viernes, 8 de mayo de 2015

CUMPLIR CON EL DEBER O CON EL DELITO

Al conocerse la sentencia contra María del Pilar Hurtado, ex directora del desaparecido DAS, y de Bernardo Moreno, ex secretario privado de la presidencia, el senador Álvaro Uribe se apresuró a censurar el fallo argumentando que era el colmo que los condenaran por cumplir con su deber. Se pensaría entonces que se estaría cometiendo una injusticia y un atropello.
La Corte Suprema de Justicia condenó a la doctora Hurtado por abuso de autoridad en la función pública. Está prohibido, so pena privativa de la libertad, que los funcionarios públicos abusando de sus atribuciones, cometan u ordenen, acto arbitrario cualquiera en perjuicio de alguien. Fue condenada por falsedad ideología en documento público, que quiere decir que un funcionario, en quien se deposita toda la confianza jurídica de la ciudadanía, altera la verdad en documentos públicos afectando el interés general de la comunidad.
La condenaron por concierto para delinquir agravado. Consiste en que varias personas se ponen de acuerdo para cometer delitos. Es agravado cuando es cometido por miembros activos de los organismos de seguridad del estado, como el DAS. Además la condenaron por peculado por apropiación, que es adueñarse de bienes o recursos de propiedad de la institución  donde laboraba; y por último, fue castigada por violación ilícita de comunicaciones, delito que consiste en sustraer, ocultar, extraviar, destruir, interceptar, controlar o impedir comunicaciones privadas dirigidas a otra persona, o enterarse indebidamente de su contenido. Todas las pruebas recopiladas por la justicia, comprueban que la doctora Hurtado sabía a cabalidad y conciencia qué estaba haciendo. Fue condenada a 14 años de cárcel.
¿Estarían estas actividades dentro de las funciones de la directora del DAS? Sería la única manera para pensar que estaría cumpliendo con su deber. Cometer delitos no es tarea a cumplir por un funcionario público. Otra opción, que una persona con autoridad y mando sobre ella, le hubiese ordenado cometer estos delitos y ella obedeciera. Si este fuera el caso, al ser consciente de la orden de cometer un delito, como buena ciudadana debía objetar la orden y negarse. De lo contrario sería cómplice de su superior jerárquico.
El filósofo Kant, cuando se le preguntó qué era la ilustración, explicó que era hacer uso público de la razón para salir de la minoría de edad. Es decir, pensar por cabeza propia, como mayor de edad, no porque se lo ordenen o sugieran, para tomar decisiones autónomas y responsables. No se puede pensar que esta señora, abogada con honores de la Universidad de los Andes, especializada en negocios internacionales y con alta trayectoria en el sector público, sea una inocente mejer a quien le ordenan algo indebido y simplemente cumple su deber.

Esta inteligente profesional sabía lo que hacía y a quien servía. Su jefe directo era el Presidente de la República, el doctor Álvaro Uribe Vélez, quien de pronto sin pensarlo reconoce públicamente  que su subalterna, al igual que su secretario privado condenado a 8 años de cárcel, cumplían sus órdenes al detalle y por eso piensa que cumplían con sus deberes…

lunes, 4 de mayo de 2015

SUPOSICIONES, SABER Y SUFRIMIENTO

Somos hijos de la cultura Occidental y tenemos herencia greco-cristiana. Pero, aunque no nos demos cuenta, nuestra cultura está impregnada de múltiples saberes que preexistían antes de la llegada de europeos a nuestra América. Los Toltecas fueron un pueblo que existió en el centro de México y que dejó un legado cultural muy valioso que, por desgracia, se conoce muy poco.

El saber Tolteca ha sido conservado por distintos linajes de naguales y ofrece conocimientos, que serían valiosa ayuda para los habitantes de un mundo cargado de horrores y dificultades como el que vivimos.

Para los Toltecas, si bien los ciudadanos tienen múltiples problemas como el desempleo, la pobreza, la exclusión y la violencia, su actitud personal frente a la vida y sus vicisitudes es una gran fuente de sufrimiento. Piensan que serían nuestros comportamientos los generadores permanentes de excusas para sufrir sin razones válidas.

Cuando aprendemos a conocer, aprendemos a buscar certezas en todo lo que conocemos. Equivocadamente pensamos que nuestra certidumbre es igual a la verdad. Una cosa es estar convencidos y tener certeza de ello y otra muy distinta que sea verdad. Antes del descubrimiento de América las gentes tenían la certeza que el mundo era plano, pero eso no era verdad. La certidumbre no necesariamente es la verdad. Cuando suponemos algo, es nuestra imaginación la que inventa una situación que no existe, simplemente es parte de nuestra fantasía.

Los Toltecas, para ser felices, recomiendan no vivir haciendo suposiciones de nada. Porque cuando suponemos algo, creemos que lo que suponemos es cierto, que es real. Es decir, cuando hacemos suposiciones sobre lo que hacen o piensan los demás, lo asumimos como cierto y después, los culpamos y descargamos todo nuestro odio, rabia o molestias contra ellos. Nuestras palabras entonces se cargan de veneno emocional. La verdad es que si usted hace suposiciones lo que está buscando son problemas y haciendo dramas en su imaginación.

Conozco personas que dicen: cuando se me mete algo en la cabeza, delo por seguro que es así. Piensan que sus suposiciones son reales y verdaderas. Desde esa posición juzgan a los demás. Ejemplo. Usted decide darle una sorpresa a su pareja. Se arregla lo mejor posible, prepara una cena especial, pone velitas aromáticas, enfría vino y acomoda la mesa para que sea una velada inolvidable. Supervisa hasta el último detalle. Cuando comprueba que todo está listo, se dispone a esperar su pareja para agradarla y sorprenderla. Pasa el tiempo y no llega. Tenía otra invitación y como usted no le dijo nada, la aceptó. Casi siempre ocurre que usted se enoja y sufre porque le dejaron todo preparado. Fue usted quien supuso que su pareja vendría y montó la película mental de un evento romántico. Era más fácil preguntarle a qué horas llegaba y estar seguro de ello. Pero prefirió suponer y ahora sufre.


La felicidad está en el camino de los que no suponen nada, de los que preguntan y se cercioran. El que supone crea monstruos mentales, se carga de veneno, sufre y hace sufrir…