quitar sin que él proteste. Están equivocados. El río recuerda y retoma sus terrenos, por eso los inunda cuando los necesita. El río no entiende de viviendas construidas en sus terrenos, no entiende de ganado pastando en sus terrenos, tampoco de carreteras, puentes, bibliotecas, cultivos ni fincas usurpando lo que es suyo. La lluvia no entiende de terrenos desestabilizados por cultivos, por carreteras o actos humanos. La tierra desacomodada simplemente se acomoda.
En Colombia pasamos de la sequía a las inundaciones. Cada año son millones los damnificados que miran con desconcierto a los ríos, las montañas y quebradas. Los tratan de traicioneros, agresivos o inclementes, como si ellos tuvieran la culpa. El gobierno que no entiende la naturaleza y sólo le preocupa lo inmediato, y mostrar resultados a cualquier costo, ente las inundaciones, los deslizamientos, los incendios forestales, los terremotos, etc., dice ridiculeces como esta: “Todo está bajo control” y sale a pedir limosna para atender a las víctimas, que él por su negligencia y estulticia, les ha permitido habitar donde no se debe, sembrar donde no toca y hacer cosas que no se deberían ejecutar.
No podemos seguir pensando que la naturaleza olvida y que tenemos permiso para hacerle todo tipo de tropelías sin ninguna consecuencia. Ella recuerda, ella no olvida y somos los humanos, los animales domesticados por los humanos, las plantas y árboles sembrados por los humanos y las construcciones y bienes humanos los que pagamos por la imprudencia. Por eso se dice que los desastres no son naturales, son sociales. La sociedad actúa, la naturaleza simplemente no olvida…

jueves, 18 de noviembre de 2010

LA ÉTICA DEL RESPETO
Frecuentemente se habla de la importancia de la diferencia. Sin embargo, en nuestro comportamiento negamos esto. Para algunas cosas nos gusta sentirnos únicos, singulares. Y para otras, nos encanta el calor del grupo, de la montonera. Los católicos argumentarían que Dios está convencido de la importancia de la diferencia. La naturaleza sería su evidencia.
No existe una cebra, por parecidas que parezcan, que sea igual a otra. Tampoco una jirafa, tigre o perro dálmata. Lo mismo ocurre con orquídeas, violetas u ocobos. La biología nos abrumaría con más ejemplos. Dios habría creado un mundo donde la singularidad sería lo más importante. Los humanos tendríamos la misma suerte. Las huellas digitales, huellas del iris, antígenos de histocompatibilidad o los marcadores genéticos nos recuerdan que cada uno de nosotros es distinto, único, irrepetible, diferente. Si hilamos más delgado, la simetría es casi ausente en la naturaleza. Esto es lo que ha aprendido la ciencia.
Pese a lo dicho, la cultura, que es una invención de los humanos, nos ha hecho creer otra cosa. Primero nos vendieron la idea que belleza era igual a simetría, proporcionalidad y homogeneidad. Lo uniforme empezó a mostrarse como el patrón de normalidad de una sociedad, de manera que lo distinto, lo diferente se comenzó a ver como anormal… La moda, ese encanto de la vanidad que pretende que todos seamos bellos, iguales y homogéneos, claro está que bajo un discurso que enarbola la individualidad, contribuyó a consolidar este modelo estandarizante. Culturalmente nos han enseñado a no respetar la diferencia.
Cuando conocemos al otro o a la otra, muy en el fondo, queremos que sea igual a nosotros. Si esto no sucede, entonces inician los recelos. Mucha gente, cuando se examina a sí misma, asume que es normal. Que representa un prototipo de la normalidad. Por lo tanto, compararía a los demás consigo misma presumiendo ser normal, y al encontrarlos diferentes, entonces, el otro o la otra serían anormales. Aquí inicia el irrespeto por el otro o la otra, al considerárseles como anormales, equivocados, enfermos, locos, mentirosos, oportunistas, y muchos más epítetos con los que, en la práctica, se descalifica al diferente. Queda así abierto el camino hacia la violencia…
Peor aún. El que se considera normal piensa que los argumentos que expone, por ser un individuo objetivo, es decir, que sus pensamientos presuntamente coinciden con la realidad, que los que lo contradigan, no solamente están equivocados, sino contra él. Y su argumentación nunca es para convencer, para entender al otro, sino para obligar, para exigir obediencia, ya sea a nombre de la ciencia, la verdad, la secta, la teoría, la norma o sucedáneos. Pero como normales y objetivos se sienten muchos, cada uno hablará desde la verdad, y  se exigirán mutuamente silencio para que el otro escuche su verdad. Un verdadero diálogo de sordos, donde nadie escucha pero si hablan. Se sigue sembrando el camino de la violencia…
Los humanos se parecen a Dios pero no lo son. Los humanos somos falibles, nuestros sentidos nos engañan y nuestra capacidad de conocer está determinada por la biología. La ciencia enseña que no existe verdad sino verdades. Aprender autorrespeto,  respeto por los demás y por lo que nos rodea, es aprender a convivir. Es la ética del respeto.

