viernes, 31 de octubre de 2014

CULPANDO A LAS VICTIMAS
Una característica de nuestros tiempos es sacarle el cuerpo a las responsabilidades. Buscar siempre culpables fuera de sí mismo para eludir responsabilidad y endilgársela a otros. Lo peor es que ahora se le echa la culpa a la víctima. Veamos algunos ejemplos.
Es clásico el tema de los derechos humanos. Nacieron como mecanismo de contención, desde los ciudadanos, para evitar que el Estado, haciendo uso legítimo de la fuerza, se excediera y atentara contra ellos. Como el comportamiento usual en el Estado ha sido el abuso del poder y excesos de autoridad, los derechos humanos se convirtieron en una piedra en el zapato para las autoridades. Se volvieron incómodos para los gobernantes por las continuas denuncias de sus violaciones. Como los derechos humanos son un acuerdo internacional entre los estados para defenderlos y respetarlos, varias naciones empezaron a sufrir vetos y sanciones. Entre ellas Colombia. Para evadir responsabilidades, se inventaron la idea de que los derechos humanos son responsabilidad de todos. Cuando una responsabilidad se diluye, la responsabilidad desaparece.
En esa misma línea, cuando las autoridades no dan respuesta satisfactoria en la protección a los ciudadanos frente al delito, en lugar de mirar con sentido autocrítico qué está ocurriendo, les echan la culpa a los ciudadanos. De esta manera los ciudadanos víctimas de los delincuentes resultan siendo culpables. Argumentan que los ciudadanos son descuidados, que “dan papaya”, que no viven atentos, que la autoridad no puede estar pendiente de todo. Al final resulta que al ciudadano lo robaron por culpa de él. Es decir es víctima y también culpable.
Hoy dicen que la calidad de la educación depende de los padres y del entorno, no de los maestros ni de la escuela. Un padre de familia pone su hijo a estudiar en un colegio privado, paga una pensión cara y no puede exigir nada si los resultados del estudiante son mediocres porque la culpa es del padre y de su hogar. Es una paradoja que una persona pagué por un servicio y no pueda exigir calidad en él, porque resulta siendo el culpable del mal servicio.
Los mensajes de hoy son cómodos para las autoridades: la salud es asunto de todos, la seguridad es responsabilidad de todos, por los derechos humanos debemos responder todos y si algo nos sucede es por culpa de todos. Cuando matan a alguien la gente se pregunta cosas como estas: ¿Quién sabe en qué estaría metido? ¿Qué le estarán cobrando? ¿Por algo sería? Es decir, el muerto debe ser culpable de alguna cosa. Dicho en otras palabras, es víctima y culpable a la vez. Si esto es así, para qué averiguar sobre el victimario, si de alguna forma se ajustaron cuentas y se hizo justicia.

A las mujeres que son abusadas, se les culpa por usar minifaldas o escotes, por ser bonitas y provocativas. Otra vez son culpables de ser víctimas. Creo que estamos construyendo, sin darnos cuenta, un mundo al revés. Un mundo que casi no vemos pero que se consolida cada día. Un mundo de injusticias cotidianas, de impunidad y de pérdida de derechos…

