LA MEDICALIZACIÓN DE LA VIDA
La crisis de la salud siempre se
mira desde la arista de la financiación. Que las EPS se quedan con los
recursos, no les pagan a los hospitales, que estos, por no poseer liquidez, no
pagan a sus trabajadores ni proveedores
y todo sumado, se traduce en un hueco que consume grandes cantidades de dinero,
de esfuerzos, de salud y calidad de vida.
Hay un tema no revisado a
profundidad. La medicalización de la salud y la vida misma. ¿Qué se entiende por
medicalización? Es un término lanzado a
la vida pública en 1975 por el historiador, sacerdote y filósofo austriaco Iván
Illich. Quien hizo una crítica radical al poder totalitario y absorbente de la
medicina sobre todos los aspectos que tienen que ver con el bienestar humano y
sobre todo, por los riesgos que puede generar esta intromisión.
Illich lo definió como el proceso
que se extiende de manera imparable por la sociedad de nuestro tiempo, por el
cual los médicos se ocupan y tratan problemas que no son médicos, que atañen al bienestar humano y que están
asociados a características intrínsecas de la vida y a la condición humana.
Temas como la sexualidad, la infelicidad, el envejecimiento y el deterioro
biológico, la soledad, la tristeza, la angustia, el alcoholismo y la muerte son
tratados como problemas médicos, como enfermedades.
La salud se reduce a atención
médica en toda su extensión. Y la atención médica, regulada por la lógica del
mercado, a formulación de medicamentos o productos médicos, ya sean éstos
prótesis, sondas, marcapasos, terapias, laboratorios, etc. La medicalización de
la vida se ha metido en todos los asuntos. Define qué es normal o no. Cuanto
debe medir o pesar un niño al nacer, el tamaño de los riñones, testículos,
cavidades nasales o glándulas mamarias. Busca prolongar artificialmente la vida
sin importar los costos ni la voluntad de los enfermos. Muchos de ellos ven sus
vidas sometidas a circunstancias bajo las que no desean vivir. Pero el negocio
de la unidad de cuidados intensivos debe facturar…
El poder normalizador o de control
de la medicina, según la prestigiosa publicación médica inglesa, British
Medical Journal, ha motivado una tendencia en aumento a clasificar como
enfermedades los problemas de la gente. La medicalización no es guiada por los
médicos sino por las grandes multinacionales que se enriquecen expendiendo
medicamentos y productos para la salud y la enfermedad.
El envejecimiento, por un proceso
normal de deterioro biológico, disminuye los depósitos de calcio en los huesos.
Eso lo volvieron los mercaderes de la salud y bajo el ropaje científico de la
medicalización de la vida, una enfermedad: la osteoporosis. Ella es un problema
pero no una enfermedad. Ahora las personas son, literalmente bombardeadas por
avisos publicitarios que las invitan a consumir medicamentos desde edades
tempranas, para evitar supuestas catástrofes futuras. Como los laboratorios que
venden las drogas son los mismos que patrocinan la investigación médica y los
congresos de actualización y divulgación, los profesionales de la salud están
en manos de los que se enriquecen con la medicalización.
Hoy la gente no piensa en comer y
vivir saludablemente, sino en tener cerca un puesto de salud, con médicos,
personal paramédico, droguería y dotación correspondiente. Pero esto en nada ha
mejorado los índices de salubridad.