jueves, 11 de noviembre de 2010

SI LOS BANDIDOS HABLARAN…

Uno de los aspectos que más le duele a este país y que quizás no se solucionara pronto es la corrupción. Y no se avizora solución porque la corrupción está metida en los tuétanos de mucha gente que hace política y que labora con el estado. Así como la educación de un niño debe iniciar veinte años antes que nazca, con la educación de sus padres, la corrupción se debe combatir desde antes de iniciar un gobierno, desde la campaña electoral misma. ¿No ha notado usted que la mayoría de los candidatos a gobernaciones o alcaldías anda rodeada por ingenieros, arquitectos y demás posibles contratistas? Son ellos los grandes aportantes de los onerosos gastos de una campaña. ¿Lo hacen por generosos y buenas personas? ¡No! Si el candidato gana, en jugosos contratos les devolverán lo invertido. A mayor inversión, mayor compromiso.
¿Pero luego la ley no establece los mecanismos para la contratación con trasparencia y evitar la trampa? La ley existe, y también sofisticados métodos para evadirla. De tal manera, que el mandatario, directamente o por una funcionaria(o) que delegue, decide a quien adjudicará el contrato. Exige por adelantado el pago de su comisión en efectivo. Cheques, letras y títulos dejan rastro y no conviene. El contratista conoce bien el tema y a los costos de la obra le reajusta la “mordida” del mandatario. Sabe también, que tendrá que pagar otros costos: la interventoría, para que la obra pase sin contratiempos, y los “retenes” de la oficina de contratación, jurídica y pagaduría, entre otras, para que las cuentas no se detengan. ¿Entonces las licitaciones, los estudios de diseños, las investigaciones fiscales y de contralorías, etc., son un chiste? No. Son una parodia. Porque lo que se organiza es una asociación para delinquir, para esquilmar el erario público, para enriquecerse ilícitamente. Esto funciona de manera eficaz.
En ocasiones se cometen errores. Si el contratista es chambón o para ganar más usa materiales de mala calidad, y la obra no se puede recibir porque las fallas son difíciles de ocultar o porque un funcionario honesto, que los hay, se opone a recibir un esperpento por cosa buena, se produce una debacle. El contratista siente que perdería plata si rehace lo mal hecho, y está convencido que ya pagó por su negocio y que es injusto que le devuelvan lo ejecutado. El mandatario, con su parte ya en sus arcas, entiende al contratista y, en ocasiones, trata de ayudarlo, en otras le da le espalda. Como los organismos de control, también reciben dádivas, no oyen, no ven, no entienden. En resumen, la obra de mala calidad, pagada con los impuestos de la gente, le queda a la ciudadanía, un mandatario y sus amigos se ganaron una plata, un contratista hizo su negocio, y no pasó más nada.
En Ibagué entregaron una obra pomposa y no la han recibido por mal hecha. Los diseños son defectuosos, los acabados no cumplen, los materiales fallan, etc. Como el contratista ya pagó su parte, lo premiaron con otro negocito, para resarcir gastos, pero parece que ya no le alcanza. ¿Qué pasará si se quiebra?  Tenía razón monseñor Germán Guzmán en 1962: si los bandidos hablaran, saltarían en átomos muchos prestigiosos políticos que condenan en público el delito, pero trabajan con sus autores. ¡Es monstruoso jugar así con Colombia!
Ibagué cumplió 460 años, ¡tan vieja y tan pendeja!

martes, 2 de noviembre de 2010

LA CULTURA DE LO PÚBLICO

Cuando se habla del Estado, se entiende que representa la máxima expresión de lo público, de lo que es de todos. Sin embargo, para el caso nuestro, desde su nacimiento el Estado no fue público, sino obedecía a intereses particulares. Primero el Estado estaba al servicio de intereses españoles. Con la independencia pasó a servir a los criollos adinerados que les arrebataron el poder a los “chapetones.” Quiere decir, que el Estado, desde su origen, nunca ha sido público, siempre ha tenido dueño, estando al servicio de particulares.
Se dice que la vida de la sociedad se divide entre lo público y lo privado. Pero lo público nunca habría sido tal, siempre habría estado dominado por intereses particulares, por intereses privados. Entonces, lo que se creía era público, en la práctica sería privado, o la ciudadanía lo sentiría como si tuviera dueño, como si no perteneciera a ella. Por lo tanto, lo público, lo que sería de todos, no existiría sino como un decir, como un discurso para descrestar calentanos. Veamos esto en detalle.
¿Por qué la gente saca la basura de la casa y la deposita en los separadores de las vías, en los andenes o en los parques? Porque como los parques, calles, separadores o  andenes no son de ellos, pues no importa ensuciarlos. La gente puede que no sepa quién es el dueño, pero lo que si sabe es que ella no lo es, por eso no cuida, no protege, no le interesa. Si robar al Estado, sería robarse uno mismo, ¿por qué se lo roban todos los días? Porque nadie siente el Estado como algo propio. Lo que siente la gente es que el Estado es de alguien, que tiene dueño, y como cree que hay que aprovechar las oportunidades, pues se lo roban. Para la gente lo público, es algo privado. Y lo que sería privado ha quedado reducido a lo íntimo.
Entonces, esta sociedad estaría dividida entre lo privado y lo íntimo. Lo público sería un espacio a construir. La noción de lo público hay que edificarla desde la escuela, desde la familia, los medios de comunicación, los comportamientos de las autoridades. La corrupción es la expresión de la captura de lo público por intereses privados. La corrupción no se combate impidiendo que roben unos, para que puedan robar otros. Si la gente interioriza en su diario vivir que lo público le pertenece, que cuidarlo le beneficia y le conviene, se habrá dado un paso muy grande en la lucha contra la corrupción y por construir una sociedad ordenada, justa y respetuosa.
La educación con castigo no funciona. La letra con sangre no entra, aunque algunos todavía lo creen. Con castigo, a palos, se amaestran los animales, pero eso no es educación. La cultura implica la reiteración e interiorización de conductas, comportamientos y valores concertados socialmente y transmitidos de generación en generación como maneras de vivir. La cultura no se construye desde la represión, sino desde el dialogo, la convivencia y la concertación.
¿Quién la habrá metido en la cabeza al alcalde que la cultura ciudadana se construye sin pedagogía, con amenazas, policía y represión? ¿Que se construye por decreto y a la fuerza? ¡Qué alcalde tan culto tenemos!