sábado, 25 de octubre de 2014

BATIDAS” MILITARES Y LOS DERECHOS HUMANOS
Alrededor de 20 muchachos departían alegremente en una esquina de alguno de los barrios populares de la ciudad. Los corrillos estaban animados y los jóvenes pasaban de uno al otro, de acuerdo a los temas de conversación. Varias botellas de cerveza estaban desocupadas en el piso y otras a medio llenar en las manos de los contertulios. De varios celulares salían músicas distintas. Las manera de llevar el pelo variaba desde los completamente rapados, crestas con gomina y colores hasta largas cabelleras…
Súbitamente grandes camiones bloquearon las vías y un grupo de soldados saltó de ellos a las calles. Al principio fue sorpresa para los muchachos, luego entendieron que se trataba de una “batida” del Ejército Nacional para reclutar personal. Estas redadas cada cierto tiempo retornan a la vida pública. Varios muchachos intentaron escapar pero la sorpresa, al abultado número de soldados y la estratégica ubicación de los camines lo impidió. La mayoría no tenía libreta militar…
Los que no poseían el documento fueron subidos a  los camiones. No con buenos tratos. Los gritos alertaron a los vecinos y algunas mamás aún en pijama, salieron a implorar para que no se llevaran a sus hijos. Varios papás pidieron dialogar con el comandante del operativo para explicar que el detenido era hijo único, o jefe de hogar o estudiante, pero nadie les escuchó. Los camiones cargados de muchachos se dirigieron al distrito militar.
Este proceder fue expresamente prohibido por la Corte Constitucional en su sentencia C-879 de 2011 al considerar que estas batidas son procedimientos irregulares pues van en contra de lo establecido en la Constitución Política de Colombia por su artículo 28. No se puede obligar a las personas a que definan de inmediato su situación militar.
Dice el fallo de la Honorable Corte Constitucional de las Fuerzas Militares no pueden entender la ley 48  de 1993 que reglamenta al servicio militar, “en el sentido que otorga competencia a las autoridades militares para realizar batidas indiscriminadas con el fin de identificar a los remisos y luego conducirlos a los lugares de concentración, pues esa práctica implicaría incurrir en detenciones arbitrarias prohibidas por el Artículo 28 constitucional”. Además, agrega la Corte, que los remisos sólo pueden ser retenidos momentáneamente para verificar su situación militar e inscribirlos si es del caso. En ningún caso retenerlos.
Tampoco pueden las autoridades militares conducir los ciudadanos a los cuarteles o distritos militares, retenerlos por largos periodos con el propósito de obligarlos a inscribirse, someterlos a exámenes médicos, cortarles el pelo y si resultan aptos incorporarlos y desplazarlos hasta las zonas de combate.
Entendemos que el servicio militar es un deber de todo ciudadano varón que cumpla con los requisitos exigidos. No obstante, es deber del Estado y sus instituciones defender y garantizar los derechos humanos, la dignidad humana y la libertad de las personas. Por lo tanto, en ningún caso, un ciudadano puede ser retenido por el Ejército Nacional en una batida, tenga o no libreta militar.

domingo, 19 de octubre de 2014

UNIVERSIDAD HUMANA E INCLUSIÓN SOCIAL

Tan solo un veinte por ciento de los estudiantes que ingresan al sistema educativo terminan el bachillerato. Y de los que terminan sólo otro veinte por ciento ingresa a la universidad. Es decir, alrededor del 5 por ciento de los estudiantes que inician su educación llegan a la universidad. Es un verdadero privilegio ingresar a ella. En las universidades privadas los costos son muy altos para que hogares de estratos bajos puedan sufragarlos. Y en las universidades públicas, cuyos costos son menos onerosos, el ingreso es muy difícil por la gran demanda y la escasez de cupos. Un joven que no puede continuar sus estudios es presa fácil de la delincuencia, las drogas, la prostitución, trabajo informal y ocio.
Consciente de esta problemática, la Alcaldía de Ibagué se propuso desde hace dos años crear un programa que abriera las puertas de la universidad a los más pobres y a la población vulnerable. Es decir, educación superior gratuita con calidad y rigor para los estratos 1, 2 y 3. Se denominó Universidad Humana. Para que perdurara en el tiempo se logró que el Concejo municipal lo convirtiera en política pública, asegurándole recursos anuales para su sostenibilidad a través de un Fondo Educativo del municipio. Hay que aclarar que la Universidad Humana es un programa no una institución.
Una vez convocados los estudiantes, una masiva inscripción se presentó, demostrando que la necesidad era grande y la pertinencia del programa. Los estudiantes se escogieron de acuerdo a los mejores resultados en las pruebas SABER 11, antiguo ICFES, y los más bajos puntajes en el Sisben. Entonces se escogieron a los mejores de los más necesitados.
Luego se contrató a las mejores instituciones de educación superior con sede en la ciudad, que ofrecieron carreras técnicas y tecnológicas y ciclos propedéuticos para carreras profesionales. Posteriormente se convocó a tecnólogos que quisieran continuar con los estudios para obtener el título profesional. En la actualidad casi mil estudiantes cursan las carreras que habían soñado pero que por los escasos recursos no podían realizar. Son muchos los hogares que ven con ilusión como esta oportunidad les abre las puertas para mejorar la calidad de vida y volver a mirar el futuro con esperanza y confianza.
Las universidades  aceptaron el reto de trabajar con adultos que hacía años habían terminado el bachillerato, prepararon cursos de nivelación académica y de inducción a las nuevas tecnologías de la comunicación e información, redoblaron esfuerzos para reducir la deserción y pusieron nuevos docentes en acompañamiento y tutorías. Valioso aporte y  aprendizaje.
El año entrante ya se tendrán grados. El mes entrante se realizará nueva convocatoria. La acogida y el entusiasmo han sido grandes. Varios municipios han pedido información porque quieren emular la experiencia. El mismo gobierno nacional, a través del Ministerio de educación nacional, decidió también acoger el modelo exitoso de Ibagué.

