martes, 2 de noviembre de 2010

LA CULTURA DE LO PÚBLICO

Cuando se habla del Estado, se entiende que representa la máxima expresión de lo público, de lo que es de todos. Sin embargo, para el caso nuestro, desde su nacimiento el Estado no fue público, sino obedecía a intereses particulares. Primero el Estado estaba al servicio de intereses españoles. Con la independencia pasó a servir a los criollos adinerados que les arrebataron el poder a los “chapetones.” Quiere decir, que el Estado, desde su origen, nunca ha sido público, siempre ha tenido dueño, estando al servicio de particulares.
Se dice que la vida de la sociedad se divide entre lo público y lo privado. Pero lo público nunca habría sido tal, siempre habría estado dominado por intereses particulares, por intereses privados. Entonces, lo que se creía era público, en la práctica sería privado, o la ciudadanía lo sentiría como si tuviera dueño, como si no perteneciera a ella. Por lo tanto, lo público, lo que sería de todos, no existiría sino como un decir, como un discurso para descrestar calentanos. Veamos esto en detalle.
¿Por qué la gente saca la basura de la casa y la deposita en los separadores de las vías, en los andenes o en los parques? Porque como los parques, calles, separadores o  andenes no son de ellos, pues no importa ensuciarlos. La gente puede que no sepa quién es el dueño, pero lo que si sabe es que ella no lo es, por eso no cuida, no protege, no le interesa. Si robar al Estado, sería robarse uno mismo, ¿por qué se lo roban todos los días? Porque nadie siente el Estado como algo propio. Lo que siente la gente es que el Estado es de alguien, que tiene dueño, y como cree que hay que aprovechar las oportunidades, pues se lo roban. Para la gente lo público, es algo privado. Y lo que sería privado ha quedado reducido a lo íntimo.
Entonces, esta sociedad estaría dividida entre lo privado y lo íntimo. Lo público sería un espacio a construir. La noción de lo público hay que edificarla desde la escuela, desde la familia, los medios de comunicación, los comportamientos de las autoridades. La corrupción es la expresión de la captura de lo público por intereses privados. La corrupción no se combate impidiendo que roben unos, para que puedan robar otros. Si la gente interioriza en su diario vivir que lo público le pertenece, que cuidarlo le beneficia y le conviene, se habrá dado un paso muy grande en la lucha contra la corrupción y por construir una sociedad ordenada, justa y respetuosa.
La educación con castigo no funciona. La letra con sangre no entra, aunque algunos todavía lo creen. Con castigo, a palos, se amaestran los animales, pero eso no es educación. La cultura implica la reiteración e interiorización de conductas, comportamientos y valores concertados socialmente y transmitidos de generación en generación como maneras de vivir. La cultura no se construye desde la represión, sino desde el dialogo, la convivencia y la concertación.
¿Quién la habrá metido en la cabeza al alcalde que la cultura ciudadana se construye sin pedagogía, con amenazas, policía y represión? ¿Que se construye por decreto y a la fuerza? ¡Qué alcalde tan culto tenemos!