jueves, 21 de octubre de 2010

ELEGIA POR MI AMIGO

Cuando un amigo se marcha abrazado con la parca, nos inunda la tristeza, y aunque la vida sigue, la impronta de su ausencia se siente permanentemente, y progresa con el discurrir de los días, los meses y los años. Los amigos son la posibilidad de la vida. Es con las personas que uno poco a poco va aceptando como legítimas para la convivencia, como se construye el tejido social que caracteriza lo humano, esas personas son los amigos. No es posible una sociedad sin la amistad. Es el afecto y el respeto el pegante, el cemento, que solidifica los lazos de amistad.
Por estas fechas se hace más vivo el recuerdo de mi amigo Jorge Álvarez Agudelo. Su partida me dejó un vacío en el alma, que con el tiempo crece y se hace más hondo. Es como un desgarramiento que no cesa ni amaina. Un alarido desde las entrañas del dolor.
Conocí tarde a Jorge. Cuando era niño, en mi casa oí hablar de él a mi padre el periodista Agustín Angarita Somoza. Trabajaban juntos en el diario El Cronista. Participaban, pero en diferentes espacios, de la rutilante carrera política de Alberto Santofimio. Marché a estudiar medicina a Popayán y me desvinculé del medio. En la mitad de mi carrera falleció papá, quien era el soporte económico de mi casa, lo que me obligó a trabajar y estudiar para sostener mi familia. Ya profesional y con estudios de post grado, retorné a la capital musical. Dicen que la sangre tira, y me acerqué a las lides periodísticas. En ese sendero conocí a un ser humano en toda su esencia, a mi compañero de sueños, Jorge Álvarez.
Era un embrujo conversar con Jorge. Su agudeza intelectual le permitía captar lo que estaba entrelíneas y que muchos no detectaban. Su baja estatura la compensaba con una ternura desbordante y una alegría contagiosa. Era una cajita de sorpresas. De sobria elegancia y de una sencillez sin presunciones. Sabía ser mordaz sin altanería ni grosería. Lector apasionado y crítico, lo que permitía su mirada cosmopolita que descollaba en medio de la parroquial ciudad de sus sueños. Siempre me impresionó su lealtad. Sabía ser amigo de sus amigos y no los abandonaba en sus tropiezos. Veneraba a Santofimio, pero esa admiración no lo obnubilaba para reconocer los errores y falencias de su amigo. En más de una ocasión lo vi casi enemistarse por defenderlo, cuando creía que se era injusto con él. Seguramente Jorge se equivocó muchas veces, pero acertó más.
Su amor por Talena, ese vórtice de inteligencia, paciencia, afecto y ternura que lo alimentaba, era de antología. Se solazaba recordándolo. Y si un tesoro, junto con Talena, tenía Jorge, eran sus hijos. ¡Cómo los quería! Eran la razón de su vida y el fuego que avivaba sus momentos tristes. Se crecía de orgullo contando de ellos sus pequeñas y grandes historias. ¡Cómo lo deben extrañar! Talena, seguramente, carga con un mar de recuerdos bellos e imborrables que le marcan su mirada y su corazón con la tristeza dulce de haber amado sin reparos a un ser humano que la amó sin cortapisas.
Con unas lágrimas, que indiscretas me encharcan la mirada, levanto mi voz para recordarte, como diría el poeta que tanto degustamos, compañero del alma, compañero…

jueves, 14 de octubre de 2010

EL LADRON DE LOS RECUERDOS Y PRÍNCIPE DEL OLVIDO
Los recuerdos son, quizás, lo más importante de la vida. Son la columna vertebral de  nuestro conocimiento. Todo nuestro saber está nutrido por recuerdos, y ellos son los que atesoran la memoria. Pero la memoria no es sólo un asunto mental, sino que está en todo el cuerpo. El que dijo que recordar era vivir no estaba equivocado.
Parodiando la frase con la que inicia el Manifiesto Comunista, un fantasma recorre el mundo, es el ladrón de los recuerdos. Es un enemigo silencioso, marrullero, que nos ataca sin avisar, y una vez que lo hace, parece no detenerse. Su objetivo es claro: robarnos todos los recuerdos, desocuparnos la memoria. Inicia su trabajo subrepticiamente, sin afanes pero sin pausa. Primero se lleva los recuerdos recientes. Casi no se notan los primeros vacios que son interpretados como pequeños olvidos, de esos que nos pasan por ser algo distraídos.
Pero el ladrón no se sacia fácilmente. Se nos mete en la memoria y la esquilma sin piedad. Y nos roba los gestos, nuestra capacidad de expresarnos y de comunicarnos adecuadamente. Nos mina la autonomía y las posibilidades de organizar la vida cotidiana. También nos roba las palabras y su sentido, nos rapa el entendimiento y finalmente nos encierra en el silencio y la incomunicación. Este príncipe del olvido se nos lleva los recuerdos más lindos y preciados, y nos devuelve a la infancia, a la indefensión, a la dependencia total.
El ladrón  no descansa. Se nos lleva las habilidades, primero las finas como escribir, dibujar, usar los cubiertos, abotonar las prendas, amarrarse los zapatos o cepillarse los dientes. Al final, perdemos hasta la habilidad del saludo. Si el ladrón nos roba el sentido de las cosas, la vida es una ausencia, una indiferencia que crece, una ignorancia en aumento. También se roba los sentimientos, la personalidad, la conducta, la actividad y nuestra alegría. El mundo se torna como una enorme raya obscura que avanza uniformemente, zampándose los colores, la música y las caricias de una tarascada, y llenando la vida de silencios, ausencias y sobretodo de olvidos.
Este ladrón se llama Alzhaimer. Una enfermedad que ataca a las personas mayores de 70 años, aunque con cada vez mayor frecuencia se encuentra en personas entre 50 y 60. Es un mal que va en aumento. Produce pérdida de las capacidades intelectuales y finalmente la muerte. Hasta el mismísimo sueño se convierte en parte del botín de este ladrón. No respeta ni la orientación espacial y, por lo tanto, nos hace perdernos en nuestra propia casa. Dicen los expertos que el ladrón es el alcabalero de la civilización, el que cobra sus impuestos. La acumulación de sustancias químicas en los alimentos, movida por el afán de ganar más dinero a costa de lo que sea, nos ha llenado el cuerpo de toxinas que, poco a poco, destruyen las conexiones neuronales que retienen nuestros recuerdos. Mientras más nos alejamos de lo natural, más nos acercamos a la tierra del príncipe del olvido, y a las garras del ladrón de los recuerdos. 

