sábado, 28 de diciembre de 2013

LA PARTIDA DE LOS GRANDES

El Tolima padece un mal que parece no tener pronta cura. Cada día tiene menor peso en el concierto nacional. Sus grandes nombres han partido. Otros, menos grandes, han sido eclipsados. Pero el resultado es igual. Un Tolima huérfano. Sin guías ni timoneles. Muy a la deriva.
Pese a sus detractores, Luis Humberto Gómez Gallo era de los grandes. Tuvo destacada carrera política. Concejal de Ibagué por varios periodos representando con honor y orgullo a su partido, el Conservador. Tuvo un corto paso por la burocracia departamental y se dedicó a recorrer la geografía tolimense con el senador Guillermo Ángulo, importante dirigente azul. Con audacia y valor supo separarse de su mentor e inició camino independiente en la política. Llegó al senado por tres periodos. Presidió la prestigiosa comisión primera y luego llegó a ocupar uno de los cargos más anhelados por la clase política: Presidente del Congreso.
Hombre trabajador, inteligente y conocedor en detalle de la política empezó a brillar como la figura más promisoria de este Tolima que veía con tristeza como se apagaban faros de otras épocas. Con esfuerzo, su nombre fue ganando estatura y más de uno lo avizoró como futuro candidato presidencial.
Por decisiones de la justicia, que algunos señalaron de politizadas, vio trancada su carrera. Una vez retornó a la capital musical tuve oportunidad de saludarlo frente a la Catedral. La sonrisa de siempre le marcaba el rostro y su mirada demostraba serenidad. Al abrazarnos comprobé la firmeza de un hombre que se siente en paz consigo mismo y con su gente. Una gran energía brotaba desde su alma. Se sabía inocente y quería trabajar sin descanso para que hasta el último de los tolimenses quedara convencido que era un hombre de bien y no un delincuente como quisieron hacerlo ver.
Hace menos de un mes lo encontré en los grados del Colegio Champagnat. Nuevamente me brindó toda su cordialidad. Me contó la manera como estaba reconstruyendo su vida, rota por las decisiones de la justicia. Su vocación de servicio estaba intacta y ya recorría los rincones de este Tolima que tanto afecto y cariño le ofrendó. La política reverberaba en sus venas y su liderazgo natural era reconocido de nuevo por muchos. Me explicó sobre sus negocios y la urgencia de recuperarse económicamente para asegurar el futuro de sus nuevos hijos y de su linda esposa embarazada. Su expresión irradiaba seguridad, convencimiento y trasparencia.
Me golpeó duro enterarme de su muerte. El Tolima ha perdido otro de sus ya escasos grandes hombres. La orfandad política es grande y son pocos los que se vislumbran con el temple, la formación, el arraigo y las agallas de Luis Humberto. El conservatismo pierde un líder indiscutido. La clase política uno de sus mejores cuadros. Cielo, su madre, un hijo entrañable. Su familia un padre, un esposo, un hermano amoroso. La sociedad un ser humano que marcó senderos, construyó caminos y ofreció servicios incuestionables. Sus amigos pierden un ser digno en el mejor sentido de la palabra.

Adiós Luis Humberto. Nunca militamos juntos ni recorrimos los mismos derroteros, pero siempre sentí, como muchos, su respeto, consideración y apreció. Gracias por siempre.

jueves, 19 de diciembre de 2013

LA VIGILANCIA NICHE

La modernidad creó el Estado. Luego la sociedad fundó el estado de derecho para establecer la supremacía de los derechos sobre los privilegios y para determinar el imperio de la ley con leyes con sentido humano opuestas a la bestialidad de penas, torturas y vejaciones. De tal forma que no primaran en la vida comunitaria las decisiones personales o caprichosas ni las acusaciones sin la carga de la prueba. Todo para garantizar la convivencia pacífica.
Para lograrlo, aparte de las leyes, se necesitaba quien las hiciera cumplir. Al Estado se le invistió de la legitimidad para usar la fuerza como monopolio. Se creó entonces la fuerza pública. Un ente público sujeto al estado de derecho. Garantista y proteccionista, nunca un cuerpo suelto y sin control. Este monopolio de la fuerza estaría pagado por la ciudadanía a través de los impuestos. Como tener la posibilidad de usar la fuerza podría degenerar en desmanes y abusos, se crearon mecanismos estrictos de control y vigilancia.
¿Qué quiere decir monopolio de la fuerza por el estado? De manera simple, que ningún ciudadano está facultado para hacer justicia por su propia mano, que está prohibido utilizar la fuerza de manera autónoma y discrecional. Sólo la fuerza pública está facultada para ello. A ella se debe acudir cuando se requiera y a la justicia como servicio público para los ciudadanos.
Colombia ha pagado con ríos de sangre, no entender lo anotado. Ante el crecimiento del delito y la ausencia estatal en las zonas rurales, las personas se organizaron para autodefenderse. Otros, también por falta del Estado, se armaron para exigir justicia social y supresión de privilegios. Ambas formas de organizaciones armadas, por fuera del Estado, utilizan la fuerza para convencer y obligar. Fueron financiadas por los ciudadanos, unos de manera voluntaria y entusiasta y otros obligados. Terminaron saliéndose de las manos de sus creadores y convirtiéndose en fuentes de delito y atropellos.
En Ibagué aparecieron unas personas, que argumentando ser desplazadas y con urgencia de trabajar, decidieron por cuenta propia convertirse en defensores de la ley y combatientes del delito. Varios comerciantes vieron con buenos ojos esta “abnegada” labor y la apoyaron con recursos financieros, logísticos y morales. Los recién llegados, ante la connivencia de civiles y algunas autoridades, hacen justicia, aplican la fuerza y violan derechos.
Este tipo de organizaciones son ilegales. No respetan ni garantizan los derechos de los ciudadanos que dicen proteger. No entienden del debido proceso. Abusan del poder que les da el uso no legítimo de la fuerza. No tienen quien los controle ni vigile, ni a quien rendir cuentas. Por buena apariencia que muestren, la experiencia ha demostrado que no son una solución al delito, ni al mejoramiento de la convivencia pacífica sino que con el tiempo empeoran la delincuencia y dañan la vida en comunidad.
Los ciudadanos debemos exigir que la fuerza pública actúe. Para eso les pagamos con nuestros impuestos. Ella está para nuestro servicio. Esa es la labor de un buen ciudadano. De ninguna manera tomar la ley en nuestras manos o contratar a un tercero para que lo haga.

Pd: Feliz navidad y próspero 2014 para todos y todas.

lunes, 9 de diciembre de 2013

ADICCIÓN AL CELULAR

Hace unos días, una estudiante le decía a unos compañeros con voz que sonaba aterradora, ¡que tragedia, me quedé sin batería en mi celular! Las caras de horror de los que la acompañaban me hicieron pensar que compartían el sentimiento de la chica. He visto amigos que suspenden actividades para  devolverse a casa para recuperar el celular olvidado. Es que en Colombia la cantidad de celulares en poder del público supera el número de habitantes.
En los jóvenes parece impensable que alguno no disponga de celular. Se ha llegado a límites insospechados: lo manipulan a toda hora no importa que sea en casa, en clase, en el parque, en el transporte público, en el carro de la familia, en la mesa y hasta en el baño, ya sea en videojuegos, en chat, tomando fotos, grabando conversaciones o situaciones para colgarlas en internet, escuchando música o simplemente comunicándose…
Un porcentaje alto de personas duerme con el celular conectado “por si de pronto lo llaman”. A la tercera parte de ellos a media noche le entran llamadas o mensaje que los despierta alterando su ritmo de sueño. No pueden pasar pocos minutos sin utilizarlo. En un banco, cuando hacen fila, mientras esperan en un consultorio o en una empresa de servicios, lo primero que hacen es sacar su móvil para llamar, escribir mensajes o jugar. Hasta caminando lo utilizan permanentemente.
Es innegable que este avance positivo de la tecnología, el celular, ha sido muy importante para la sociedad. Pero su mal uso puede causar problemas y daños. Uno se encuentra, por ejemplo, con un grupo de personas que van a almorzar y se sientan juntas a la mesa. En pocos instantes cada una tendrá su celular en la mano y de manera independiente se comunicará con otras personas. ¡Se reúnen para estar solas! Las conversaciones entre padres e hijos a la hora de las comidas o en sus vehículos particulares desaparecieron, porque todos van “conectados” por aparte.
Las cifras demuestran que el uso del celular mientras se maneja causa altos niveles de distracción y por lo tanto accidentes de tránsito. Sin embargo, no es sino salir a las calles y constatar el alto número de conductores que conducen hablando por su celular. Los acosos, intimidaciones y abusos también ocurren por celular. Está descrito el matoneo cibernético, en el que mediante mensajes de texto o llamadas, video o fotos de desconocidos insultan, provocan, chantajean o acosan. Incluso parejas han tenido problemas, porque el uso inadecuado e inoportuno del celular altera su comunicación.
En la actualidad el celular es parte de la indumentaria cotidiana. Es sinónimo de status social, por lo tanto hay que poseer el de última tecnología y actualizarlo frecuentemente para estar a la moda. Hay personas que piensan que no tenerlo es estar aislados, fuera del mundo y que es  imposible vivir así. Los ladrones lo primero que exigen es entregar el celular porque están seguros que toda persona tiene uno.
Esta adicción al celular, de forma paradójica, en vez de comunicarnos en muchas ocasiones nos aísla y separa. Una nueva enfermedad social a combatir.

