La más reciente encuesta contratada por El Tiempo y
La W radio a Datexco, muestra como cae en picada la favorabilidad de nuestro
alcalde Guillermo Alfonso Jaramillo. Las cifras son contundentes: en enero de
este año la aceptación del alcalde era del 72%. En julio pierde 20 puntos y
baja al 52%. También la imagen desfavorable le aumenta rápidamente. En enero
era de sólo un 11% y en julio crece 28 puntos y asciende al 39%.
El Centro Nacional de consultoría también mide la
imagen positiva de los alcaldes para el noticiero CM&. En abril, para
evaluar los primeros cien días la aceptación del alcalde Guillermo Alfonso era
del 83% pero en junio descendió a 74%. ¿Por qué en tan sólo 6 meses de gobierno
se deteriora tan rápido la imagen favorable del mandatario? Veamos algunos
aspectos que a los ciudadanos no les ha gustado del actuar del alcalde de
Ibagué.
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Despedir a mujeres embarazadas argumentando que
no tenían derecho a quedarse trabajando y luego recibir por parte de la
justicia la orden de reintegrarlas. El estado debe ser garante de derechos y él
con su proceder parece no entenderlo.
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Nombrar a personas con inhabilidades
reconocidas: dos abogados, una secretaria y un gerente. En este último caso se
supo por declaración de quien él dijo sería “sus ojos en el IBAL”, que con
conocimiento pleno lo nombró, pero puso a otro a posesionarlo para no
implicarse…
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Mantener ilusionadas a muchas personas
trabajando sin pagarles sueldo durante varios meses, para mostrar esto como un
ahorro presupuestal, mientras gasta millones en una nómina paralela de
funcionarios de su confianza.
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Traer a trabajar en la ciudad a personas de
Bogotá, la costa o Medellín cuando ya en sus manos se le disparó el desempleo y
la informalidad.
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La improvisación que se ve por todos lados: 14
proyectos de acuerdo rechazados en el Concejo por falta de documentación,
sustentación, soportes y planeación.
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Permanente maltrato verbal y actitudinal con
subalternos y líderes comunales y cívicos.
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El trato descortés, grosero, displicente y
retador con miembros de la prensa, empresarios, inversionistas, autoridades y
profesionales de la ciudad.
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La cascada de impuestos que lesiona el bolsillo
de los ibaguereños: reajuste del predial, valorización, plusvalía, sobretasa
ambiental…
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Las promesas de campaña incumplidas como el caso
de la prohibición del parrillero para los motociclistas…
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La inoperancia frente a la inseguridad y el
aumento del delito en el municipio.
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La manera como ordenó a sus funcionarios
oponerse a las acciones bien encaminadas del gobernador Dr. Oscar Barreto, con
lo que perjudicó barrios y comunas de Ibagué.
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El manejo politiquero, sectario y cargado de
odios que le viene dando a su gobierno.
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Los escándalos por acciones fuera de la ley como
lo demuestra una demanda penal que le acaban de instaurar en la fiscalía.
Estas son algunos puntos que explican por qué ha
caído su popularidad y crece la desconfianza ciudadana. Nunca antes, en tan
poco tiempo un alcalde había generado tan acelerado derrumbe de su imagen y
credibilidad…