jueves, 7 de octubre de 2010

YO CREO EN LA HONRADEZ DE SERGIO FAJARDO
Sergio Fajardo Valderrama
En el país existe un organismo que muchos colombianos no saben cuál es su función. Me refiero al Concejo Nacional Electoral (CNE). Según lo manda la constitución en su artículo 265 se encarga de la suprema inspección y vigilancia de la organización electoral. Él debe decidir el momento en que se realizan procesos electorales. Además, vigila los partidos políticos, su publicidad y mercadeo político, las encuestas y sondeos, vela por  las minorías, la participación ciudadana y la financiación de campañas. Otra función es, luego de elecciones, verificar el conteo de votos y determinar los partidos y candidatos que salgan ganadores, así como su acreditación respectiva.
Son incontables los ciudadanos que se extrañan sobre la significación de este organismo. Alguien que siga de cerca una elección se dará cuenta de las trapisondas que se plasman en los libros de cuentas de las campañas, que este organismo no ve, o se hace el que no ve. La ley fija topes para los gastos de una campaña, pero cualquiera se da cuenta que ese límite, prácticamente, nadie lo respeta. Los libros de cuentas, cuidadosamente maquillados, están dentro de los topes. Si uno averigua cómo hizo un candidato al senado, que por cada municipio del departamento tenía, mínimo tres vallas publicitarias, más las que puso en la capital, más los pagos de propaganda radial y escrita, más los impresos a todo color y en fino papel, pago de transporte en helicóptero o avioneta, refrigerios, lechonas, almuerzos y demás por cada reunión proselitista, los arriendos, pagos de servicios públicos, más los costos del personal de planta, entenderá entonces, que el tal CNE, sirve para los mismo que sirven los lunares alrededor del ano…
Ni que hablar de su eficiencia para entregar a última hora resultados definitivos de las elecciones, de su origen eminentemente político y demás perlas.
En cumplimiento de sus obligaciones el Partido Verde, presentó al Fondo Nacional de Campañas sus libros de cuentas, buscando se autorizara la reposición de dineros por gastos  ocasionados en la contienda electoral. El CNE debe vigilar la pertinencia o no, de la reposición de dineros. Pues bien, la semana pasada, en una determinación que recibió toda la publicidad del caso, dos miembros de dicho CNE, los doctores Vives y Plata, arrogándose toda la vocería, decidieron a través de un documento público que Sergio Fajardo y de contera Antanás Mockus, eran los modelos de corrupción y politiquería de este país.
Sergio Fajardo ha demostrado con su vida transparente, con su manejo diáfano de los recursos públicos, que es enemigo de la corrupción, como algo real y no como una cháchara para engatusar incautos o recolectar votos. El CNE no tuvo que contratar los sabuesos de la inteligencia del Estado, tampoco chuzar comunicaciones, pagar delaciones o felonías, fue el Partido verde en acto de honradez y limpieza quien presentó sus cuentas. En ellas figura un pago de dineros entregados a Fajardo, para que sufragara sus gastos durante la justa presidencial. También figura un pago por la entrega de bases de datos, información sectorial, trabajo programático y documentos académicos sobre la realidad colombiana elaborados por los partidarios de Compromiso Ciudadano. ¿Dónde está la corrupción? ¿Dónde la politiquería? ¿No será, más bien, mala leche de algunos en el CNE?

jueves, 30 de septiembre de 2010

MOVILIDAD SOCIAL, INSEGURIDAD Y DELINCUENCIA
La movilidad social es el término usado para mostrar el papel de la educación en la sociedad. Consiste en que, gracias al proceso educativo, un ser humano cualquiera puede ascender en la escala social y mejorar sus condiciones de vida y las de su familia. Es decir, una familia de bajos recursos, se esfuerza y hace sacrificios para que sus hijos estudien y así puedan mejorar en la escala social. Como quien dice: “para que sean algo en la vida.”
La movilidad social ha sido el motor que ha permitido a la sociedad no pensar en las diferencias sociales, creer que la educación la sacará de la pobreza y que con esfuerzo todo se puede. Sin embargo, la realidad nos muestra que la movilidad social no está funcionando como se debe, es más, se podría decir que está atorada, por no decir que inoperante.
Existe un gran desgano entre los jóvenes por estudiar. Estoy convencido que no es pereza como aducen algunos. Cupos escolares abundan, a diferencia de antaño donde las colas eran interminables para que los pobres pudieran obtener un cupo para sus hijos en una institución educativa. Muchos municipios han adoptado la gratuidad educativa y ni así se completan los cupos en los colegios y escuelas. ¿Qué está ocurriendo entonces? ¿Por qué están desertando los jóvenes y están abandonando las aulas escolares? Este no es un problema sólo en primaria o bachillerato, en la universidad también sucede.
Esta es una sociedad que sólo reconoce a los que tienen capacidad para consumir, los demás son excluidos. Lo que importa para consumir es la capacidad de pago, o por lo menos de endeudamiento. Vale decir, que la inclusión social está determinada por el dinero. Socialmente el que posea dinero es reconocido, respetado, visible, deseable y deseado. La politiquería es una talanquera para la movilidad social. Ella promueve a sus amigos, a los que se someten a su égida, los demás son desplazados. A los altos puestos del Estado no se llega por méritos, sino por recomendación, por amiguismo, por compadrazgo, por nepotismo. Incluso en el sector privado, una recomendación de un político pesa y se tiene en cuenta.
Los jóvenes se dan cuenta que su futuro está complicado, que estudiar no basta. Que terminar una carrera, puede ser con honores, no importa, pues el desempleo está más cerca que lejano. Las puertas se cierran. La sociedad sigue ostentando lujos mostrados a granel por TV, revistas, Internet y demás medios, para los que los pueden pagar. Cerradas las puertas de la movilidad se abren las de la ilegalidad y del dinero fácil. El hurto, el atraco, el fleteo, la pornografía infantil y juvenil, la prostitución temprana, el sicariato, las bandas delincuenciales, el tráfico de drogas, la trata de personas, la drogadicción, el suicidio, son puertas desesperadas para una juventud que aunque quiera no puede.
La politiquería tiene una gran responsabilidad porque ella ha manejado el país, cerrando las puertas de la movilidad social y abriendo el camino de los atajos y de la ilegalidad. También los poderosos, que indiferentes aumentan sus cuentas corrientes mientras contribuyen a crecer la deuda social con los más desfavorecidos y los empujan al delito. Entonces, la seguridad ciudadana es un asunto social, no un simple caso de policía y represión. Entienda señor alcalde.