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lunes, 2 de diciembre de 2013

LOS VIVOS Y LA CORRUPCIÓN
La corrupción es un cáncer que carcome las instituciones, no importa si son públicas o privadas porque la corrupción las ha permeado. Lo más grave es que también ha penetrado las conciencias de muchos ciudadanos quienes han asimilado la corrupción como algo normal y parte de su vida cotidiana. En el país creemos que los “vivos” son los que sobreviven. Y que al que se duerme, se lo lleva la corriente. Entonces la corrupción se opaca, casi desaparece, para dar paso a la viveza. Por lo tanto ya no se considera corrupto sino vivo al que aprovecha “oportunidades”.
Son vivos: los que evitan una multa de tránsito pasándole un billete al policía que va a castigar la infracción. Los que se ganan las licitaciones porque pagan para elaboran los pliegos y términos de referencia, y que el proceso inicie y termine en ellos. Los que ofrecen regalitos para acelerar las cuentas. Los que se dedican a criticar la corrupción para que les tapen la boca con un contrato. Los que suplantan su trabajo con palabrería o coqueterías sin resultados medibles. Los que a todo le ponen sobrecostos. Los que se llevan para su casa los objetos de la empresa, ya sean escobas, resmas de papel, lapiceros, barras de jabón, computadores, impresoras u otros. Los que cobran ya sea en dinero o en especie, dádivas para cumplir sus funciones. Los que se vuelan los topes electorales. Los que quieren colarse por los atajos. Todos estos vivos no se sienten corruptos ni que lo que hacen sea corrupción.
Por los boquetes que abre la corrupción se riegan grandes cantidades de dinero. Y esos recursos que se pierden son los que hacen falta para atender los enfermos en los hospitales; para arreglar las vías; para ofrecer préstamos blandos para organizar pequeños negocios, estudiar o mejorar parcelas; para construir viviendas de interés social; para hacer acciones y prevenir desastres; para construir escuelas, guarderías, parques, puentes, avenidas, muelles, muros de contención, iluminar polideportivos o espacios de participación…
Preocupa escuchar a políticos que dicen combatir la corrupción, pero como un mero discurso de campaña, porque en la práctica, en sus acciones, son tan corruptos como los que dicen combatir, perseguir y criticar. Pero la corrupción hay que derrotarla. Se necesita que los ciudadanos se convenzan que lo que unos se roban le hace falta a todos. Y que la corrupción genera atraso, miseria, delincuencia, inseguridad, prostitución y otros males. Que no se debe robar mucho ni tampoco poquito. Hay quienes consideran que el que roba de a poquitos no roba o que es un delito menor casi descartable y no preocupante.
Estamos en tiempo de elecciones, de promesas y propuestas. Los ciudadanos debemos reflexionar si queremos mantener lo que tenemos que a todas luces no es bueno, o trabajamos por mejorar lo que les vamos a heredar a nuestros hijos y nietos. Un mundo mejor es un mundo sin corruptos. A la hora de votar no piense de manera corrupta en qué le van a dar, sino de manera ciudadana, en cual es el candidato que es honrado, trabajador, conocedor de su oficio y que no prolongará la corrupción.  

jueves, 14 de noviembre de 2013

 POLITICA Y VERDAD

Las campañas políticas están en marcha. Sólo falta inscribir las listas, pero los candidatos abundan. Lo que son escasas son las propuestas reales. Como se va a elegir senadores y representantes a la cámara, vale la pena conocer cuáles son sus funciones establecidas en la ley. El congreso tiene, en general, seis tipos de funciones:
Función constituyente. Los congresistas tienen facultades, mediante acto legislativo, para reformar la constitución. Función legislativa. Los congresistas tienen la facultad de crear, modificar y derogar las leyes. Función de control político. El control se ejerce sobre el ejecutivo. Se cita a los ministros y altos funcionarios públicos para que informen o rindan cuenta sobre sus acciones u omisiones en el desempeño en los cargos. El congreso los puede censurar. También pueden invitar a otros funcionarios. Función de protocolo. El Presidente del senado toma el juramento al Presidente de la República en día de su posesión. Además, otorga honores a personajes de la vida nacional y recibe a Jefes de estado de gobiernos de otras naciones.
Función electoral. El congreso en pleno elige al Contralor general, a los magistrados de la sala disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura. El senado elige a los magistrados de la Corte Constitucional y al Procurador General de la Nación. La Cámara de Representantes debe elegir al Defensor del Pueblo.
Función Judicial. El Congreso juzga excepcionalmente a latos funcionarios del estado, entre ellos al Presidente de la República, por responsabilidades políticas. También adelanta juicio contra los magistrados de las altas cortes y el Fiscal general de la nación.
Estas son las funciones de los congresistas. Por ninguna parte se dice que puedan construir puentes, carreteras, acueductos, colegios, hospitales, grandes obras de infraestructura o conseguir jugosos contratos. Sin embargo, lo que se escucha en los discursos de los candidatos es precisamente prometer acciones en los asuntos en los que no tienen función. Los que si pueden comprometerse con esas acciones son los miembros del ejecutivo que ellos vigilan. Surge una pregunta: si los congresistas no tienen como función hacer inversiones en obras de cemento ni conseguir recursos, ¿por qué lo prometen a toda hora?
Habría algunas explicaciones. Los candidatos no tienen claras sus funciones y se comprometen con lo que no deben.  O se aprovechan de la ignorancia de los electores. O conocen muy bien sus funciones y dejan de hacer el control político para que, a cambio de ello,  los funcionarios vigilados les den las obras y contratos que ellos se comprometieron. En todos los casos se obra mal con el elector y la moral pública.
Si se quiere recuperar la credibilidad en las instituciones de elección popular, hay que exigirles a sus posibles miembros que cumplan a cabalidad con sus funciones y no que engañen de manera descarada a sus electores. Si usted vota a favor de un candidato para que haga lo que no puede hacer, no puede quejarse luego, porque el candidato le incumplió. Usted a la hora de elegir tiene una responsabilidad con el país y con la ciudadanía. Si facilita el engaño, también es culpable.
@agustinangarita


miércoles, 30 de octubre de 2013

POLÍTICA Y MOVILIZACIÓN SOCIAL
Poco a poco, pero sin descanso, el ejercicio de la política en el país viene cambiando. Hace unos años los gamonales políticos eran los que hacían y deshacían. Cuentan que, por ejemplo, el día de la celebración del cumpleaños del Jefe político, en la alcaldía o la gobernación, no se trabajaba. Todos debían asistir al festejo y aportar la cuota económica respectiva. A nadie removían de su puesto, sin importar si era buen o mal trabajador, sin permiso del Jefe. Figurar en la agenda del Jefe era existir, lo que permitía aspirar a cargos, a contratos o a obras para sus barrios, veredas, municipios o familiares. Esto se ha ido reduciendo sin desaparecer.
Lo que sí ha crecido es el desprestigio y la desconfianza en las instituciones políticas. La credibilidad de los ciudadanos en los concejos, asambleas y el congreso cada día es menor. Esto no quiere decir que los concejales, los diputados y congresistas, por sí mismos sean deshonestos o malos funcionarios, sin embargo, la ciudadanía cada vez cree menos en esas instituciones. Si los ciudadanos pierden la confianza en quienes son sus representantes, la democracia entra en crisis porque son estos los que deben mediar ante el estado y sus entes para tratar de solucionar los problemas de la comunidad. Además a estos delegados, con mucha frecuencia el estado no les pone el cuidado que merecen. La ciudadanía va quedando sin voceros y expuesta únicamente a que la buena voluntad de los mandatarios acogiese sus peticiones.
Pero la dinámica social no se detiene. Toma nuevas formas y expresiones. Hoy en día los ciudadanos han entendido, ante la abulia y paquidermia de los gobiernos para contestar sus demandas más sentidas, que si no se convierten en un verdadero problema no les ponen cuidado. En otras palabras, la gente cansada de ser engañada, de escuchar promesas que no se cumplen y de esperar con paciencia, se ha visto obligada a convertirse en problema para que la escuchen y obtener resultados.
Todos los días vemos como cada sector social se toma y tapona las vías para protestar por el abandono secular de los gobiernos. Las vías de hecho se han convertido en la única salida para que los ciudadanos obtengan respuesta a sus urgentes peticiones. Si taponan la vía la respuesta es lenta. Pero si hay orden público, heridos y, de pronto muertos, los funcionarios de alto nivel y el gobierno mismo, corren a buscar soluciones. Como si la sangre y las lágrimas fueran la nueva moneda que exige el sistema para solucionar conflictos.
Ya la gente aprendió que no necesita representantes. Que ella sola se puede representar y que si se moviliza con decisión, puede obtener lo que necesita. Sin embargo, estas movilizaciones de inconformes aún son muy espontáneas, los niveles de organización son precarios y esto abre las puertas para la manipulación y el aprovechamiento para fines distintos a los iniciales.

