Los
autócratas o dictadores tienen unas características que los define y los hace
similares en todas partes. Una muy importante es que no permiten la crítica. La
detestan. Se sienten poseedores de la verdad y no aceptan ninguna objeción a
sus mandatos. Como piensan que tienen la verdad se dedican a hablar y hablar y
sólo desean que los escuchen. Sus reuniones con los subalternos son
interminables monólogos. Asumen que quienes los rodean están equivocados, son
brutos, ineptos, pícaros o de mala fe. Además, les encanta sentir que todos
tiemblan a su alrededor.
Cuando un
autócrata siente que lo critican, responde en primer lugar, haciéndose la
víctima. Resalta su honradez, su denodado esfuerzo por los pobres y desvalidos,
su entrega al trabajo, etc. Habla de complot contra él y de cómo los malos se
unen para atacarlo. Y a renglón seguido, trata de demeritar las calidades de
quienes lo critican. Nunca responde la crítica o si lo hace es mediante
resbalosas justificaciones. Toda su fuerza argumentativa la pone en hablar mal
del que lo critica. Y pone a sus áulicos a hacerle coro. Como algún defecto
debe tener el contradictor, entonces magnifica el defecto, lo recalca y resalta
para evitar así responder la crítica que le han formulado. Y sus áulicos
repiten la fórmula.
Además de lo
anterior, tiene un rasero diferente para medir las faltas. Él sólo comete leves
errores, eso si, fácilmente subsanables y movido por las circunstancias,
empujado por los hechos no por torcidas intenciones. Los autócratas son
expertos en entregar excusas y justificaciones para evadir responsabilidades.
Confunden tener carácter con la grosería y la altanería. Se presumen buenos, aunque
a veces se ven obligados a leves equivocaciones. En cambio, los otros son de
naturaleza perversa. Son corruptos, tramposos, malignos y malintencionados.
Los autócratas
consideran que la democracia debe ser la presencia de millares de orejas que
los escuchen con atención, pero en seres humanos mudos, gregarios y obedientes.
Se arrogan la honradez, la transparencia y la probidad. Pero si los escrutan
con cuidado, aparecerán sus vivezas, sus trampas solapadas, sus negocios
amañados y sus subterfugios consuetudinarios…
¿Conoce
usted algún autócrata en Ibagué?