sábado, 4 de septiembre de 2010

¡QUE VIVA LA SEGURIDAD EN IBAGUÉ!

Cuando uno revisa los presupuestos de inversión se refleja en qué se gasta la plata de los colombianos, constatamos entonces, que la prioridad que ha establecido el gobierno es la de la seguridad. Según las creencias de los que manejan el país, la inseguridad es la causa de todos nuestros males y que es por ella que no se genera empleo, que no nos llega inversión extranjera y que no somos productivos ni competitivos. Esa es la razón por la cual la mayor parte de los dineros públicos se han dedicado a comprar aviones, tanques de guerra, armas, municiones, cámaras de seguridad para vigilar calles y sitios públicos, y a vincular más miembros de las fuerzas militares y de policía. Por ende se ha invertido muy poco en salud, educación, saneamiento básico, carreteras, universidades, etc.

Es posible que uno no esté de acuerdo con el énfasis en la seguridad como medida para solucionar nuestros problemas. Pero si los resultados son positivos y contundentes, como dicen los campesinos, toca agachar la cerviz y aceptar sin chistar. Sin embargo, todo parece indicar que la seguridad, vista desde el nivel del ciudadano común y corriente, vista desde el hogar, el barrio y la vereda, no da para sentirse ni seguro ni confiado.

Los sicarios siguen actuando, al parecer, sin freno. Son casi a diario los reportes de ciudadanos asesinados por esta modalidad delictiva. ¿Y la seguridad donde está? Los informes judiciales muestran como los casos de atracos en la ciudad son consuetudinarios. Y que hablar de los ciudadanos que son perseguidos y hasta heridos y asesinados por robarlos, cuando sacan gruesas sumas de dinero de los bancos. Las entidades bancarias tienen sofisticados sistemas de seguridad, ¿será que las autoridades se han tomado la molestia de estudiar con detalle el modus operandi de los ladrones, que les permite identificar con facilidad a los portadores de dinero? ¿Habrán investigado si hay alguna relación con el personal vinculado a esas entidades, teniendo en cuenta el conocimiento preciso que obtienen los ladrones sobre las victimas a atracar? ¿Qué han dicho los sindicatos bancarios, será que no les importa que la ciudadanía piense que puede existir algún grado de complicidad entre los empleados bancarios y los ladrones? Son centenares los atracados en lo que han llamado fleteo. ¿Y la seguridad por donde anda?

El listado puede crecer si agregamos los robos a residencias, las violaciones a menores, los atracos en motos, los robos de los maletines de los útiles escolares de los niños a la salida de los colegios y escuelas, y otros delitos. Claro, lo que nos debe mantener tranquilos es que según dicen las autoridades, la seguridad está bien financiada, que tenemos más pie de fuerza y que todos los días nos muestran por los medios de comunicación resultados positivos de narcotraficantes extraditados, de paramilitares desmovilizados y de guerrilleros detenidos y dados de baja. Lo grave es que mientras los mandatarios muestras cifras y datos aparentemente exitosos combatiendo la delincuencia, los pillos atracan y roban en las calles, desocupan los apartamentos y las casas,  secuestran, extorsionan y boletean, otros asesinan, desplazan y desaparecen gente. Los comerciantes venden motos y vehículos a granel con todas las facilidades de pago pero sin tomarse la molestia de que quien los compra no sabe ni de reglas de transito ni tampoco conducir. No es raro, entonces, que la inseguridad vial sea la principal causa de muerte en las ciudades. Aparte de las tonterías que acabo de enumerar, vivimos llenos de confianza y de tranquilidad, es decir, todo lo demás es seguridad ciudadana.

Claro que este no es un tema electoral, por lo tanto poco importante. A mí si me preocupa y mucho. ¿Y a usted?