La campaña política de los que aspiran a ser representantes de la comunidad, está en marcha. ¿Será que los candidatos ya se dieron cuenta que la política está en pleno proceso de cambio? ¿Estará dispuesta la ciudadanía a seguir votando por los mismos, con las mismas prácticas y los mismos discursos? Habrá que estar atento.

martes, 22 de octubre de 2013

SINFONÍA IBAGUEREÑA POR LA PAZ
El pasado doce de octubre, fecha emblemática para toda América, se realizó con lujo de detalles el evento llamado Sinfonía Ibaguereña por la paz. El plato fuerte fue la presentación de la Sinfonía número 9 en Re menor Opus 125, más conocida como “la coral”, que fue la última sinfonía completa de Beethoven y considerada la más importante y popular de la música clásica.
Ibagué que lleva con orgullo el título de Ciudad Musical, que posee uno de los mejores conservatorios del país, con reconocimiento internacional y con más de 100 años de historia, de donde han salido y estado grandes intérpretes, compositores y solistas, no había tenido la oportunidad de montar la interpretación de esta magna obra, como si lo han hecho grandes capitales del mundo. Se puede decir, sin temor a errar, que no existe agrupación sinfónica en el país que no cuente entre sus miembros destacados con egresados de los conservatorios de Ibagué o del Tolima.
Para celebrar el cumpleaños 463 de la capital musical, la alcaldía decidió liderar el reto de convocar instituciones musicales locales y nacionales  para realizar un gran montaje musical como un regalo institucional que dejase huella en la memoria y en la historia de la ciudad.
Se invitaron las orquestas del Conservatorio del Tolima, del Conservatorio de Ibagué y la Orquesta Sinfónica de la Universidad del Tolima a preparar y ejecutar el montaje de la Novena Sinfonía que en el mundo ha sido reconocida como un canto a la libertad, la alegría y la fraternidad entre los pueblos. El reto era una interpretación en plaza pública, con entrada libre sin distingos de estrato, edad, ideología, sexo o raza, demostrando que la música, en todas sus dimensiones, reside en el alma de los ibaguereños.
El maestro y director de orquestas con experiencia internacional, el ibaguereño Carlos Manuel Fernández se encargó de la dirección musical y el diseño del montaje con más de 200 músicos. Los coros de la Ópera de Colombia con la dirección del maestro Luis Díaz junto con un coro local organizado y dirigido por el maestro Néstor Hernando Gómez fueron el eje del cuarto movimiento de la Novena Sinfonía. Invitados la Soprano Beatriz Elena Mora Escobar, la contralto Adriana Montaño Lara, el tenor Andrés Mauricio Roldán Califa y el barítono Camilo Mendoza.
Se organizó una gran estructura para proteger de la lluvia, amplificación, silletería engalanada con los colores de la bandera de la capital musical,  al igual que la tarima donde se acomodaron los músicos.  Más de cuatro mil personas, vestidas de blanco como homenaje a la paz, llegaron desde antes de las 7 de la noche, hora citada para el inicio del gran concierto al aire libre en la Plaza Murillo Toro de Ibagué.

El espectáculo fue verdaderamente  estupendo, de ensueño dirían algunos.  Colombia y el mundo quedaron convencidos que la capital musical de Colombia es Ibagué. Las caras de satisfacción y orgullo con que salieron los que asistieron son indescriptibles. Los corazones estaban inflamados de emoción, henchidos de sentimiento terrígeno y muchas lágrimas asomaron por la alegría de un cumpleaños de la ciudad amada, nunca visto. La música, en su más linda expresión, fue el hilo que tejió la red de unidad y esperanza como bello regalo para Ibagué.

viernes, 11 de octubre de 2013

LAS BUENAS COSTUMBRES
Las buenas costumbres, es algo así como una muletilla con la que solemos referirnos a diferentes aspectos de la vida cotidiana. ¿Pero cómo se define que una costumbre es buena? ¿Quién la define? ¿Una buena costumbre es igual en todas partes?
En un capítulo de su excelente texto, “Vacas, cerdos, guerras y  brujas”,  el antropólogo Marvin Harris, nos demuestra cómo a pesar de la creencia de Occidente que los habitantes de la India son unos torpes porque no se comen las vacas, sino las adoran en medio de una pobreza y unas hambrunas impresionantes, que ellos utilizan más eficientemente estos animales, que los que de manera simple las convierten en hamburguesas o filetes suculentos… Para algunos es buena la costumbre de comerse las vacas y para otros es buena la de adorarlas. Ambos grupos creen tener la razón.
Kant decía que la costumbre hace norma, por lo tanto, muchos piensan que mantener la costumbre es lo ideal. Pero esto puede ser equivocado. La verdad inicialmente es un proceso de minorías. La verdad en un principio sería contraria a las buenas costumbres. Con el tiempo, esta verdad de minorías ganará terreno y se convertirá en un asunto de mayorías y de acostumbramientos. Y surgirán otras verdades…
Si un vecino de un barrio decide convertir, por ejemplo, su antejardín en un garaje o ampliar su sala y no hay autoridad que lo conmine, funciona entonces como un permiso tácito para que otros hagan lo mismo. Con el paso de los años muchos considerarán que es normal y bueno realizar esta práctica. Y si ulteriormente una autoridad quiere remediar este entuerto, como se ha convertido en una buena costumbre, va a enfrentar una gran resistencia y rechazo.
Pero estas buenas costumbres van más allá. La corrupción de tanto ejecutarse, de tanto ocurrir todos los días termina viéndose como normal. Algún líder social o comunitario considera bueno y normal que le paguen por su esfuerzo electoral con el nombramiento de miembros de su familia, con el otorgamiento de contratos a dedo o de favores especiales. Esa es la costumbre. Así ha sido siempre y así debe seguir. Para algunos una mentira repetida muchas veces se transforma en una verdad. ¿Entonces, para qué cambiar estas buenas costumbres?
¿Pero  por el hecho de ser repetitiva, frecuente y muy difundida será buena está práctica? Que cualquier policía de tránsito decida “colaborarle” a un infractor recibiéndole algún dinero, es tan normal, que ya parece bien hecho. Que se facturen sobrecostos, que se nombren personas sin experiencia, que se hagan obras de mala calidad o incompletas, que se compren cosas que no se necesitan o que no sirven, que adrede se retrasen procesos para luego cobrar por acelerarlos, que se hable mal de los contradictores solo para desprestigiarlos con calumnias y mentiras, que se acomoden los requisitos para nombramientos o licitaciones, son solo una muestra de buenas costumbres cotidianas.
Hay otras buenas costumbres, como cobrarles parte del sueldo o exigirles favores sexuales a los subalternos para sostenerlos en sus puestos o recomendarlos. Existen muchos practicantes de estas buenas costumbres y posan con crucifijos y camándulas para aparecer como beatos, santurrones, honestos y transparentes.