jueves, 23 de septiembre de 2010

POR FIN, POSIBILIDADES DE PAZ

Con los últimos acontecimientos ocurridos en el país, en materia de la guerra, se puede vislumbrar un nuevo espacio para la paz. Si se lee entre líneas, la actitud las FARC de arreciar sus ataques y de mostrar su presencia militar, hace pensar que esta agrupación guerrillera viene montando el escenario para abrir la negociación política de la paz. La experiencia de las negociaciones políticas de otras organizaciones guerrilleras es esa. Cuando militarmente más débiles se sentían, desarrollaban mayores acciones militares para poderse sentar en una mejor posición, a la mesa de negociación.
Los síntomas estaban claros. En un vídeo las FARC proponen la negociación, luego ponen unas condiciones. Se conoce que se hacen alianzas militares entre FARC y ELN. Inmediatamente agudizan sus ataques en diversos frentes, que seguramente buscan varias cosas: aminorar la presión sobre sus máximos jefes; crear la sensación de fortaleza entre la opinión pública para que la ciudadanía, preocupada, exija al gobierno y a sus fuerzas militares, resultados concretos, ya sea de doblegamiento militar o de procesos de negociación política.
Los analistas de guerra dicen que le están dando la bienvenida al gobierno del Presidente Santos, y él responde, a su vez, que también está preparándoles la bienvenida.
El gobierno reconoce el impacto de la guerrilla, pero plantea públicamente, que debe ser una muestra de su debilidad. Mantiene abierta la puerta del dialogo, pero con las condiciones que el gobierno plantea, como cero acciones terroristas, liberación de los secuestrados y de los niños y menores reclutados, entre otras.
Las FARC después de varios golpes a la fuerza pública acepta negociar pero sin condiciones, aunque reconoce que ha tenido bajas sensibles en sus filas, por la acción de la fuerza pública. El gobierno no acepta la propuesta de las FARC de negociar sin condiciones, mantiene la propuesta de dialogar, pero se endurece por nuevos éxitos militares.
En un bombardeo ayer cae el jefe militar de las FARC, El mono Jojoy, considerado por muchos, representante del ala más radical y menos política de ese movimiento guerrillero. Con lo que ha sucedido pensaría uno que la paz está más cerca de lo imaginado. El proyecto militar de la insurgencia cada día tiene menos espacio, menor credibilidad y ninguna opción política. El gobierno nacional ha demostrado que está mejor apertrechado tecnológica y militarmente que la insurgencia, lo que le permite una ventaja estratégica inmejorable.
La Iglesia católica (con permiso gubernamental) ha adelantado camino para atemperar los acercamientos entre gobierno y guerrillas, y para madurar la posibilidad de una negociación política. El tono del actual gobierno es distinto al que tronó el ex presidente Uribe. Alfonso Cano parece estar dispuesto.
Es hora que la ciudadanía en general, cierre filas en torno al gobierno pidiendo que es hora de parar el derrame de sangre de hijos colombianos, de hijas colombianas y que se adelanten los pasos necesarios, con discreción, sin triunfalismos, sin arrogancias, con sentido patriótico, para que se desbrocen los senderos que nos conduzcan a una paz duradera, con justicia social, con esperanza y con posibilidades de futuro. Es el momento de la paz, si lo dejamos escapar, seguirá esta horrible noche…
*Director del observatorio de paz y derechos humanos de la Universidad del Tolima

jueves, 16 de septiembre de 2010

EL PRIVILEGIO DE LA INFORMACIÓN
Dice la ciencia que el universo está conformado por materia y energía. Durante los últimos años se ha agregado un nuevo elemento: la información. Es decir, el universo todo, en última instancia es materia, energía e información.
Con la revolución francesa, prácticamente, nacen los derechos humanos. Había antecedentes históricos, incluyendo la declaración de Virginia para crear los Estados Unidos, pero su empleo sistemático, se puede decir, que nació después de 1789. Uno de los motivos de esa revuelta popular fue la supresión de privilegios. ¿Qué es un privilegio? Es exonerar a alguien de una obligación o responsabilidad, o permitirle hacer algo que está prohibido o vedado a los demás. En otras palabras, es tener derechos pero no asumir deberes. Se puede decir que quien sólo tiene derechos y no tiene deberes es un privilegiado. Lo enseñado por la gesta francesa es que los derechos surgen de la interrelación personal y social, de tal manera que una persona tiene derechos en la medida que los otros se los reconocen y asumen el deber de respetarlos. Por lo tanto, todo derecho vive aparejado con un deber.
Es un derecho humano fundamental el informar y el recibir información veraz e imparcial, según reza el artículo 20 de nuestra constitución. Esto de la información se considera tan importante que cuando esta se almacene, por ejemplo en los bancos o archivos de entidades públicas o privadas, un ciudadano tiene derecho a conocerla, actualizarla y, si es del caso rectificarla, como también lo establece su artículo 15.
Existe una circunstancia en la cual la información se puede constituir en un privilegio. Es el tema que quiero tocar. Preocupa que nadie diga nada, cuando funcionarios, públicos o privados, luego de retirarse, le ofrecen a la institución de la que se marcharon, sus servicios para ejercer funciones, que no se realizaron adecuadamente cuando ellos fungían como empleados. Pongamos ejemplos. Un secretario de hacienda o un tesorero, tienen acceso a toda la información financiera y fiscal de un municipio o departamento. Ellos conocen quien le debe a la entidad, cuanto y desde cuándo. Conocen los negocios lucrativos del fisco y las oportunidades que se pueden generar. Tienen una información que no está al alcance de todo el mundo. Conociendo la administración desde adentro, pueden enterarse de detalles privilegiados, que les permitirá, al retirarse, por ejemplo, ofrecer, mediante empresas de cobranzas, recaudar las deudas de los morosos, que sólo ellos conocen. La entidad, que es dueña de esa información, pero que no se ha enterado de lo que tiene, y que otros se apropiaron para su beneficio, resulta contratando, una empresa de un ex funcionario, para que ejecute, utilizando una información obtenida fraudulentamente, las deudas que dejó de cobrar cuando trabajaba para la misma entidad que ahora le contrata y por precios onerosos…
Cuentan que el padre de un ex alcalde, apoyado subrepticiamente por su hijo, conoció los futuros planes de desarrollo urbanístico de la ciudad, y con esa información privilegiada, se dedicó a comprar los predios que luego necesitará la urbe para crecer, y así ganar mucho dinero.  Parece que esto lo aprendieron de otro ex alcalde ya fallecido.
La información para nosotros es un derecho, pero ella misma es para unos pocos un privilegio. Claro que estos creen que ellos no son delincuentes, sino que los demás somos envidiosos.

