viernes, 25 de septiembre de 2015

AMOR Y PERDÓN PARA LA PAZ
Casi todo el país está opinando por la firma en La Habana de los acuerdos de justicia transicional entre gobierno y Farc. Es importante porque pone la realidad de la paz más cerca que nunca. Ese es un tema de la mesa de negociación. En otros espacios muy distintos está la población colombiana que será la que tenga que refrendar o no los temas pactados.
Los colombianos, en cuanto a la paz, los podemos clasificar en tres grupos. Los dolientes, los indiferentes y los enemigos de la paz. En el primer grupo podemos agrupar a dos sectores: las víctimas, que esperaban ser tenidas en cuenta y creo que lograron su cometido. Otro sector son los interesados en la paz. Aquí agrupamos al gobierno, algunos partidos políticos, las guerrillas, la iglesia y algunas organizaciones de la sociedad civil y de ciudadanos. Y sobre todo los que habitan las zonas de guerra, que llevan décadas sufriendo el conflicto armado. Todo este grupo no es mayoritario. Creo que representa un 30% de la población.
Los indiferentes son la mayoría. Calculo que son la mitad de los habitantes en capacidad de decidir. Son aquellos que viven en las ciudades y ven la guerra como algo que ocurre muy lejos, que no los afecta y de la que se enteran solo por los informes de la prensa, las telenovelas o los corrillos en esquinas, clubes o costureros. Disfrutan de las ventajas de las ciudades y el campo sólo les interesa como espacio de recreación ocasional y eso sí, que esté bien dotado de los beneficios urbanos. Son muy influenciables por los discursos de los medios de comunicación.
El grupo de los enemigos también es minoría. Es muy organizado y aprovecha muy bien los espacios publicitarios para difundir su oposición, escepticismo y pesimismo. Incluso apela al terrorismo lanzando juicios temerarios para aterrorizar y generar miedo en la ciudadanía. Está conformado por un partido político (el Centro Democrático), unos gremios, militares retirados y algunos ciudadanos a los que les interesa mantener la guerra porque se lucran de ella. Tienen sed de venganza y de buenos negocios. Se aprovechan del dolor de las víctimas para sacar réditos políticos y sociales.
Este es el panorama social que tendrá que afrontar la paz para poderse consolidar. Si el ruido de los enemigos de la paz es ensordecedor, van a obnubilar a los indiferentes, obtendrán las mayorías y se nos avecinan nuevos ríos de sangre, odio, llanto y dolor.

Lo que se necesita es una actitud crítica, que estudie y analice los acuerdos y que evalúe los verdaderos beneficios para el país y sus gentes. Que piense en tono de paz, no en tonos de guerra, envidia, venganza y retaliación. Que recojan en sus almas las enseñanzas de Jesucristo, que predicó dos cosas muy valiosas para este proceso de paz. Amor y perdón. Se requiere que el amor al prójimo guíe la reconciliación. Y que el perdón permita la reincorporación  a la vida civil de muchos seres humanos que merecen una segunda oportunidad en este adolorido país.

viernes, 18 de septiembre de 2015

¡TODO ES UN MONTAJE, AQUÍ NO PASA NADA!

El clientelismo y la corrupción son dos caras de la misma moneda. Por un lado un político presiona a las personas mediante favores y dádivas para obtener ventajas electorales, y por otro, se aprovechan las amistades y relaciones para  traficar influencias.
Esto lo estamos viendo en esta campaña política, lo que si llama la atención es que cuando alguno de estos políticos o sus allegados son sorprendidos salen a argumentar que les hicieron un montaje. Que los enemigos tramaron una escena mentirosa para montar toda una calumnia y sacar ventajas de ese embuste.
En la oficina de un secretario de despacho de la gobernación del Tolima se descubre gran cantidad de propaganda para impulsar la candidatura a la gobernación de Mauricio Jaramillo y lo primero que salen a decir es que fue un montaje. La investigación quedará en nada porque el tráfico de influencias impedirá que avance.
Un candidato al concejo de Ibagué promueve invasiones de terrenos públicos y, prácticamente exige que voten por él, porque gracias a su tráfico de influencias las autoridades no han tomado cartas en el asunto. Promueve con estos invasores, gente pobre y muy necesitada, la candidatura de Rubén Darío Rodríguez a la alcaldía y, nuevamente de Mauricio Jaramillo a la gobernación. Cuando se pegunté por el caso es muy factible que se diga que fue un montaje, una vil calumnia contra un servidor sincero de la comunidad…
La Televisión nacional alertó sobre la manera como el subdirector de desarrollo ambiental de Cortolima, reunió a sus subalternos, les exigió dinero y el voto de ellos y sus familiares y amigos  por sus candidatos a la Gobernación Mauricio Jaramillo, al concejo  y a la asamblea, so pena de perder sus respectivos cargos o contratos. También les dijo que les debían sus cargos a un representante y a un senador. Como esto generó un escándalo, lo solucionaron con la renuncia del funcionario y la decir que le pusieron palabras que él no dijo y que la reunión era para otra cosa… que todo era un montaje.
El candidato Mauricio Jaramillo, que dice tener el perrero listo contra la corrupción, dirá también que es un montaje, una artimaña de sus enemigos que se dedican a fabricar noticias falsas y temerarias. Contratacará para intentar tapar la polvareda. Mientras su hermano Guillermo Alfonso tan enemigo de la corrupción, no oye, no ve ni entiende.
Esto demuestra que la forma tradicional de hacer política sigue haciendo de las suyas. En la práctica de todos los días utilizan los cargos públicos y el erario para beneficio particular, aunque con un discurso de honestidad y transparencia. Ante cualquier acusación, no importa lo sustentada que esté, se defienden diciendo que los enemigos y contradictores políticos han orquestado una tramoya de mentiras, calumnias y falacias en su contra. Si alguna investigación prospera, no es porque sean culpables sino porque la justicia es amañada, venal y acomodada. Al final, alegan que todo es un montaje, que aquí no ha pasado nada. Y que salgan a votar.