¿Será por la proliferación de estas buenas costumbres que dicen que el país va rumbo al abismo?

miércoles, 9 de octubre de 2013

AZUCAR Y SALUD

Los azucares refinados son, prácticamente, parte de la vida de todos los colombianos. Casi se podría decir que no hay producto alimenticio donde no estén. Se encuentran en los zumos de frutas artificiales (por la televisión se ofrecen a montones), en las gaseosas, los cereales en cajas o latas, caldos de verduras, sopas, yogures, kumis y batidos industriales, helados, chocolatines, galletas, comidas empaquetadas, enlatados, mermeladas, chicles, salsas, bizcochos, bebidas hidratantes, pan industrial, y un muy largo, etc.
Mucha gente no sabe la avalancha de azucares refinados que consume. Ni los daños que ellos le pueden traer a la salud. Estos azucares se presentan en las etiquetas como glucosa, dextrosa, maltosa, manosa, fructosa, sucrosa, sacarosa, entre otros. En general, todos los ingredientes que terminen en “osa” son azucares refinados.
El profesor de la Universidad de Utah en Estados Unidos,  Wayne Potts, realizó una investigación sobre los daños que producen a la salud los azúcares refinados, inclusive consumidos en dosis moderadas. Venenos los denomina. Corroborando otras investigaciones, el profesos Potts, establece una relación entre azucares refinados y los desordenes mentales, incluidos la demencia senil y la depresión. Uno de los más comunes es la hiperactividad, falta de atención y concentración, e incluso depresión, en niños. La relación es directa entre el mayor consumo de azúcar y aditivos en los alimentos industrializados de la dieta de los niños y estos desordenes mentales.
También hay datos sobre los daños en el aparato cardiovascular que induce el consumo de azúcar. Se sabe que aumenta los niveles de triglicéridos, colesterol y de radicales libres, que son tóxicos para el corazón y las arterias.
Un tema destacado en la investigación son los efectos sobre el sistema inmune del organismo. Las enfermedades infecciosas se presentan con mayor frecuencia en niños que consumen habitualmente azucares refinados. Además su recuperación es más lenta.
Es conocida la relación entre azúcar y caries dental. El esmalte de los dientes es el material más duro y resistente que tiene el cuerpo humano. ¿Si los azucares lo debilitan y lo dañan, qué otros daños podrían hacer en el resto del cuerpo?
El azucar por su alta acidez, inhibe la capacidad del cuerpo de aprovechar el calcio y el magnesio, debilitando los huesos y favoreciendo la aparición de osteoporosis y ateroesclerosis. El estudio documenta como el consumo de azúcar lleva a la degeneración de la mácula en el ojo, lo que desencadena pérdida de la visión por el deterioro de la retina. Se habla que a mayor consumo de azúcar mayor posibilidad de sufrir demencia senil, Alzheimer y envejecimiento prematuro.
Todos estos daños ocurren porque en el proceso químico de refinación del azúcar, para hacerlo más blanco y  fácil de disolver en líquidos, se le despoja de casi todos los nutrientes y para poder ser metabolizado por el cuerpo humano, este debe gastar altas dosis de vitaminas, enzimas, oligoelementos y minerales. Es decir, le sale muy caro al organismo el consumo de azucares.

El azúcar debe ser eliminado de la dieta. Inclusive es dañino en pequeñas dosis. Lea las etiquetas para descubrirlo. Si no cuida su salud por lo menos cuide la de sus hijos. La mejor vacuna contra las enfermedades es amor y una buena y sana nutrición, sin azucares refinados ni enlatados. Esto depende de usted.

martes, 24 de septiembre de 2013

CORAZÓN DE CEMENTO
La ciencia política enseña, desde el punto de vista teórico, cuales son las necesidades de una sociedad. Se habla entonces de la salud de los habitantes, de los problemas de desempleo, de las deficiencias educativas, de espacio público, de recreación o de movilidad. Empero, en la actualidad lo que moviliza a la mayoría de la gente son los problemas de infraestructura, específicamente las vías.
Muchos miden el progreso por el estado de calles y avenidas. Lo demás es secundario o de poca monta. Si se mejora la salud, la educación, la recreación y el deporte, la atención de la niñez, del adulto mayor o de la población vulnerable, todo eso nada vale si no se tapan los huecos de las calles. La calidad de vida se ve reducida a la cantidad de asfalto ejecutado.
La ciudad de Ibagué tiene más o menos 425 kilómetros de vías. De los cuales, al entrar este gobierno, alrededor de 370 estaban en mal estado. Pero más grave, es que la red de alcantarillado de la ciudad está obsoleta en un 70%, lo mismo las redes del acueducto. Recuperar estas dos redes cuesta más de 400 mil millones de pesos, además de la incomodidad de romper casi todas las calles y avenidas de Ibagué. No se debe recuperar una vía sin solucionar los problemas de alcantarillado y acueducto, porque el agua subterránea deteriora lo que se haga encima de ella.
Pavimentar un kilómetro de vía cuesta un poco más de mil millones de pesos. Luego arreglar las vías de la ciudad cuesta por encima de los 370 mil millones, sin contar los costos de acueducto y alcantarillado que son otro tanto o más. En el 2012 este gobierno recibió un presupuesto que aprobó la administración anterior para arreglo de vías de solamente 3 mil millones. Es  decir, para recuperar tres kilómetros de los 370 dañados. Y cero pesos para arreglar las envejecidas redes del Ibal.
La alcaldía, ante esta gran dificultad, presentó un proyecto de endeudamiento al Concejo municipal, el cual fue aprobado para los cuatro años de gobierno. De los cien mil millones de cupo de endeudamiento, algo menos de 40 mil millones son para arreglar vías. En los cuatro años de este gobierno, con gran esfuerzo y responsabilidad se podrían recuperar casi 70 kilómetros y faltarían 300… Por eso se decidió priorizar las rutas de los buses y el centro de la ciudad. Se trabaja duro pero es insuficiente porque no alcanza el dinero. Los arreglos han sido bien hechos, no aplicando capas superficiales de asfalto sino recuperando a profundidad la vía para que el remedio dure y sea efectivo.
Como el abandono vial era tan crónico y tan grande cualquier esfuerzo se nota poco. Y el corazón de cemento de la mayoría de la gente, ve lo que hace falta más no lo que se ha hecho. Y todo el trabajo social que ha realizado el gobierno municipal no se tiene en cuenta. 
Llama la atención que todos los que vienen a la ciudad valoran su progreso, sus avances y las grandes posibilidades que se están gestando. Muchos inversionistas ven en Ibagué un centro de oportunidades y de negocios. Pero los ibaguereños, poco informados, cargados de pesimismo y escepticismo, no reconocen casi nada. ¡Qué vaina!

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lunes, 16 de septiembre de 2013

VANIDAD SOCIAL
Fue noticia destacada en las redes sociales el hecho reciente de un joven filipino quien se ha practicado 16 intervenciones quirúrgicas para cambiar su rostro y parecerse a Superman, el personaje de las películas. Esta persona quiere salir por las calles vestido de superhéroe y ser reconocido por prestar algún servicio.
Este caso es modelo de lo que hoy sucede en el mundo. Las personas consideran que su apariencia es lo más importante. Por eso las dietas para bajar de peso se venden como pan caliente y todo lo que tenga que ver con el cuidado del cuerpo. Además, de todo tipo de productos de belleza, para desaparecer arrugas, reducir barriga, tonificar glúteos o senos, para disimular canas y el paso del tiempo, etc. La ropa sigue la misma línea y ofrecen pantalones para dama que levantan la cola o calzoncillos que hacer ver prominentes las partes íntimas masculinas. Igual con los sostenes, fajas o extensiones, tinturas para el pelo o sustancias vigorizantes.
Hace unos días llegó a mi consultorio una dama quien presentaba unas úlceras en los labios mayores de su vagina. Llevaba ya varios meses con su problema y recibiendo múltiples tratamientos infructuosos. Al indagar por la causa de su mal me informó que se había mandado a blanquear su piel íntima con laser porque le molestaba el natural color oscuro que tenía. Pregunté a los cirujanos plásticos y me contaron que no sólo es frecuente este procedimiento sino que también se hace alrededor del ano tanto en hombres como en mujeres. Además me dijeron que era un procedimiento muy doloroso que exigía anestesia general.
¡Hasta donde nos está llevando la vanidad! Poner en riesgo la vida aplicándose tratamientos que entrañan peligro únicamente para mejorar las apariencias. Esto parece no tener freno. Para mejorar la masa muscular muchos se someten a tratamientos hormonales que lastiman la salud. Una bella señora, exitosa comerciante, me preguntaba que se podía hacer para borrar una cicatriz que le había dejado desde niña una quemadura. Su cuerpo tonificado por el ejercicio, era proporcionado y agradable. La cicatriz cubría una parte del glúteo y el abdomen bajo. Seguramente había usado múltiples cremas porque la cicatriz era suave. Sin embargo, ella no se atrevía a ir a piscina en vestido de baño por la pena de mostrar la huella del fuego en su piel. Incluso me dijo que no se dejaba ver el cuerpo de su esposo, con el que tiene una hija.
En alguna ocasión entable conversación con una profesora de Alemania oriental, le pregunté cómo se sentía después de la caída del muro de Berlín. Ella me dijo que el muro que había que destruir era el que llevaba la gente en la cabeza. Igual sucede con la señora que lleva la cicatriz en la mente más que en la piel. Esta sociedad de apariencias no valora el ser, sino el parecer. La inteligencia se mide por la protuberancia de las nalgas, del busto de las damas o los músculos de los metrosexuales.