sábado, 4 de septiembre de 2010

¡QUE VIVA LA SEGURIDAD EN IBAGUÉ!

Cuando uno revisa los presupuestos de inversión se refleja en qué se gasta la plata de los colombianos, constatamos entonces, que la prioridad que ha establecido el gobierno es la de la seguridad. Según las creencias de los que manejan el país, la inseguridad es la causa de todos nuestros males y que es por ella que no se genera empleo, que no nos llega inversión extranjera y que no somos productivos ni competitivos. Esa es la razón por la cual la mayor parte de los dineros públicos se han dedicado a comprar aviones, tanques de guerra, armas, municiones, cámaras de seguridad para vigilar calles y sitios públicos, y a vincular más miembros de las fuerzas militares y de policía. Por ende se ha invertido muy poco en salud, educación, saneamiento básico, carreteras, universidades, etc.

Es posible que uno no esté de acuerdo con el énfasis en la seguridad como medida para solucionar nuestros problemas. Pero si los resultados son positivos y contundentes, como dicen los campesinos, toca agachar la cerviz y aceptar sin chistar. Sin embargo, todo parece indicar que la seguridad, vista desde el nivel del ciudadano común y corriente, vista desde el hogar, el barrio y la vereda, no da para sentirse ni seguro ni confiado.

Los sicarios siguen actuando, al parecer, sin freno. Son casi a diario los reportes de ciudadanos asesinados por esta modalidad delictiva. ¿Y la seguridad donde está? Los informes judiciales muestran como los casos de atracos en la ciudad son consuetudinarios. Y que hablar de los ciudadanos que son perseguidos y hasta heridos y asesinados por robarlos, cuando sacan gruesas sumas de dinero de los bancos. Las entidades bancarias tienen sofisticados sistemas de seguridad, ¿será que las autoridades se han tomado la molestia de estudiar con detalle el modus operandi de los ladrones, que les permite identificar con facilidad a los portadores de dinero? ¿Habrán investigado si hay alguna relación con el personal vinculado a esas entidades, teniendo en cuenta el conocimiento preciso que obtienen los ladrones sobre las victimas a atracar? ¿Qué han dicho los sindicatos bancarios, será que no les importa que la ciudadanía piense que puede existir algún grado de complicidad entre los empleados bancarios y los ladrones? Son centenares los atracados en lo que han llamado fleteo. ¿Y la seguridad por donde anda?

El listado puede crecer si agregamos los robos a residencias, las violaciones a menores, los atracos en motos, los robos de los maletines de los útiles escolares de los niños a la salida de los colegios y escuelas, y otros delitos. Claro, lo que nos debe mantener tranquilos es que según dicen las autoridades, la seguridad está bien financiada, que tenemos más pie de fuerza y que todos los días nos muestran por los medios de comunicación resultados positivos de narcotraficantes extraditados, de paramilitares desmovilizados y de guerrilleros detenidos y dados de baja. Lo grave es que mientras los mandatarios muestras cifras y datos aparentemente exitosos combatiendo la delincuencia, los pillos atracan y roban en las calles, desocupan los apartamentos y las casas,  secuestran, extorsionan y boletean, otros asesinan, desplazan y desaparecen gente. Los comerciantes venden motos y vehículos a granel con todas las facilidades de pago pero sin tomarse la molestia de que quien los compra no sabe ni de reglas de transito ni tampoco conducir. No es raro, entonces, que la inseguridad vial sea la principal causa de muerte en las ciudades. Aparte de las tonterías que acabo de enumerar, vivimos llenos de confianza y de tranquilidad, es decir, todo lo demás es seguridad ciudadana.

Claro que este no es un tema electoral, por lo tanto poco importante. A mí si me preocupa y mucho. ¿Y a usted?

lunes, 23 de agosto de 2010

DOBLE MORAL Y SOCIEDAD

Muchos afirman que nuestra sociedad es pacata, mojigata y de doble moral. Es una acusación fuerte, que seguramente molestará a más de uno. Y peor a los que gracias a las apariencias han labrado una imagen beata y santurrona. Esto viene a cuento por varios asuntos que comentaré.