@agustinangarita

sábado, 12 de septiembre de 2015

LUCHA POR LA GOBERNACIÓN DEL TOLIMA

Estamos en plena campaña. Cuatro candidatos quieren ganarse simpatías de los electores y disponen de diferentes estrategias para lograr los votos que les aseguren el triunfo electoral. Analicemos candidatos y sus posibilidades.
Carlos García médico especialista que estuvo primero en cámara y luego varias veces en senado. La Corte Suprema lo absolvió después de haberlo tenido en prisión durante varios años por nexos con paramilitares. Tiene gran experiencia legislativa pero casi nula en el ejecutivo. Sería un factor negativo cuando se mira el espejo del mal gobierno de Petro en Bogotá, un excelente legislador pero sin pasado por el ejecutivo. Esta falta de experiencia la pagan hoy los bogotanos. Tiene pocas posibilidades. Está creando organización política propia, seguramente para fortalecer las aspiraciones futuras de su hijo, actual representante. Aliado con Ricardo Ferro le daría el oxígeno económico que necesita este aspirante a la alcaldía y sería punta de lanza del proceso que quiere García.
Jaime Eduardo Reyes Martínez es el candidato más joven y de mayor vocación y trayectoria académica. Tiene experiencia en el ejecutivo tanto departamental como municipal. Su estructura electoral en los municipios aún es débil. Por lo que sus posibilidades electorales le permitirían en el mejor de los casos, ser tercero, pero distante, en la disputa electoral que se avecina.
Mauricio Jaramillo es un candidato con posibilidades reales de ganar la gobernación. Fue senador varios periodos. Ha sido jefe de su partido liberal. De temperamento recio se ha granjeado antipatías y malquerencias. Pese a que su campaña dice que combatirá la corrupción, finca sus esperanzas en el apoyo de la chequera oficial para aceitar maquinarias electorales municipales. No tiene ninguna experiencia en el ejecutivo. Organizó una alianza política con los partidos tradicionales para respaldar su candidatura que se ha ido fraccionando poco a poco.
Oscar Barreto Quiroga, también aspirante. Ya fue gobernador del Tolima. Su trabajo de consolidación del sur del departamento, le quitó piso social a la insurgencia y facilitó el proceso de pacificación de esta región, tan azotada por la violencia política. La infraestructura vial y educativa recibió un fuerte impulso en su gobierno. Municipios de tradición liberal hoy le reciben con aclamación y respaldo. Los conservadores con mayores veras. Ibagué ha sido tradicionalmente fortín liberal y quien marca la diferencia a la hora de elegir. Contra todos los pronósticos Barreto está arrasando en los pronósticos electorales. Ha avanzado tanto que ahora él convoca reuniones en barrios cuando lo usual era que los candidatos a la gobernación se pegaran a los de la alcaldía.

Si las elecciones fueran mañana Barreto ganaría por un margen muy significativo. Como van las cosas, el 25 de octubre las diferencias auguran ser mayores. La derrota del partido liberal lo dejaría en gran crisis y urgiendo renovación. García tendrá su movimiento, pequeño pero propio y se relame los bigotes pensando ganar la alcaldía para sus intereses. Jaime Eduardo depende del monto de su votación, si es escasa, sería catastrófico, si es digna estará listo para causas futuras. Todavía nada está definido, pero ya hay fuertes tendencias…