Sociedad vacua y enferma que para vender sus vanidades le hace creer a la gente que eso mejora la autoestima y fortalece la personalidad.  Que favorece la frivolidad y las apariencias para luego quejarse por la falta de sentido, compromiso y responsabilidad.

viernes, 6 de septiembre de 2013

EL VALOR CIVIL FRENTE A LA RESPONSABILIDAD

Que difícil se convierte para el ciudadano común y corriente aceptar una crítica. Para él o ella toda crítica tiene el ácido que corroe y debe rechazarse de plano. No hay que darse espacio para reparar las posibilidades de verdad en esa crítica. Lo importante es alistar la disculpa, la excusa o la repostada. Una opción es echarle la culpa a otro. Hay que quedar bien a toda costa. Otra posibilidad es ponerse energúmeno, zapatear y hacer escena, para tratar que el ofuscamiento disipe la crítica.
En todos los aspectos es una manera fácil de evadir responsabilidades. Un verdadero ciudadano afronta el problema. Sin personalizarlo. Buscando salidas y soluciones no excusas ni disculpas. Asombra que, por poner un ejemplo, personas contratadas para hacer ruido, cuando se evalúa su prolongado silencio o sus sonidos casi imperceptibles, en lugar de revisar las razones de su falla, responden endilgándole la culpa a la sordera de los demás o cosas por el estilo.
Si una persona se compromete a algo y eso queda expresado claramente en sus funciones, no se entiende por qué al constatar que las funciones se cumplen parcialmente o definitivamente no se cumplen, la ciudadanía debe contentarse con que la función no se ejecute, el incumplido se enoje, insulte, ataque y que sea ella la que resulte siendo culpada por el que falló. Bonito así.
En el estado los gobernantes deben exigir que sus subalternos cumplan con sus responsabilidades y no aceptar, por ningún motivo, excusas por respuestas. Si la ciudadanía, que es en últimas la que paga los sueldos de los funcionarios, espera recibir una acción o un servicio, no puede obtener solamente disculpas o justificaciones. Un buen funcionario siempre es autocrítico con su trabajo. Es la única manera de mejorar siempre. Debe mantener abierta la mente para recibir críticas. No una ni dos, sino todas las que se presenten, hasta que la gente no tenga ya nada más que decir porque su trabajo es eficiente y acertado. Si escucha con atención, seguramente encontrará quejas justificadas y entenderá la necesidad de modificar conductas, de preparar estrategias y asimilar que una cosa es él o ella como persona y otra cosa son sus responsabilidades.
He conocido funcionarios que son excelentes personas, amables, joviales, respetuosos, pero ineptos. Ninguna persona va a una oficina a que con cariño y delicadeza le mientan o la engañen. Seguramente prefiere una persona seria pero eficiente. Lo ideal sería amable y eficiente, pero eso no es frecuente.
Si un grupo humano fue contratado para realizar una función y esa, por diversas razones, no se está viendo, en lugar de enojarse, buscar excusas o defenderse, el grupo debe evaluar nuevas estrategias, nuevas maneras de hacer lo que saben para poder ser eficientes y cumplir con su responsabilidad. La rutinización de la vida mata. Que tal un cirujano, por muy calificado que sea, que se excuse detrás de sus títulos y laureles, o en el conocimiento juicioso de una técnica, cuando su paciente no salió bien del quirófano.

Su responsabilidad es que sus pacientes salgan bien, y si para ello debe innovar, crear o improvisar, debe hacerlo, no buscar disculpas, justificaciones individuales o colectivas, y menos ponerse bravo o insultar a los que les hacen ver los errores.

jueves, 29 de agosto de 2013

LA PUBLICIDAD ENGAÑOSA

En el mundo capitalista actual que gobierna el mercado, todo se ha convertido en una mercancía. La mano de obra, el tiempo libre, la salud, la seguridad, la recreación y hasta la misma virginidad hoy se compran y se venden. El vehículo expedito para este mercado es la publicidad. Cualquier producto para poderse vender apela a la publicidad para llegar a manos de los consumidores. Y la publicidad es eficiente y se sofistica cada vez más.

Esto es lo que sucede y no sería problema si no se encontrara a diario que existe publicidad que apela a argucias y artimañas para engañar a los compradores. Los casos abundan.

En almacenes de cadena, que ahora se denominan grandes superficies, es común encontrar imponentes avisos, estratégicamente ubicados, que anuncian suculentos descuentos para un producto determinado. Al comprador desprevenido le llama la atención la cifra que le ofrecen como descuento, pero no se percata que en letra poco destacada y que sólo es visible si se fija con cuidado, que ese descuento escrito en grandes moldes, solo es válido si compra con la tarjeta de crédito del almacén, por ejemplo. Si el cliente no se fija, llega con su producto a la caja de pago con la confianza que le aplicará el descuento ofrecido, lo que no ocurre porque pagó en efectivo. Es una publicidad diseñada para engañar.

Igual sucede con el jabón cuya publicidad promete acabar con el 99.9% de las bacterias. Esto es publicidad engañosa, porque eso es mentira. Lo mismo pasa con las cremas dentales que le “garantizan” que en dos semanas sus dientes serán blancos y relucientes. O la crema mágica para la piel de su cara que en solo tres semanas desaparece sus arrugas, lo rejuvenece y le entrega la llave de la eterna juventud. Es una exageración que mueve a engaño que los huesos se partan como una tiza, o que deba consumir calcio desde joven para evitar la osteoporosis o que una pomada respaldada por un famoso borre las cicatrices.

No es literalmente cierto que la vitamina C prevenga infecciones, ni que un montón de productos naturistas devuelvan el vigor sexual perdido, no importa que la publicidad diga que le devolverán su dinero si no ve resultados. Tampoco es exacta la súper blancura que ofrecen los detergentes ni la puntualidad y atención esmerada que dicen entregar a sus usuarios algunas aerolíneas. Escasa debe ser la verdad en programas para adelgazar que se venden como pan caliente mientras la obesidad crece sin cesar. O de los purgantes ofrecidos desde camionetas con altoparlantes y adornadas por frascos llenos de lombrices…

No hay que olvidar la publicidad política que es más lo que miente que lo que tiene de verdad. Y como las autoridades tienen origen político, pues no ven, no escuchan, no saben, no entienden y no defienden al público.


Duele saber cómo los ciudadanos son engañados, sus bolsillos prácticamente saqueados gracias a publicidad mentirosa. La defensa de los consumidores aún es incipiente pese a los esfuerzos quijotescos de destacados personajes. Se requiere que las autoridades sean verdaderas servidoras públicos y asuman como parte de su compromiso con la sociedad, la constatación de la efectividad e inocuidad de los productos que se ofrecen como las panaceas de la salud o de la utilidad. 
BURLAS, RESPETO Y SOLIDARIDAD
Una de las costumbres más odiosas que tenemos los colombianos es la de reírnos, a carcajada batiente, de los infortunios de los demás, no importa si sean niños, ancianos, discapacitados o embarazadas. No es sino observar los videos titulados como chistosos en las redes sociales y se constatará la lista de niños que se caen de los columpios, de las mesas o sillas; que se quedan dormidos y se echan la comida encima; que se resbalan en las piscinas; o los adultos que al bajarse de un vehículo sin fijarse, caen a una alcantarilla sin tapa; o la gestante que por el peso de su bebe camina con dificultad y la comparan con animales o cosas por el estilo…
En una ocasión me solicitaron una consulta médica a domicilio. Al llegar me encontré un joven quien al manipularse las lesiones de su acné, se le inflamó de manera generosa el labio superior. Mi sorpresa fue grande cuando lo primero que quisieron hacer sus familiares fue tomarle fotos para poderse burlar más adelante de su desgracia temporal. Molesto los increpé por su actitud insolidaria y poco humana. No tiene sentido que ante una persona enferma y con los problemas que trae su padecimiento existan seres humanos riéndose del mal ajeno.
El cristianismo enseña el amor al prójimo, pero muchos lo interpretan primero burlarse y luego, si queda tiempo, ayudar. Esto tiene que ver con la debilidad con que asumimos el ejercicio de la ciudadanía y la ética del respeto. En la escuela, por ejemplo, con indiferencia de toda la comunidad educativa, ridiculizar es muy usual, hasta el punto que evitar el ridículo es lo más importante para cada estudiante, pasando por no pasar al tablero, no hablar en público ni hacer parte de la clase y pasar lo más inadvertido que se pueda. Si estamos educando para no participar, ¿cómo le exigimos al ciudadano adulto que participe?
La burla es una expresión de no respeto por el semejante. Una sociedad que no aprende a respetar al otro o la otra, es una sociedad que generará, tarde o temprano comportamientos excluyentes que desembocarán en violencias. Aprender a respetar es el camino a recorrer para la construcción de una sociedad que conviva con los conflictos, que son inherentes a la vida en comunidad, pero que los sepa manejar de manera pacífica, sin violencias.
No hay que confundir la burla con la alegría. La gente puede divertirse, desbordarse en alegría sin tener que obtenerla a costa de los demás. Cientos de niños, hoy adultos, sufrieron en silencio las burlas de los demás, ya sea por sus apellidos, por su vestimenta, los peluqueados, los acentos, la fealdad o los defectos. Y muchos no han explorado si sus comportamientos hoscos y huraños, sus rabias y mal genio, sus timideces y retraimientos pudieran tener como causas las burlas en la infancia, nacidas en el barrio, en el aula, en los parches o con la misma familia.