La Administración municipal ha sido reconocida nacionalmente por este programa de inclusión social, por creer en el talento y la capacidad humana de los habitantes de Ibagué y por estar convencidos que los sueños se pueden convertir en realidad.

domingo, 5 de octubre de 2014

ZONA LIBRE DE POBREZA EXTREMA EN IBAGUÉ
La pobreza un mal creciente en el mundo. Todos los días hay más pobres y menos ricos pero cada vez más llenos de dinero. Los investigadores han construido diferentes metodologías para medir el grado de pobreza de los ciudadanos. Unos lo miden de acuerdo a las necesidades básicas insatisfechas (NBI). Cuando un grupo humano no ha cubierto un umbral mínimo de necesidades básicas, que se ha determinado de antemano, se considera pobre. Otra forma de medirla es mediante la Línea de Pobreza que es costo per cápita mínimo que se necesita para adquirir una canasta básica de bienes que permita un nivel de vida adecuado. Algo así como la plata para pagar los gastos necesarios para vivir decorosamente.
Según el DANE en Ibagué esta cifra viene descendiendo. En el 2008 fue del 32.6%, en el 2010 del 26.6%, en el 2012 del 21.3% y en el 2013 bajó hasta 18.6%. En todo el Tolima la cifra del 2012 fue de 42.3% y descendió en el 2013 al 34.8% casi el doble de la cifra reportada para Ibagué. La cifra nacional es del 30.6% en la zona urbana y del 42.8% en áreas rurales. Visto de otra manera Ibagué tiene 106.975 personas pobres. Se ha mejorado bastante pero falta mucho todavía.
Otra medida es la de pobreza extrema o indigencia. Esta medición refleja los pocos ingresos que sólo alcanzan como mínimo para las necesidades básicas alimentarias. Únicamente  alcanza para comer. En Colombia para el 2013 la pobreza extrema era del 9.1%.  En nuestro departamento las cifras han mejorado. En el 2012 era del 15.3% y se redujo al 11.3% en el 2013. Ibagué mejoró del 7.3% en el 2008 al 2.8% en el 2012 y al 2.5% del 2013. Son cifras que muestran un alto nivel de inclusión en Ibagué.
Estos datos se traducen en que en Ibagué existen 13.572 personas que sobreviven con un mínimo de $96.422 pesos mensuales, es decir a una persona $3. 214 pesos le tienen que alcanzar para las tres comidas del día.
Otra manera de medir la pobreza es con el Índice de pobreza multidimensional. No mide sólo el dinero que se posea para comprar la canasta básica. Involucra cinco dimensiones y 15 indicadores: las condiciones educativas de los miembros de un hogar; las condiciones de la niñez y la juventud; la salud; el trabajo; el acceso a los servicios públicos domiciliarios y las condiciones de la vivienda. Son considerados pobres los que tengan privación de por lo menos 5 indicadores.

La alcaldía de Ibagué mediante su programa Ibagué Digna, estableció en la comuna 7, exactamente en los barrios Modelia I y II, Nazareth, la Ceibita y Chicó una zona libre de pobreza extrema (Zolip). Ya cuenta con el apoyo y colaboración de la  Agencia Nacional para la superación de la pobreza extrema, del Departamento para la Prosperidad Social (DPS), de la Gobernación del Tolima y de algunos privados como la ANDI, Fenalco, Prosperando y la sociedad tolimense de ingenieros, entre otros. Una audaz apuesta por la inclusión social y la superación de la pobreza.