Hace unas semanas escuché a una dama, de rancia estirpe social, despotricar indignada contra alguna autoridad, por haber cometido la barbarie de condenar a su lindo bebecito, profesional graduado y mayor de edad, a varios años de prisión por apropiarse de dineros públicos y realizar contratos sin llenar los requisitos de ley. Con rabia exclamaba: ¡se le tiraron la vida al muchacho esos desgraciados! Para ella, los villanos eran los ciudadanos que cumplieron su deber y acataron la ley, y la víctima su pimpollo, que se pasó la ley y la decencia por la faja. Sorprendido todavía por lo que escuchaba, no alcanzaba a sospechar que el tema continuaba. La venerable madre, junto con su esposo, un patricio bien pensionado, estaban en cadena de oración para que una virgen, cuyo nombre no recuerdo, les hiciera el milagrito de conceder la libertad para su noble vástago. Pero lo mejor ocurrió inmediatamente, uno de los contertulios, lleno de compasión y pesar, espetó: es que esta ciudad está llena de envidiosos que no dejan trabajar…

Otro comportamiento cada día más común, es el de responder a las acusaciones con improperios o más acusaciones. Del fútbol aprendí que la mejor defensa era el ataque, pero no vislumbré que esto también tendría validez en la sociedad. Si a un político o funcionario público se le acusa de corrupción o de actos dolosos, en lugar de demostrar con argumentos su inocencia y rectitud, se lanza cargado de injurias contra su acusador o desvía el debate diciendo que el acusador es homosexual, o tiene un hermano narcotraficante, o tiene pasado terrorista o cosa por el estilo. Muchos ciudadanos, en vez de exigir las explicaciones y aclaraciones necesarias, aplauden frenéticos la astucia del ladrón que elude a la justicia gritando ¡cojan al ladrón!

En un hospital de tercer nivel conocí a un gerente, que cuando se emborrachaba, a voz en cuello se vanagloriaba de sus habilidades para impedirle a sus subalternos robar, ¡porque él era el único que podía hacerlo! Y la perla mayor, consideraba que lo que él sabía ejecutar con lujo de detalles, era robar legalmente. Conocía como enriquecerse dentro de los límites de la ley. Sus asesores jurídicos estaban para eso, para cubrirle la espalda. Si alguien osaba hacer algún comentario sobre sus comportamientos, de inmediato amenazaba con denunciarle por profanar su honra y su buen nombre. Otras cosas tenía muy claro el gerente de marras: debía ser carguero en las procesiones de semana santa, miembro destacado en clubes de beneficencia, ser famoso por los opíparos banquetes para agasajar a la distinguida sociedad y tener bien elaborado un discurso sobre la importancia social de la ética, la pérdida de los valores y la urgencia de la recuperación moral de la sociedad.

Con argumentos como los que roban son los otros, yo sólo aprovecho las oportunidades, la sociedad pende de un hilo, mientras la indiferencia nos convierte en cómplices…

viernes, 13 de agosto de 2010

REQUISITOS PARA SER UN BUEN CANDIDATO

En estos tiempos cuando la política empieza a tomar ritmo y las postulaciones para ocupar cargos de elección popular suenan de un lado y de otro, creo que podría contribuir con algunos elementos de juicio que facilitarían a los interesados mejorar su audiencia y convocatoria electoral. Van entonces estas recomendaciones:

1. Un buen candidato debe demostrar que no tiene carácter. Por lo tanto que es dócil y manejable. Que no está dispuesto a confrontar a nadie, que no defiende ninguna posición y que todas las ideas le son afines y posibles. A los jefes políticos les fascinan este tipo de candidatos.

2. Ser experto en apariencias. Quiere decir que hay que tratar de impresionar al auditorio que se sabe de todo, que se conoce de todo, que se tienen previstas todas las contingencias. Hay que incluir en el repertorio de los discursos unas cuantas palabras rebuscadas para impresionar auditorios y, además, unas pocas citas de autores famosos, no importa que no los haya leído nunca.

3. Refinar los modales. Abrazar a todo el mundo, aunque no lo conozca. Tratar de memorizar los nombres de sus posibles votantes, para que al nombrarlos ellos sientan un tratamiento personalizado y familiar. Asista a cuanto acto público pueda: bautizos, primeras comuniones, velorios, misas, procesiones, marchas, fiestas de barrio. Pero eso si, hágase notar. Que se sienta su presencia.

4. Asuma un discurso ambiguo, que no lo comprometa firmemente con nada. Pero ese discurso plantéelo con fuerza, con brío. Que los que lo escuchen crean que usted tiene el empaque y la fortaleza mental de un buen gobernante.

5. Preocúpese por su imagen. Sonría siempre, de la impresión que usted no es un personaje alejado del pueblo, que come de todo, que se “unta de pueblo”, que es elegante pero no creído. Que sus fotos tomen su mejor ángulo, su mejor perfil. Una imagen vale más que mil palabras…

6. Invierta en publicidad. Mantenga dinero suelto en su bolsillo, para halagar a algunos periodistas que gustosos extenderán sus grabadoras para una entrevista. No olvide que lo que no se promociona no se vende. Usted puede no pensar, que eso no es grave, pero no puede dejar de figurar. La publicidad debe ser su mayor gasto.

7. Hay temas vetados para usted. No hable de religión, tampoco del aborto, ni de drogas, ni de libertad sexual. No importa que usted diga que es liberal, muchos no entienden que es eso, y usted pude posar sin que se fijen. Repita que las clases sociales desaparecieron, que son conceptos prehistóricos mandados a recoger. No olvide decir que sólo los dinosaurios y algunos políticos en vías de extinción hablan de conciencia de clase y de solidaridad.

8. Invéntese una hoja de vida respetable. Diga que es de origen humilde, no importa que no lo sea, pero eso da prestigio. Que quede escrito que  todo lo que tiene lo ha hecho a pulso, que se lo ha ganado con el sudor de su frente. Ah, recuerde que el sufrimiento es una buena recomendación para recaudar votos y simpatizantes.

9. Y por último, muéstrese imparcial. Diga que combatirá la pobreza, la miseria y la corrupción y que su administración será transparente, participativa y de puertas abiertas.