La burla apaga y niega la solidaridad y la amistad. Si algo necesitamos en esta sociedad son ciudadanos integrales, solidarios, participativos, democráticos que no se burlen de nadie pero si construyan fuertes lazos de amistad, afecto y respeto, para consolidar una sociedad pacífica, incluyente que transite por los caminos del progreso económico y social.

lunes, 5 de agosto de 2013

EDUCACIÓN SUPERIOR PARA LA INCLUSIÓN SOCIAL
La exclusión es un grave problema de la sociedad capitalista. Es una sociedad que no le da cabida a toda la gente. Para intentar desenredar este nudo, se habla de movilidad social. A la educación se la ha encargado del papel de movilizador en la escala social. La idea es que a mayor preparación educativa más alto se llegaría en la estratificación social. Esta concepción tiene detractores y defensores.
Un defecto evidente es que la cualificación se mide por la credencial que certifica la preparación educativa. Tener un título sería la garantía de una preparación adecuada para la movilidad social. Esto no es cierto en muchas ocasiones. Pero si ha llevado a valorar el credencialismo por encima de la cualificación misma. Eso explicaría el montón de instituciones de educación superior o técnica que con dudosas calidades, acreditan títulos a destajo, y que mucha gente acuda a ellas porque lo único que les interesa es el cartón que los acredita como preparados, así eso no sea real.
Las instituciones de educación superior, especialmente las públicas, son las llamadas a la formación de alto nivel en la sociedad. Como la demanda es alta y los cupos escasos, estos entes seleccionan sus alumnos. Los estudiantes con los mejores resultados en las pruebas SABER 11 son los escogidos. Esto genera una paradoja: la educación superior, llamada por la sociedad para crear inclusión y movilidad social, se basa en la exclusión. Que unos pocos sean escogidos y que muchos sean desechados…
Las inteligencias múltiples demuestran que los sistemas de evaluación tradicionales, tipo pruebas SABER 11, descartan a muchas personas capaces e inteligentes y las condena a la inmovilidad social. Este cuello de botella debería romperse. Las puertas de las instituciones de educación superior deberían abrirse para todos los bachilleres sin mayores talanqueras. Que el único límite sea la falta de ganas de estudiar. Pero no discriminaciones odiosas que debilitan, cuando no dañan, el tejido social. Que las exigencias y el rigor académico de la institución en sus programas junto con el rendimiento de los alumnos, sean los verdaderos factores de selección.
Hace unos días me encontré con un joven que me dijo que estudiaba su carrera profesional en una institución de educación superior privada. Al preguntarle por qué no lo hizo en la universidad pública donde ofrecen con lujo el mismo programa, me dijo, sin ocultar cierta nostalgia y vergüenza, que no le había alcanzado el puntaje y se había tenido que conformar con esa universidad privada. Este joven tuvo la fortuna que sus padres le pudieron ofrecer esta opción, pero muchos otros se quedan a la vera del camino, sin opciones y con un futuro oscuro.
Se debe trabajar por una educación verdaderamente incluyente, de calidad, sin cortapisas, abierta, pertinente, flexible y al alcance de todos los que la necesiten. Que sean las cualidades de las personas las que midan el alcance de su movilidad y no las recomendaciones, el parentesco, los recursos económicos o los resultados de pruebas de suficiencia intelectual o académica, muchas veces dudosos.

Desde muchos frentes se habla de combatir la exclusión. Creer en la inclusión social no se puede hacer desde postulados, lenguajes, creencias o posturas excluyentes. Es abriendo puertas y oportunidades como reducimos la exclusión. Las universidades no están exentas. 

jueves, 25 de julio de 2013

LA MEDICALIZACIÓN DE LA VIDA

La crisis de la salud siempre se mira desde la arista de la financiación. Que las EPS se quedan con los recursos, no les pagan a los hospitales, que estos, por no poseer liquidez, no pagan a  sus trabajadores ni proveedores y todo sumado, se traduce en un hueco que consume grandes cantidades de dinero, de esfuerzos,  de salud y calidad de vida.
Hay un tema no revisado a profundidad. La medicalización de la salud y la vida misma. ¿Qué se entiende por medicalización?  Es un término lanzado a la vida pública en 1975 por el historiador, sacerdote y filósofo austriaco Iván Illich. Quien hizo una crítica radical al poder totalitario y absorbente de la medicina sobre todos los aspectos que tienen que ver con el bienestar humano y sobre todo, por los riesgos que puede generar esta intromisión.
Illich lo definió como el proceso que se extiende de manera imparable por la sociedad de nuestro tiempo, por el cual los médicos se ocupan y tratan problemas que no son médicos,  que atañen al bienestar humano y que están asociados a características intrínsecas de la vida y a la condición humana. Temas como la sexualidad, la infelicidad, el envejecimiento y el deterioro biológico, la soledad, la tristeza, la angustia, el alcoholismo y la muerte son tratados como problemas médicos, como enfermedades.
La salud se reduce a atención médica en toda su extensión. Y la atención médica, regulada por la lógica del mercado, a formulación de medicamentos o productos médicos, ya sean éstos prótesis, sondas, marcapasos, terapias, laboratorios, etc. La medicalización de la vida se ha metido en todos los asuntos. Define qué es normal o no. Cuanto debe medir o pesar un niño al nacer, el tamaño de los riñones, testículos, cavidades nasales o glándulas mamarias. Busca prolongar artificialmente la vida sin importar los costos ni la voluntad de los enfermos. Muchos de ellos ven sus vidas sometidas a circunstancias bajo las que no desean vivir. Pero el negocio de la unidad de cuidados intensivos debe facturar…
El poder normalizador o de control de la medicina, según la prestigiosa publicación médica inglesa, British Medical Journal, ha motivado una tendencia en aumento a clasificar como enfermedades los problemas de la gente. La medicalización no es guiada por los médicos sino por las grandes multinacionales que se enriquecen expendiendo medicamentos y productos para la salud y la enfermedad.
El envejecimiento, por un proceso normal de deterioro biológico, disminuye los depósitos de calcio en los huesos. Eso lo volvieron los mercaderes de la salud y bajo el ropaje científico de la medicalización de la vida, una enfermedad: la osteoporosis. Ella es un problema pero no una enfermedad. Ahora las personas son, literalmente bombardeadas por avisos publicitarios que las invitan a consumir medicamentos desde edades tempranas, para evitar supuestas catástrofes futuras. Como los laboratorios que venden las drogas son los mismos que patrocinan la investigación médica y los congresos de actualización y divulgación, los profesionales de la salud están en manos de los que se enriquecen con la medicalización.

Hoy la gente no piensa en comer y vivir saludablemente, sino en tener cerca un puesto de salud, con médicos, personal paramédico, droguería y dotación correspondiente. Pero esto en nada ha mejorado los índices de salubridad.

