jueves, 13 de enero de 2011

¿POR QUÉ QUEDAN MAL HECHAS LAS OBRAS DEL ESTADO?
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Preguntas que dan vueltas en la cabeza de muchos ciudadanos son ¿por qué las obras públicas son de tan mala calidad? ¿Por qué, si existen tantos organismos de control y vigilancia, las obras quedan mal ejecutadas y hay, con mucha frecuencia, que rehacerlas o modificarlas sensiblemente?
Las respuestas son diversas y variadas, pero todas confluyen en la corrupción. ¿Por qué? La financiación de las campañas de los gobernantes, costosas por cierto, tienen suculentos aportes de los contratistas. Es decir, si un gobernante sale elegido, es con compromiso, no con sus electores, sino con sus financiadores. Esto nunca se dirá públicamente, para eso habrá un discurso edulcorado que diga que su espíritu de sacrificio lo hará trabajar día y noche sin descanso en beneficio del pueblo, en beneficio de las clases populares.
¿Cómo le van a cumplir a un contratista, si existe una ley de contratación y los gobernantes firman un compromiso de trasparencia? Hay varios caminos. Los contratistas con sus abogados harán la convocatoria oficial con sus respectivos pliegos, de tal manera que no importa quién concurse, ellos se la ganarán. Convocatoria hecha a la medida del contratista. Este mecanismo tiene riesgos, pues algunos concursantes pueden darse cuenta del engaño y protestar haciendo escándalos en medios de comunicación independientes. Otra salida son los convenios interinstitucionales. El Estado contrata con un instituto descentralizado una obra. En otras palabras, el Estado contrata con él mismo. Saca plata de un bolsillo y se la pasa a otro de su mismo pantalón. En eso no habría trampas. Lo que sucede es que así se evita una licitación pública. Y el ente contratado podrá subcontratar a quien le ordene el gobernante para la ejecución de la obra. Así el gobernante cumple su compromiso de campaña.
Bueno, pero un contratista puede ser eficiente y esta maroma legal no lo deslegitima para que por este esguince, haga las cosas mal. Es cierto, pero es que aquí no para la corrupción. El mandatario “cobra” por el favor. Según dicen, la época de Maradona ya pasó, y ya no se cobra como porcentaje el número del famoso futbolista, el 10, sino el 20 y más. La sabiduría popular dice que del palo salen las cucharas. ¿De dónde sale la plata para pagarle al mandatario, para que los funcionarios no traben la cuenta,  para que el interventor acepte como bueno lo que no puede ser bueno y para que el contratista gane por su trabajo? No lo dude. La plata sale del contrato aprobado. La plata sale de reducir la calidad de los materiales, de hacer marrullas para adicionar el contrato con sobrecostos, etc. En resumidas cuentas, la obra quedará mal hecha, la ciudadanía refunfuñará unos días, pero lo olvidará, como  olvidará que el gobernante por el que votó, no era adinerado pero ahora sí; que vivía en un barrio popular, pero ahora lo hace en un exclusivo sector y se desplaza en costosos vehículos, que con el sueldo que gana no podría comprar.
Cuando se produce una algarabía por una obra mal hecha, las autoridades anuncian que se iniciará una exhaustiva investigación, prometen que encontrarán y castigarán a los culpables,  que esta vez sí se hará justicia y que la impunidad no pasará. Pero no pasa nada. ¿Entendió por qué las obras oficiales no duran?