No le aseguro que salga elegido, pero que si embaucará uno que otro incauto y su reputación de generoso hombre público mejorara.

sábado, 31 de julio de 2010

Planes de mejoramiento y aprendizaje de experiencias exitosas

Cuando se habla de educación para la paz y la convivencia son muchas las propuestas que se plantean, sin embargo son pocas las aplicables y también escasas las que tienen viabilidad. Es por eso que es importante resaltar las que tienen proyección y solidez.
Desde hace un año se viene gestando la idea de formar jóvenes en derechos humanos y competencias ciudadanas desde el aula. La idea es entender el currículo desde esta óptica, es decir, enseñar matemáticas, química, física, literatura, filosofía y las demás asignaturas desde el enfoque de los derechos humanos. La verdad es que pocos creyeron en esta posibilidad y no faltaron los detractores que miraron con pesimismo esta opción pedagógica.
Pero con la perseverancia y el esfuerzo de un grupo de docentes, quienes junto con la voluntad indeclinable de sus directivas académicas, lograron cristalizar este sueño para volverlo realidad.
En la Institución Educativa Liceo Nacional de Ibagué, a partir de este año lectivo se tiene un grupo de entusiastas niñas culminando su bachillerato con énfasis en Derechos Humanos y Competencias Ciudadanas. Bajo la coordinación de la Licenciada Dora Lilia Lugo y con el visto bueno y el apoyo decidido del licenciado Enrique Mesa, rector del colegio, se aprobó esta iniciativa y ya más de medio centenar de jovencitas reciben formación en valores ciudadanos y cívicos para que la cultura del respeto y de la tolerancia se constituyan en columna vertebral de su quehacer cotidiano.
El pasado 8 de marzo, las alumnas, los docentes y las directivas A del Liceo marcharon por las calles de Ibagué como homenaje vivo a las mujeres y como una expresión de que esa celebración no es para decirles, como lo hacen muchos, que son los seres más bellos, más tiernos y necesarios de la tierra y demás cosas que se repiten en ese día, sino que es un espacio para reivindicar derechos, para visibilizar seres humanos que por la cultura machista y androcéntrica, no se ven o no se quieren ver. Dentro del grupo de niñas liceístas, también marchó el colectivo de estudiantes que asumieron voluntariamente el reto de rematar su bachillerato con énfasis en derechos humanos.
La Universidad del Tolima, por intermedio del Observatorio de Paz y Derechos Humanos, firmó un convenio con el Liceo Nacional para prestar toda la asesoría para que este proyecto llegue a feliz término y se constituya en un modelo a imitar por otras instituciones educativas tanto de la ciudad como del departamento. Sembrar respeto, tolerancia, humanismo, responsabilidad y derechos humanos será cosechar convivencia, paz y desarrollo local y regional.
Para la Universidad del Tolima es un orgullo que el gobierno nacional haya visto con agrado y esté pensando asumir institucionalmente tanto el proyecto de los Observatorios Escolares de Derechos Humanos que desarrollamos con el Municipio de Ibagué y que esperamos que el gobierno departamental también acoja, como el bachillerato con énfasis en derechos humanos. Para el Ministerio de Educación, lo que realizamos desde la Universidad del Tolima en Ibagué, ha sido una de las mejores experiencias para desarrollar una cultura de la paz y la convivencia, además, están convencidos que todos estos esfuerzos que nacen desde la iniciativa local y regional deben ser apoyados plenamente. Próximamente visitarán al Liceo Nacional para mostrar a nivel nacional este importante desarrollo nacido en la ciudad. La experiencia de los Observatorios Escolares de Derechos Humanos ya se expuso a nivel nacional e internacional y varias naciones, especialmente el país vasco y Puerto Rico, junto con el Ministerio de Educación Nacional, quieren conocer de cerca esta iniciativa nacida en Ibagué. Cosas buenas a mostrar de lo mucho e interesante que hacemos los tolimenses e ibaguereños.

Opinión la Renovación de La Universidad Del Tolima

“La Universidad del Tolima se renueva”, así tituló uno de sus últimos escritos el distinguido médico Agustín Angarita. Con ese título tan llamativo no había evasiva para leerlo y menos tratándose de un artículo dedicado al más importante claustro de educación superior del departamento.

Desde hacía rato no sólo quien esto escribe, sino con seguridad muchos tolimenses estábamos aguardando con especial interés una noticia en esos términos referente a la U.T. Y en honor a la verdad después de leer el artículo hay que decir que la U.T. sí está en franco proceso de renovación.

Por iniciativa de quién?. No se sabe, pero ese propósito existe de acuerdo a lo que nos cuenta el médico Angarita.

Pero todo lo que brilla no es oro, con el debido respeto es necesario hacer unas críticas, por supuesto, constructivas, no al escrito de Angarita, faltaba más, sino a los que mandan en la Universidad, que tampoco se sabe quiénes son. Una cosa es clara, renovación no es sólo que la U.T. cuente con más programas académicos. Renovación es mejorar lo que existe. Por ejemplo, es preciso recavar en épocas pretéritas cuando los mejores agrónomos y veterinarios del país eran de la U.T Poner en práctica acciones que permitan recobrar ese prestigio sería un logro importante. Algo similar ocurre con los programas de licenciaturas, uno quisiera ver a la universidad proponiendo alternativas en torno al mejoramiento de la calidad académica y del ejercicio docente. Debería ser la punta de lanza que oriente los procesos de mejoramiento en la educación en el Tolima, como lo hacen la Universidad del Valle y la U. Nacional, que han logrado mediante sus trabajos de investigación, mejoras sustanciales en sectores marginales de la población.

Mientras la Universidad de Ibagué avanza en alcanzar liderazgo regional, la U.T. lo pierde.

Lo grave es que tiene con qué, cuenta con un personal competente en lo humano y profesional, pero algo pasa y no de ahora sino desde hace rato. En varias áreas se percibe un profundo anquilosamiento.

Bienvenidos los nuevos programas académicos y si fueron el producto de estudios serios y juiciosos, mejor aún.

Ciertamente las directivas de la UT deben responder al inconformismo manifiesto no con explicaciones banas ni arrogancias simplistas, sino con hechos concretos. Nada más indicado que la siguiente frase del médico Angarita para iniciar el debate, “Se necesita la reflexión y la mirada crítica”.

Mientras la Universidad de Ibagué avanza en alcanzar liderazgo regional, la U.T. lo pierde.