viernes, 19 de julio de 2013

VERGÜENZA DEL DINERO
AGUSTIN RICARDO ANGARITA LEZAMA
He defendido en múltiples escenarios que no se nace humano sino que lo humano es una construcción social. Esa construcción tiene que ver con la educación, con la socialización que desde la casa, las aulas, el trabajo y la vida cotidiana se recibe todos los días. No obstante, se estrella uno con situaciones que ponen a pensar si realmente la educación que recibimos nos forma y humaniza.
Hace unos días, al salir de un hospital, fueron capturados varios empleados mientras se sustraían medicamentos de ese ente de salud. Se sospechaba que se habría constituido una red interna para robarse la droga de los enfermos hospitalizados y venderla a menor precio en algunas droguerías de la ciudad.Como estos contratistas fueron capturados en flagrancia se procedió a cancelar sus respectivos vínculos laborales legales. Uno de los implicados decidió contarles a las autoridades los pormenores de la cadena delictiva. Más de cincuenta personas resultaron desvinculadas…
Al revisar las hojas de vida de los funcionarios despedidos se constata que todos tenían altos niveles educativos y una trayectoria larga en salud. Y aquí vienen mis dudas. Trabajando en una institución de salud y con una buena formación académica y profesional, debería ser claro y fuera de toda duda, que los pacientes, y sobre todo, su bienestar, era lo más importante de su trabajo. Empero, esto no sucedió, por lo menos para estas personas.
No se robaban las aspirinas ni las tabletas de acetaminofen. Sino la droga más costosa prescrita para el cáncer o para los pacientes en estado crítico. Es decir, arrancaban con despreocuparse por la salud de los enfermos. Seguían por no importarles el bien más sagrado que le entregan los pacientes al personal de salud: su vida. De la manera más inmoral e insensible, se robaban los medicamentos de los pacientes más enfermos y aceleraban su destino fatal. Finalizaban por ser los abanderados de la muerte. ¡No creo que nada justifique esta bellaquería!
Uno entiende que la salud esté en crisis. Que a los trabajadores no les paguen oportunamente y tengan que pasar penurias para mantener sus hogares, pagar los colegios de sus hijos o las obligaciones con los servicios públicos, etc. También que existan muchas personas honestas, abnegadas y probas que trabajan en el sector salud. Pero esto no puede disculpar que se juegue con la vida de seres humanos indefensos y encima lesionados por enfermedades crónicas o agresivas, incluyendo niños.
¿Dónde queda la ética profesional que obliga a tener como principio, que por encima de todo no se debe hacer daño al paciente ni someterlos a riesgos innecesarios? ¿Dónde queda la moral religiosa que enseña que no se debe matar? porque robarle la droga a los enfermos es condenarlos a muerte, es matarlos silenciosamente. Esta sociedad donde el fin justifica los medios, pone por encima del respeto a la vida y la dignidad de las personas, la avidez por el dinero y el apego por acumular bienes materiales.
Para muchos hablar de ética es una antigualla. Prefieren hablar y saber de negocios, vanidades y oportunidades monetarias. Pero la ética no es la estulticia de reducirla a enseñar la urbanidad de Carreño. La ética de la vida, además una tarea inaplazable, debe ser una responsabilidad de todos los ciudadanos, sin ninguna excepción.
www.agustinangarita.com



martes, 16 de julio de 2013

PIEDRA CONTRA LA CORRUPCIÓN
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
La corrupción es quizá el problema más grave que aqueja nuestra sociedad. Claro está que no es un problema exclusivamente nacional. De ninguna manera. Es un problema mundial, que carcome hasta las sociedades más desarrolladas y civilizadas. Pero limitarnos a decir esto es consuelo de tontos. La corrupción inicia en la no interiorización y asimilación de la ley. En unos casos porque la ley es injusta o favorecedora de intereses particulares; o porque preferimos la subcultura de la viveza en la que la ley es “para los de ruana” o para los giles, o porque hay que aprovechar el “cuarto de hora”. Además, nos encantan los atajos, privilegios y ventajas exclusivas. Y como nuestro verdadero dios es el dinero, hay que rendirle culto permanente.
Luchar contra la corrupción es, entonces, una tarea muy difícil. Casi imposible de erradicar. Me recuerda lo que decía el ex presidente Julio Cesar Turbay, que la corrupción había que mantenerla en sus justas proporciones, evitar que se desborde pero muy complicado acabarla. Para combatirla se necesita la voluntad de todos no de tres o cuatro.
Es por eso que causa sospecha el discurso que quieren enarbolar algunos presentándose como los abanderados de la moral y los cruzados contra la corrupción. Ellos no buscan acabar con los corruptos sino reemplazarlos, sustituirlos. Las prácticas sucias van a seguir pero con ellos como protagonistas. ¿De dónde aquí, seres humanos que se han destacado por su ambición por el dinero y por acumular prebendas, van a ser los que defiendan la ética que nunca han tenido y los que protejan la moral pública que siempre han escamoteado? Hay que dudar y mucho de esos discursos mesiánicos que hablan de honradez para ocultar apetitos insaciables por lo que no les pertenece.
Entristece descubrir que tanto en las entidades públicas como en las privadas suceden cosas similares en lo que a corrupción corresponde. Esta muy bien que se vigile, pero para cuidar y proteger, no para aprovecharse de lo vigilado y menos del vigilado. Es claro que se debe denunciar sin temor, pero cuando se tengan pruebas irrefutables de lo que se denuncia, no por simples indicios, o por favorecer oscuros intereses politiqueros. Ahora que está de moda hablar del matoneo, es importante que nos demos cuenta que no es un tema exclusivamente de las instituciones educativas. Es horroroso escuchar como personas sin ninguna prueba acusan a otros, generalmente funcionarios, de cometer todo tipo de delitos. El problema no solo es la calumnia,  es que los acusados tienen hijos, esposa, familia y allegados, y estos conocidos que escuchan en los medios por donde se acusa sin fundamento a su familiar o amigo. Muchos niños son abucheados por sus compañeritos de clase o de juegos porque escucharon por un medio de comunicación que su padre era corrupto, tramposo, ladrón o como para algunos les parece gracioso decir, una rata…

Muchos de estos acusadores invocan de manera constante a Dios. Valdría la pena que recordaran antes de juzgar a priori, lo que él enseñó cuando vio la muchedumbre que apedreaba a una mujer que señalaba de pecadora irredenta: “el que se sienta libre de pecado, que tiré la primera piedra”.

martes, 9 de julio de 2013

SIN PRIVACIDAD NI LIBERTAD
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
En la antigua Grecia el concepto de lo privado no era bien visto. Para los griegos lo más importante era la vida pública, lo privado se reducía a lo íntimo, a lo de poca monta y de escaso interés.
Con el advenimiento de la modernidad, poco a poco la vida privada gana un espacio que no tenía. Por decirlo de alguna manera, la vida privada, como las quinceañeras, hace su presentación en sociedad. Desde ese momento lo social queda dividido en dos: lo público o lo de todos, y loprivado o lo individual. Fue una ganancia para la sociedad, porque dedicarse a asuntos particulares o privados dejó de ser visto como un tema peyorativo y de mal gusto social.
El tema de lo privado ha continuado ganando terreno hasta el punto que ya hace parte de los derechos del individuo, de los derechos humanos fundamentales. La intimidad y la privacidad son un derecho sagrado, por lo tanto vedados a cualquier intrusión por parte del estado o de otros individuos. Más de un artículo de nuestra constitución política reconoce la importancia de preservar el fuero de lo privado y de lo íntimo.
El Estado es un ente creado para el servicio de los ciudadanos. Su esencia y naturaleza es servir a sus asociados. Con el paso del tiempo, el Estado ha ido ganando cierta autonomía y por razones de confianza y tranquilidad resulta, paradójicamente, más importante la seguridad del Estado que la de los mismos ciudadanos. La creación, que es un ente abstracto e inmaterial, se asume más importante que sus creadores, que son reales, sensibles, razón de ser de la existencia del Estado. Una monstruosidad.
Esta degeneración trata de convencer a los ciudadanos que pierdan lo ganado con su privacidad y mundo íntimo, para permitir que el Estado, que debería ser la expresión de lo público, indague sin cortapisas en los asuntos privados. Es como sostener que para preservar la libertad se ofrece la seguridad de una cárcel. El Estado argumenta que para que la sociedad sea segura él debe meter sus narizotas en las llamadas telefónicas, cartas, correos electrónicos y todo tipo de comunicaciones.
No faltará el despistado que diga que el que no tiene nada que ocultar no debería preocuparse. Esto es falso. Si fuera cierto las personas no bajarían la voz, para ser privados, cuando un ser amado las llama por celular. No conozco a nadie que quiera pedir favores, por ejemplo sexuales, a gritos en la plaza pública porque el que nada debe nada teme. Una cosa es la lucha contra la corrupción, las mafias y el bandidaje y otra querer desaparecer de tajo la intimidad de las personas. La privacidad es un derecho de la persona que hay que defender y exigir que se respete sin ninguna condición.
Fueron muchas las fechoría que desde el Estado se fraguaron contra la intimidad y la privacidad de centenares de ciudadanos, en las famosas chuzadas del DAS, dizque para garantizar la seguridad del Estado. Se quiere construir un Estado seguro haciendo inseguros a los ciudadanos. Con este argumento se persiguió a opositores y se metió en cintura a muchos inconformes.

Hay que rechazar sin desmayo la intromisión del Estado en la vida privada, un derecho fundamental de las personas. 

jueves, 27 de junio de 2013

EL POSCONFLICTO
POR: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Las personas tienen puntos de vista personales y particulares sobre  la realidad. Eso hace que muchos puntos de vista no coincidan, incluso que sean contrapuestos. Además, los intereses son diferentes. Esta perspectiva, en la que  los intereses se contraponen o las miradas diversas se enfrentan es la que genera los conflictos. Por lo tanto, los conflictos son inherentes a la vida en comunidad. Soñar una sociedad sin conflictos es tontería. Hay que aprender a vivir con los conflictos.
La democracia es una manera de resolver los conflictos de la vida comunitaria, que privilegia mecanismos no violentos buscando evitar que la respuesta social y política a los conflictos sea la negación del otro, la exclusión, la violencia o la guerra. Como lo expresa Ralf Dahrenforf, una de las misiones fundamentales de la política consiste en la sujeción racional de los conflictos sociales.
En Colombia el conflicto social armado lleva más de medio siglo. Todos los que vivimos en el país hemos padecido la guerra. Aprendimos a pensar y existir en términos agonísticos o de combate. Hemos construido un imaginario colectivo en el que justificamos la violencia y la guerra. Desde hace casi tres años se desarrolla en Colombia un proceso de paz. Este proceso se estrella con la justificación metal de la guerra. Unos son escépticos porque conciben la paz como una quimera, otros porque creen que únicamente mediante la guerra y la aniquilización del contrario habrá paz. Muchos están hastiados pero no se atreven a exigir parar la guerra.
No obstante las trabas de los amigos de la guerra, desinformación y propaganda amañada, el fin de este conflicto y la paz avanzan más rápido de lo que se piensa. Surge un nuevo problema. ¿Cómo afrontar el posconflicto?
El posconflicto es definido como la fase que viene después de la firma definitiva de acuerdos de paz. Se debe construir durante el conflicto para poder lograr  la recomposición de la sociedad. Llegar al posconflicto es arribar al final del proceso de paz, lo que implica trabajar de manera mancomunada en preservar la paz, reconstruir todo lo que derrumbaron años de guerra fratricida, supervisar que se desmovilicen y reinserten los actores armados, que se consolide la seguridad ciudadana y velar por el cumplimiento de los acuerdos entre las partes.
El posconflicto pone al orden del día temas estratégicos que deben preparar desde ahora:
a)      Recuperación social: atención humanitaria a víctimas, retorno y apoyo a los desplazados, reinserción y desmovilización, perdón y reconciliación, apoyo a grupos vulnerables, fortalecimiento de la sociedad civil, inversión social.
b)      Fortalecimiento económico: recuperar el manejo de la economía, generación de recursos y empleo, alianzas fuertes con el sector privado.
c)       Restructuración política y administrativa del Estado: fortalecimiento institucional, separación de poderes y no concentración del poder.
d)      Justicia: consolidar el estado social de derecho, justicia transicional, etc.
e)      Asuntos militares: recortar  gastos para guerra, reingeniería para el posconflicto, perdón y reconciliación.
f)       Lo internacional: obtención de recursos para apoyar la construcción de la paz, acompañamiento para verificación, mediación y facilitación, etc.
g)      Temas siquiátricos: tratamiento de trastornos y situaciones derivadas de la guerra: duelos, perdidas, odios, sentimientos de venganza, trastornos mentales, que si no se les da manejo ponen en duda la consolidación de una paz duradera.

¿Nos estamos preparando para el posconflicto?

sábado, 15 de junio de 2013

CIFRAS, DATOS Y VERDADES
“No todo lo que se puede contar cuenta,
ni todo lo que cuenta se puede contar.”
   Albert Einstein.
Hace unos días escuché una aseveración que me movió a reflexionar y a escribir este artículo. Decía la persona que vive vinculada a un centro de educación superior, que creía en dios y en  las cifras. Esa persona, inspirada por la visión positivista,  es de las que creen en la verdad incontrovertible de los datos. Atilio Boron, politólogo, sociólogo y profesor universitario argentino doctorado en Harvard, quien durante muchos años fuera Secretario Ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales CLACSO, explica que el dato no está ahí puesto en la realidad esperando que el investigador lo recoja y menos que los datos o cifras hablen por sí mismos. Según Borón, los datos y cifras hablan cuando los conocimientos teóricos y creencias académicas del investigador les dan lenguaje. Es decir, habla el investigador con sus pasiones, debilidades y fortalezas, no las cifras ni los datos.
Boron es tajante al afirmar que existe la “creencia bárbara de que el dato o la cifra son un producto neutro, un límpido espejo en el cual se refleja la realidad social, cuando en verdad es el resultado de una teoría y una metodología que lo construyeron y le die­ron vida.” En otras palabras, los datos que se muestran como imparciales y veraces, sólo reflejan una manera de ver y entender la realidad, pero nunca la realidad misma.
Para algunos la realidad se reduce a simples cifras o datos. La hipertensión la reducen a una cifra de tensión arterial o la diabetes a una cifra de azúcar circulante. Igual sucede con la pobreza a la que entienden como una cifra, casi siempre en dólares, que mide y cataloga a los que ganan por debajo de ella. El desarrollo lo reducen al crecimiento económico y la calidad de vida a la suma de otras cifras. Todo esto ocurre porque es una forma de mirar el mundo, de entender y construir la realidad. Son seres humanos que todo lo miden, lo pesan y cuantifican. Y cuando no lo pueden hacer, entonces lo ignoran o lo consideran como una externalidad poco importante de la realidad.
A estos positivistas los elementos cualitativos les parecen superfluos. Sufren porque no pueden cuantificar el amor, el dolor, la tristeza, la rabia o la esperanza. Cuando aman hacen cuentas y cuando desaman también. Piensan que el futuro es la sumatoria de sucesos acaecidos en el pasado que ellos registran como datos. Viven metidos en el mundo de las cifras, de los métodos, de las recetas, de los formulismos, porque están convencidos que eso les da certeza y seguridad.
El mundo de la vida y de la libertad es el mundo de la creatividad, de la innovación, de la imaginación, de la incertidumbre. Si la realidad estuviera determinada por las cifras y los datos, como causas y efectos, el libre albedrío se reduciría a los mandatos del destino, del Karma o de los sinos fatales.

En una ocasión un indigente se asomó por la ventana de un asadero y vio un cliente disfrutando un delicioso pollo. Las cifras o los datos dirían que a cada uno le correspondió medio pollo… Una mentira disfrazada de verdad y amparada en las cifras…

viernes, 7 de junio de 2013

LA UNIVERSIDAD HUMANA: EDUCACIÓN SUPERIOR GRATUITA EN IBAGUÉ

Uno de los temas más sensibles a la hora de hablar de competitividad de una ciudad es el talento humano. Algunos piensan que lo que mueve a los industriales a instalarse en una región es la presencia de mano de obra barata. Esto es sólo parcialmente cierto. Lo que de verdad le interesa a los empresarios es la disponibilidad de talento humano calificado.
En la democracia, la posibilidad de ascender en la escala social está determinada por la movilidad social. Esto quiere decir que personas con mayores niveles de formación académica tienen más y mejores oportunidades laborales. Los habitantes que viven en los cordones de miseria tienen los más bajos niveles de formación académica.
Si bien es cierto que la formación académica es importante, se necesita que ella coincida con las necesidades de la región. Es lo que se denomina pertinencia. Existe un problema adicional. Algunas personas logran ingresar a instituciones de educación superior pero no consiguen mantenerse. Generalmente por razones económicas, alrededor del 50 por ciento se retiran de sus estudios. Es la deserción académica.
Para superar estos escollos la Alcaldía creó el programa Universidad Humana. Es un programa, más no una nueva institución de educación superior. Su propósito es ofrecer educación superior gratuita a personas bachilleres de los estratos 1, 2 y 3 egresadas de las instituciones educativas oficiales del municipio y a la población en condiciones de vulnerabilidad como discapacitados, madres cabeza de familia y desplazados, en programas técnicos profesionales, tecnológicos y carreras profesionales en convenio con instituciones de educación superior de la ciudad. Se pretende con esto mejorar la calidad de vida de los beneficiarios y sus hogares mediante la cualificación del talento humano del municipio, contribuir a fortalecer el emprendimiento, fortalecer los programas de articulación escolar, acercar la educación superior a la comunidad y mejorar la competitividad de la región.
El Concejo municipal creó un Fondo educativo con casi mil millones de pesos anuales para financiar a la Universidad Humana. Las clases se desarrollarán cerca de los estudiantes para facilitar su acceso. El municipio realizará convenios con instituciones educativas oficiales en comunas y corregimientos para que faciliten sus plantas físicas para el desarrollo de los programas. Además, la Alcaldía dotará estas aulas con los mejores recursos de las tecnologías de la comunicación y la información.
Los programas académicos se escogieron con el apoyo de los empresarios, consultando los deseos y anhelos de los estudiantes de último año de varias instituciones educativas oficiales y con la vigilancia del Ministerio de educación nacional.

Es una oportunidad para que jóvenes de escasos recursos que hayan obtenido buenos resultados en las pruebas SABER 11, aprovechen la oportunidad de educación superior gratuita. Lo mismo sucede con la población vulnerable que cumpla con los requisitos exigidos: discapacitados, madres cabeza de familia y población desplazada. La inscripción será únicamente a través de la página www.universidadhumana.com.co. La presentación oficial del programa será el próximo miércoles desde las 9 de la mañana, en el centro de convenciones Alfonso López Pumarejo de la Gobernación del Tolima.